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miércoles, 6 de junio de 2018

AGUILUCHOS LAGUNEROS, GOLONDRINAS DÁURICAS, CARBONEROS, ZARCEROS...

Casi nadie recuerda una primavera como esta, en la que llueve todas las semanas, y en cantidad, lo cual tiene su lado bueno, pero me crea la incertidumbre de si el día que voy a estar en Santorcaz voy a poder salir al campo. Tras una tormenta el sábado, el domingo amaneció despejado y allá me lancé, con la idea de hacer una pequeña espera oculto bajo la red de camuflaje. Buscaba aguiluchos laguneros (Circus pygargus) y aparecieron, pero no en el posadero que yo pensaba.

Una hembra de aguilucho se posó encima de una encina
Pero empiezo por el principio, lo primero que vi fue un petirrojo (Erithacus rubecula), un pájaro que cría en escasa cantidad por esta zona, ya que gusta de zonas algo más frescas y húmedas. Después fue una sucesión de pájaros variados hasta que llegué al escondite.

Entre zarzas y con este tiempo, este petirrojo se creería que está en Asturias
En el cerro de la Cuesta de la Torre, las cogujadas montesinas (Galerida theklae)
se posan en los almendros secos a cantar y tomar el sol
En esos almendros también cantan los carboneros comunes (Parus major)...
... que con el sol muestran sus colores con mayor intensidad
Desde mi asiento no sólo vi aparecer aguiluchos, también algunos otros pequeños pájaros.  

El primero en aparecer fue este verderón macho (Chloris chloris)
Luego apareció un zarcero (Hypolays polyglotta) entre las sombras
Al sol mostró sus tonos verdosos, pero es llamativa la diferencia de pico del zarcero, que es insectívoro, respecto al pico del verderón, un granívoro.
Los aguiluchos nunca se posaron en el almendro que yo esperaba,
 o volaban, o la hembra se posó en una coscoja lejana ...
... o directamente sobre el suelo.
De vuelta a casa, en una ladera soleada me entretuve con algunos insectos. 

Una bellísimia Euphydryas desfontainii, una mariposa muy escasa
Este licénido, más discreto y pequeño, también tiene su belleza
Esta otra mariposa Melitaea phoebe tenía sus alas ya desgastadas
Y como todo no eran mariposas, pongo aquí un escarabajo Tituboea sexmaculata?
En el Lavadero y el Caño Alto hice las últimas fotos de mi paseo en solitario.

En el lavadero los renacuajos , probablemente de sapo partero (Alytes obstetricans), crecen. Esperemos que a nadie le de por "limpiarlo" ahora, o peor aún, por soltar peces o cangrejos
Sobre el Caño Alto una curruca cabecinegra (Sylvia melanocephala) se puso a cantar
En los charcos, las golondrinas dáuricas (Cecropis daurica) cogían barro para sus nidos
La nuca y todo el vientre es color crema, a diferencia de las comunes
Hace unos pocos años, este tipo de golondrinas no habitaban en Santorcaz
Después de reponer fuerzas, toda la familia nos dimos un corto paseo hasta el parque de la piscina, y a pesar de cargar con el nuevo patinete, también cargué con la cámara. 

En la Ermita de la Soledad un brillante estornino negro (Sturnus unicolor)
se dejó fotografiar
También una pareja de gorriones, que normalmente no reparamos en ellos por lo comunes (Passer domesticus) que son. Aquí una hembra con alimento en el pico
Y aquí el macho cono todas sus galas. Son comunes, pero muy coloreados aunque no lo parezca
Acabo con una lagartija colilarga (Psammodromus algirus)
que cruzó la calle, subió por un terraplén y nos miró antes de desaparecer
  

miércoles, 12 de agosto de 2015

ZORROS, CORZOS Y DESPEDIDA

La pasada, ha sido esta una semana atípica, pues aunque hemos trabajado, la hemos pasado en Santorcaz. Por tanto entre semana hemos salido a dar algún paseo al atardecer, y aunque el ambiente ha sido tórrido, siempre algo curioso se puede ver.
El domingo, Lucía y yo, salimos a pasear hacia Pioz y la sorpresa me la llevé pronto, pues pude ver dos gangas ortegas (Pterocles orientalis) en vuelo alto. Nunca antes las había visto en Santorcaz. Habrá que estar atentos a ver si estaban “de paso” o son más residentes de lo que pensaba. En cualquier caso con la cámara no hubo mucho que hacer. Sólo perdices (Alectoris rufa), un ratonero (Buteo buteo) y al final, una familia de zorros (Vulpes vulpes) que nos entretuvieron con sus juegos, aunque desde muy lejos.


