9 meses hacía que yo no amanecía en Santorcaz, y hoy he madrugado para hacer el último conteo de la temporada de cría para el programa SACRE. Como siempre, el objetivo era contar en un cuaderno y no hacer fotos, pero algunas veces "alguien" se pone a tiro y no lo puedo remediar.
En la primera parada, en el antiguo lavadero de Santorcaz, un macho de piquituerto (Loxia curvirostra) le cantaba a un sol aún sin fuerza.
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Piquituerto, siempre con pico cruzado |
Tras entretenerme con 5 aguiluchos cenizos en El Pozo de Guadalajara que no paraban quietos, la siguiente en posar, aunque sólo un instante, fue una totovía (Lullula arborea).
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Totovía, familiar de cogujadas y alondras, pero más arbórea y con un diseño cefálico característico |
También en El Pozo, en un préstamo abandonado donde los taludes han sido colonizados por aves que anidan en agujeros, varios gorriones chillones (Petronia petronia) vigilaban desafiantes sus nidos frente a un invasor armado sólo con cuaderno y lápiz.
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Gorrión chillón, con su típica mancha amarilla en la garganta |
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Lugar de anidamiento de los gorriones chillones |
En Valdarachas, y ya con un sol de justicia, un grupo de buitres leonados cicleaban a baja altura sobre las afueras del pueblo.
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Buitre leonado aleteando |
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Planeando |
También en Valdarachas, junto a un arroyo, un zarcero común (Hyppolais polyglota) imitando a golondrinas, cantaba camuflado entre las hojas de un membrillo.
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Zarcero común |
Terminé en Los Santos de La Humosa, ya con mucho calor y poco pájaro, pero rodeado de aromáticas y plantas en flor, que hacían las delicias de muchas mariposas.
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Gonepteryx cleopatra |
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Muschampia proto |
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Pontia daplidice |
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