Este sábado pasado no hizo tanto calor, pero como siempre madrugué un poco para aprovechar el periodo de máxima actividad de la fauna, y el de menor actividad de la familia. Lo primero que me encontré, fue lo mismo que la semana pasada, la familia de corzos (Capreolus capreolus), formada por la madre y dos crías.
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Primero vi sólo a la madre y una cría... |
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... pero después vi que uno de los hermanos estaba oculto |
Luego no vi mucho más, sólo unas urracas llamaron mi atención: estaban lejos pero había muchas juntas picoteando algo. De repente salieron despavoridas, un azor (Accipiter gentilis) llegó al lugar, su mayor enemigo. Sin embargo éste no hizo ademán de picar nada, así que la carroña que hubiese no le interesó. Prefieren cazar su propia comida.
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Una gran hembra mostraba su pecho claro en un ambiente que no es el suyo |
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Miró a todos lados y desapareció igual que había llegado |
El resto de animales, preferiría no haberlos visto de esa manera, pero sirvan estas líneas para hacer notar una vez más la cantidad de animales que perecen en las carreteras.
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Chotabras pardo (Caprimulgus ruficollis) |
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Posible cachorro de gato montés (Felis sylvestris) |
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Había otro cachorro unos pocos metros adelante |
Algunas noches salimos de paseo, y además de cada vez más salamanquesas, el cambio climático las beneficia, se encuentran insectos curiosos.
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Una gran chicharra (Decticus albifrons) |
Por último acabo con una imagen también curiosa.
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Aunque parece que vaya a impactar, miles de kilómetros separan al avión de la luna |
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