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lunes, 9 de marzo de 2020

AGUILUCHOS LAGUNEROS Y CHOVAS PIQUIRROJAS

Hay un amigo en Santorcaz que va a conseguir que este pueblo sea uno de los primeros que vuelva a tener olmos autóctonos (Ulmus minor) resistentes a la grafiosis. Desde los años 80, casi no quedan olmos vivos en España con más de unos pocos años, cuando antaño eran unos árboles muy valorados en todos los pueblos, por su tamaño y frondosidad, que daba sombra en todas las fuentes y arroyos de la zona. Éste amigo lleva muchos plantados, pero el domingo reservó uno para que lo plantase la niña. Allí estuvimos, y después de plantar el olmo, nos entretuvimos viendo unos cuantos aguiluchos laguneros (Circus aeroginosus) que andaban atareados con sus vuelos nupciales.

Los machos estaban muy activos...
... y dejaban ver los colores de sus capas superiores.
Por debajo se pueden ver distintos patrones de plumaje. 
Éste es un macho con el plumaje no completamente adulto.
Éste sí es un macho adulto
También nos llamaron la atención unos graznidos que no se escuchan por esta zona, una pareja de chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) se dedicaban a acosar a un aguilucho hasta hacerlo huir.

La pareja persigue al aguilucho
Chovas piquirrojas, con sus características alas anchas y cola en abanico

sábado, 18 de julio de 2015

VALLE DE HECHO

La segunda parte de nuestras vacaciones, la hemos pasado en montaña, en la zona del Valle de Hecho, en los Pirineos Oscenses. Montaña, ola de calor y un embarazo de siete meses no han impedido que disfrutemos a lo grande. Sólo había que madrugar, beber, no forzar y aprovechar a descansar en las horas de más calor y la noche.

Ya el primer día hicimos una pequeña prospección para situarnos y descubrir los imponentes picos que nos rodeaban y los, a veces, angostos valles que sirven de ejes de comunicación. Un ataque coordinado de tábanos y moscas, nos mandó pronto para nuestro hotel de montaña para preparar el duro día siguiente que teníamos pensado.

Castillo d´Acher a 2.384 m.s.n.m.
Río Aragón Subordán a su paso por la Boca del Infierno a unos 1.000 m.s.n.m.
Y es que el objetivo era llegar hasta Aguas Tuertas, es decir un paseo de algo más de 3 kilómetros de ida y unos 300 m de desnivel. Pero no habíamos salido aún del hotel, y por el rabillo del ojo vi un pajarón grande posado en unas ruinas. Pensé en un alimoche, pero al ser una granja, me dije que bien podía ser una gallina. Dí marcha atrás y la buena, era la primera idea.

Alimoche (Neophron percnopterus) posado junto a un montón de estiércol
Más cerca, se aprecia el plumaje y la característica "cara" amarilla del buitre sabio
Afortunadamente amaneció fresco así que sin problemas salimos a caminar desde el aparcamiento de Guarrinza por un valle lleno de marmotas, que nunca había visto.

Valle de Guarrinzas en el que se aprecia la pista que lo asciende por su izquierda
Familia de marmotas
Una marmota miró a un lado y a otro, y tras descartar peligros...
...se tumbó plácidamente a tomar el sol
Al final llegamos a Aguas Tuertas, con un espectacular paisaje ya poblado de habitantes típicos de la alta montaña.

Aguas tuertas, donde el agua se retuerce y la niebla se acumula
Verderón serrano (Carduelis citrinella), la primera vez que fotografío uno
Collalba gris (Oenanthe oenanthe)
Bisbita alpino (Anthus spinoletta)
Otro ejemplar acicalándose un ala
Acentor común juvenil (Prunella modularis)
Colirrojo tizón macho (Erithacus rubecula)
Rana bermeja (Rana temporaria) que saltó de la hierba a la roca, 
donde la pude fotografiar a placer
Un ratonero común (Buteo buteo) causó gran inquietud...
...en un bando de chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) 
y piquigualdas (Pyrrhocorax graculus)
La bajada, también nos deparó algunas sorpresas.

Lagartija roquera macho (Podarcis muralis)
Siempreviva de montaña (Sempervirum montanum)
Parnassius apollo, o mariposa apolo, especie restringida a la alta montaña, 
y que nunca antes había visto
Acentor común
La tarde ya la dedicamos a ver el Monasterio de Siresa, románico del S. XI, y el pueblo de Hecho, encantador.
Al día siguiente, también teníamos un objetivo que cumplir: ver un treparriscos. Nos habían dicho que era posible en la zona de Gabardito, y allá que fuimos. Conseguí ver fugazmente varias veces a un individuo pero fotografiarlo fue imposible. En cambio, sí que algunos otros habitantes del roquedo quisieron salir en la foto.

