Cuatro años llevo contando historias de la fauna de Santorcaz, la mayoría de las veces son sobre aquellos animales que consigo fotografiar, otras veces me conformo con sus rastros o señales. Comienzo el año con una nueva historia de bichos que dejaron sus rastros hace mucho más tiempo.
Imaginemos que nos encontramos en el Mioceno Superior, hace unos 10 millones de años, cuando los dinosaurios llevan ya 55 millones de años extinguidos. Santorcaz se encuentra aproximadamente en el centro de una cubeta rodeada por el Sistema Central, los Montes de Toledo y el Sistema Ibérico. Esta cubeta no tiene salida al mar, pues aún no ha habido ningún río capaz de atravesar esas montañas. Por tanto, el agua de lluvia se concentra en una serie de lagunas y marismas poco profundas. Procesos de desecación y la actividad de algas cianofíceas y caráceas hacen que poco a poco se vayan depositando grandes cantidades de las sales que se han concentrado en las lagunas por no tener salida al mar. En este periodo, esas sales son principalmente carbonato cálcico, que con el paso de muchos miles de años da como resultado la creación de potentes estratos de caliza. Es muy difícil, y casi nunca sucede, pero alguna vez, los animales que vivían en esas lagunas quedan atrapados y la caliza cementa a su alrededor, permitiendo que en la actualidad se conserven sus fósiles y podamos imaginar cómo era la vida en esa época.
Esta burda aproximación es para situar al lector en el contexto de los fósiles que he ido encontrando en Santorcaz a lo largo de mucho tiempo, algo que no es habitual, pero alguna vez ocurre. Cuesta imaginar la existencia de esos humedales hace tanto tiempo, pero los fósiles que expongo a continuación no dejan lugar a dudas, son acuáticos y algunos siguen viviendo hoy en los mismos hábitats.
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Molde de un Planorbis, un caracol de agua que desde el Jurásico, hasta hoy,
sigue encontrándose en masas de agua dulce |
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Este otro ejemplar se encuentra seccionado, y muestra cómo en el interior
de la concha precipitaron cristales de calcita |
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Otro ejemplar en el que ha sucedido lo mismo que en el anterior |
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Este molde externo, muestra un caracol del género Helix,
que son los caracoles que se cogen para guisarlos |
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Otro caracol del género Helix, conservado íntegramente |
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Los fósiles en Santorcaz son más frecuentes en las calizas grises,
y al partirlas pueden aparecer más |
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También las calizas blancas al partirlas, pueden contenter fósiles como este Planorbis
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Esta caliza gris deja ver la sección de una caracola, probablemente una Bythinia
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Además de muchos fragmentos de conchas, también se observa otra Bythinia?,
con el interior relleno de calcita |
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Sección de un caracol Helix? |
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Un Planorbis con algún precipitado de calcita |
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Algunas veces, con suert,e los caracoles salen completos.
En el de la izquierda se aprecia una costra de óxidos de hierro |
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Con estas caracolas también hubo suerte. Pueden ser Lymnaea? |
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Aquí hay secciones de otras tipos de caracolas: Paludina? |
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Aquí se aprecia el molde externo que dejó un Planorbis |
Hay otras veces en que se pueden encontrar cosas que nos pueden confundir... Se deben a la actividad de las algas cianofíceas, que producían precipitados de calcita sobre cualquier objeto sólido.
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Parece un hueso pero se trata de un oncolito, un precipitado
de calcita sobre alguna rama que luego desapareció |
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Estos oncolitos, tienen forma de oreja, y pudieron formarse
sobre una piedra o una concha de un bivalvo |
Algunos fósiles más he encontrado, aunque son de época mucho más reciente, puede que incluso no tengan más de unas decenas de años. Y es que la caliza es una roca que se disuelve por efecto del agua cargada de CO2, generando acuíferos cuyas aguas, cuando vuelven a salir al exterior producen precipitados y costras calizas sobre aquello que encuentran en los manantiales: musgo, restos vegetales y hasta conchas de caracoles. Este tipo de formaciones se conocen como tobas calcáreas o travertinos. A pequeña escala se producen en los manaderos de Santorcaz, a gran escala se generan en Las Lagunas de Ruidera, por poner un ejemplo conocido.
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Aquí el carbonato cálcico ha precipitado sobre caracoles iguales a los actuales |
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No se aprecia muy bien, pero aquí se observa el molde de una hoja de olmo |
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En este caso la calcita ha precipitado sobre ramas, conchas y musgo |
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De nuevo, se aprecian los nervios de hojas de olmo |
La Paleontología no es mi fuerte, así que seguramente haya muchos errores en esta entrada, así que si alguien quiere hacer una corrección o una sugerencia ¡será muy bienvenida!
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