Perdiz en un mar de rastrojo
Ratonero común posado en una encina
Dos zorros se persiguen, y aunque con poca calidad de imagen, en el vídeo de más abajo, se aprecian las carreras y juegos de tres individuos



El lunes salí a dar una vuelta con un amigo del pueblo y dos miembros del Grupo Tagonius, asociación que en el ámbito de la comarca de la “Alcarria madrileña” tiene por objetivos la conservación de los patrimonios natural, etnográfico e histórico. Supongo que en breve empezará a cobrar más importancia en mis devaneos camperos. Incluso a la vez que una animada charla sobre las amenazas y oportunidades del medio que nos rodea, pudimos disfrutar del avistamiento de hasta cuatro corzos (Capreolus capreolus) al atardecer.


Corzo alertado por nuestra presencia
Otro día salimos Lucía y yo hacia Pezuela, y molestamos durante un rato a una abubilla (Upupa epops) que se levantaba del camino que llevábamos para volverse a posar unos metros más adelante, así que volvíamos a la situación inicial.


Las abubillas buscan insectos en los caminos y linderos
El día después, por el camino a Pioz no hubo suerte con los bichos, pero siempre es un gusto disfrutar de los atardeceres veraniegos, pues los juegos de luces y la caída de las temperaturas allí donde no hay asfalto ni hormigón, estimulan los sentidos.


Puesta de sol entre nubes
Y ya el domingo, sí que saqué tiempo para madrugar, y acompañado de un amigo alcalaíno, que ya siente este pueblo como suyo, dimos un buen paseo por Santorcaz y Anchuelo. El día estuvo tranquilo y la charla amenizó la caminata. 

De nuevo, disfrutamos con un zorro que nos debió estar observando durante un buen rato, hasta que nos dimos cuenta de que estábamos siendo “acechados”. Es un alivio que las leyes de la naturaleza se impongan, y que ni lazos, venenos ni furtivos consigan hacer menguar a tan adaptable, prolífico, astuto y bello animal. Si hay basureros, atropellos, naves y edificaciones por el campo llenas de ratones y ratas, va a haber zorros. Es así.

Zorro vigilando a los humanos
Siguiendo con el paseo, disfrutamos de algún pajarillo más, y aunque más de una vez tuvimos que guardar la cámara cuando ya teníamos casi enfocado al animal, algunos sí que aguantaron hasta poder apretar el “gatillo”, que es nuestro botón de disparo.

Hembra de pinzón (Fringilla coelebs) en un olmo seco
Macho de tarabilla común (Saxicola torquata) en un álamo seco
Ya en las puertas de Santorcaz, en el antiguo lavadero, mi compañero descubrió una culebra acuática viperina (Natrix maura), e intrigados, buscamos a ver de qué se podía alimentar. Descubrimos algunos renacuajos de gran tamaño, que por estar en un pilón y por lo avanzado del verano, me hacen sospechar que puedan tratarse de sapos parteros (Alytes obstetricans). Se trata de una especie cada vez más escasa y digna de nuestra protección y cuidado. Labores de “limpieza” de pilones mal llevadas a cabo pueden provocar el desastre reproductor para la especie, así que la solución es fácil, hay que evitar limpiezas en la temporada de cría. No obstante, como casi siempre, había algún carpín (Carassius auratus), que acabará con todo bicho viviente que intente reproducirse en el agua. Esta especie de Asia oriental, sin duda eliminará a ranas, sapos, libélulas, caballitos del diablo y otros animalillos que deberían alegrar las fuentes. El lugar de estos peces debería estar restringido a Asia oriental, acuarios y estanques de jardín.

Culebra acuática viperina, una de las culebras más tímidas e inofensivas
Posible renacuajo de sapo partero
No quiero acabar, sin dejar una pequeña reseña en recuerdo de quien más horas ha compartido conmigo en el campo, y si cabe, con aún más entusiasmo que yo mismo. Hace dos semanas que ya no pudo más. Alegre y fiel, delante o detrás de mí, pero siempre con ganas de patear monte aun cuando la edad y el calor querían vencerte... te echaré de menos Yerry.