Una nueva escapada por los cerros de Santorcaz este domingo, apurando las horas en que la mayoría aún duerme. En esas horas tan tempranas, es posible encontrar animales "fuera de sitio". Es lo que me pasó con un gavilán (Accipiter nisus), una pequeña rapaz muy forestal que no se deja ver fácilmente, pero que me observaba desde un lugar muy expuesto y prominente: la atalaya árabe con sus grandes vistas.
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Gavilán sobre la atalaya árabe |
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Muy tímidos los gavilanes, éste en seguida levantó el vuelo |
Pronto llegó el calor, y como también era día de caza, la verdad es que no hubo mucho movimiento. En una de las pocas fuentes en las que no había cazadores apostados, estuve un rato escondido y sólo unos humildes fringílidos se atrevieron a mostrarse.
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Joven jilguero (Carduelis carduelis) |
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Pardillo común (Carduelis cannabina) |
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Verderón común (Carduelis chloris) |
De vuelta, vi una sombra fugaz cruzar la carretera a toda velocidad, y mi cerebro lo identificó como un gato montés (Felis sylvestris). Parece que este año están desatados los monteses. Al pasar por el lugar donde cruzó, allí estaban sus huellas en la cuneta pues debe ser que le sorprendí bebiendo y estaba manchado de barro.
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Rastro del gato montés, mostrando el galope |
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Detalle de una de las impresiones de barro |
Para terminar, casi a las puertas de casa descubrí una enorme camisa de, probablemente, una culebra bastarda (Malpolon monspessulanus).
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Seguramente, la culebra utilizó la alambrera para desprenderse de su vieja piel |
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