Unas jornadas cálidas y soleadas como las de estos días no se podían dejar pasar, así que toda la familia hemos paseado por los campos de Santorcaz, tanto de mañana, como de tarde.
La verdad es que los pájaros no se dejaron acercar mucho, pues se nos veía a distancia. En cambio, algunas mariposas, acuciadas por el hambre y la escasez de flores, no tenían tantos remilgos a nuestra presencia.
|
Colias alfacarensis alimentándose |
No obstante, estando en el parque de la piscina, algunas de las aves más grandes se dejaron ver. Primero fueron un par de buitres leonados (Gyps fulvus) que tras ciclear un rato se marcharon hacia Pioz.
|
Buitre leonado cicleando mostrando su típica silueta |
Después llegaron varios grupos de grullas (Grus grus) que pasaron hacia el sur, con su incansable trompeteo. Sólo en ese día debieron pasar varios centenares sobre Santorcaz.
|
Bando de grullas con su típica formación en V |
|
Más cerca, se aprecida el cuello y las patas estiradas |
Por la tarde, también dimos otro pequeño paseo, y de nuevo nos encontramos con otro grupo de aves que contaba varios centenares de individuos. Esta vez eran estorninos negros o tordos (Sturnus unicolor) que silbaban al sol de la tarde posados en unos cables. Pero fue al acercarnos más, cuando de golpe, se levantaron muchos más individuos del rastrojo, con tal sincronización que causaron un gran estruendo.
|
A los estorninos se les llama tordos en Santorcaz |
|
Con un color negro muy brillante unos daban la cara y otros la espalda al sol |
|
Los estorninos son famosos por sus enormes bandos, que con movimientos sincronizados pueden dibujar curiosas formas en el cielo |
Y ya con el sol bajo el horizonte, volvimos al pueblo con la sensación de que el campo relajó a nuestra polluela, al contrario que el día anterior, en que pasamos la mañana en un centro comercial y tuvo la tarde más revuelta.
|
Anochecer desde la Ermita de la Concepción |