Varias semanas sin ir a Santorcaz y varios meses sin salir al campo, así que a pesar de los 4 grados bajo cero del pasado sábado, no pude resistirme y me marché un rato a ver bichos. Había que volver pronto a casa con la familia, así que como siempre, madrugar me ayudó a ver una familia de corzos.
Lo habitual en las corzas (Capreolus capreolus) es que tengan dos crías,
pero esta, había tenido trillizos
No hay mucho monte en Santorcaz, pero aún así, ésta madre ha conseguido
sacar adelante a tres crías que ya casi son de su tamaño
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Me sorprendió verlos tan al descubierto cuando ya eran alrededor de las 9 de la mañana |
Pero como decía, fue lo de madrugar lo que, antes de disfrutar de esa familia de corzos, me hizo contemplar un frío amanecer con la torre de la iglesia de fondo.
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Parece un día de verano amaneciendo tranquilo, pero era otoño con temperaturas de invierno |
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Poco después de las ocho el sol consiguió rebasar el horizonte |
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Cuando ya había amanecido las espigas de los espartos tomaron parte de la luz del sol |
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Casi en la otra punta del cielo la luna también estaba a la vista |
A parte de los corzos y el amanecer, la mañana no dio para muchas más fotos, tan sólo algunos pajarillos lejanos posados sobre las altas ramas, así que si la pandemia lo permite habrá que salir a buscar más cosas que ver.
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Los gorriones morunos (Passer hispaniolensis) ya son más fáciles de ver que los molineros |
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Mezclados con los gorriones había, jilgueros, pinzones y pardillos (Carduelis cannabina) como estos cuatro |
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En una encina una hembra de pinzón vulgar (Fringilla coelebs) |
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En un sauce, un macho de tarabilla común (Saxiola torquata) me miró por encima del hombro |