De camino se atravesaban zonas hayedos y pinares de pino albar
Al otro lado del cortado en el que se encuentran los treparriscos, 
también hay paredes donde seguramente abunden
Vencejo real (Tachymarptis melba), el más grande y veloz de los vencejos ibéricos
Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) que contaba con un nido en un paredón
Buitres leonados (Gyps fulvus) cicleaban plácidamente sobre nuestras cabezas
Después de la subida, ya en zonas bajas, también había cosas a las que prestar atención.
Nacarada o Argynnis paphia sobre un cardo azul de montaña (Eryngium bourgatii)
Zygaena trifolli o zigena de 5 puntos
Otra lagartija roquera, ésta creo que hembra

Por la tarde, nos cambiamos al valle de al lado, el de Ansó, también muy interesante y en el que además de ver el propio pueblo de Ansó, dimos un pequeño paseo por otro hayedo.

Petirrojo (Erithacus rubecula) en un avellano
No todo ha sido montaña y bosque en este viaje, también ha habido monasterios: Santa Cruz de la Serós y San Juan de La Peña; ciudades monumentales: Jaca y Sos del Rey Católico; paisajes espectaculares: Mallos de Riglos y castillos: Loarre. Como siempre, buscando un poco, es posible encontrar naturaleza en cualquier sitio. 



Los milanos reales (Milvus milvus) andaban por Hecho, Aínsa, Riglos y más pueblos, pero éste lo fotografié junto al monasterio de Santa María de Santa Cruz de La Serós, S. XI.

Herrerillo común juvenil (Cyanistes caeruleus) en un parque de Jaca
Carbonero garrapinos (Parus ater) en el mismo parque
Como buenos páridos, son capaces de adoptar difíciles equilibrios 
para llegar a coger cualquier insecto que se oculte entre las acículas
Colirrojo tizón, en un cartel junto a las praderas que rodean la Ciudadela de Jaca
Esta cochinilla (Porcellio monticola) de gran tamaño, paseaba tranquilamente con su coraza puesta, y no era para menos, estaba en el Castillo de Loarre, S.XI

Y ya estamos pensando en las próximas vacaciones, en las que ya no seremos dos, sino tres...

domingo, 4 de mayo de 2014

COLLALBAS NEGRAS EN EL ECCE HOMO

Este pasado jueves, aprovechando que era día festivo, subimos con unos amigos al Ecce Homo, uno de los cerros que rodea a la ciudad de Alcalá de Henares. Un intenso sol, alguna cuesta, un par de tortillas y buena compañía hicieron que disfrutásemos de un estupendo día de campo.
En cuanto a naturaleza, tampoco estuvo mal, en un corto trecho se atraviesan varios ambientes, cada uno con su fauna asociada. Destacan las repoblaciones de pinos con diferentes edades aunque en la actualidad han plantado cosas tan diversas como lentiscos y madroños.

Repoblaciones recientes de pinos carrascos (Pinus halepensis)
Los trigueros, habitantes de espacios abiertos (Emberiza calandra)
 aún habitan en pinares jóvenes
En pinares maduros, los pinzones (Fringilla coelebs) son los más numerosos
En algunos lugares sin embargo aún perviven algunos parches de monte autóctono formado por encinas (Quercus ilex) y coscojas (Quercus coccifera).

En término medio, monte autóctono rodeado de pinares
Junto a los pinares, barrancos cubiertos de esparto (Stipa tenacissima) y cortados arcillosos son los hábitats más extendidos.

Cárcavas y barrancas en las arcillas de Alcalá
Las chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) aprovechan los cantiles para anidar
Cogujada montesina (Galerida theklae) otro habitante de los matorrales
Enormes cañahejas (Ferula communis) llamaron nuestra atención
Ruinas como el antiguo castillo árabe de Alcalá o antiguas explotaciones ganaderas también ayudan a la fauna a encontrar cobijo en sus recovecos.

Una collalba negra (Oenanthe leucura) en uno de los lienzos en ruinas del castillo,
 con material en el pico, indicio que muestra la existencia de un nido cercano
Otra collalba, en actitud suplicante se dirige a la collalba de la foto anterior
En esta fotografía se aprecia perfectamente el curioso diseño de sus plumas caudales
Una salamanquesa (Tarentola mauritanica) se pasea sobre un graffiti
Por supuesto, el propio aire, también es un lugar a donde dirigir la cámara en busca de sus habitantes. En lo alto del Ecce Homo, se congregaban un gran número de vencejos (Apus apus) para capturar a los insectos que la brisa levantaba al chocar con la ladera.

Decenas de vencejos se alimentan de plancton aéreo, con la Sierra de Guadarrama
 al fondo y mi facultad en primer término, a la derecha ¡qué tiempos!
La cercanía del vertedero de Alcalá hacía también que el trasiego de cigüeñas, grajillas, garcillas bueyeras y milanos fuese continuo.

Milano negro (Milvus migrans) con su típica cola levemente escotada

En fin, en la entrada siguiente contaré lo que dio de sí el resto del macropuente, ya en Santorcaz.