Agotando los últimos días de vacaciones del año pasado, ayer decidí celebrar mi cumpleaños contando pájaros en la segunda visita del programa de seguimiento SACIN. Una pequeña nevada había caído la noche anterior en Santorcaz, así que como madrugué fue un placer estrenar la nieve.
Nada más salir del pueblo detecté a un alcaudón real meridional (Lanius meridionalis) que estaba al acecho de pequeños vertebrados y pajarillos. Tan absorto estaba en su búsqueda, que sólo con un silbido me prestó un poco de atención para mirarme y no darme la espalda ante la cámara durante unos segundos.
Alcaudón real meridional un pájaro capaz de dar caza a otros |
A la izquierda el alcaudón, a la derecha una urraca, muestra el pequeño tamaño de los alcaudones |
También buscando comida, un ratonero (Buteo buteo) oteaba posado en un poste eléctrico. Éste sin embargo, huyó de mí rápidamente, pues no suelen recibir buen trato por parte de cazadores furtivos.
Ratonero común sobre un poste de electricidad |
Enseguida empecé a detectar rastros de fauna por los caminos. Me llamó la atención la gran cantidad de huellas de conejos y liebres que ví, pero aún más me sorprendió que en todos los caminos y por el monte, siempre había huellas de perro. Y no iban acompañados de personas salvo una vez, siempre perros solos. Esto da que pensar que muchas veces acusamos a la fauna silvestre de la disminución de especies cinegéticas, y no nos damos cuenta de que los predadores más abundantes puedan ser perros y gatos que por las noches campan a sus anchas por el campo. Éstos se han extendido alrededor de naves y otras edificaciones dispersas por el campo.
Rastros de conejo a la izquierda y de perro a la derecha |
Continué contando pájaros, y en invierno suele ocurrir que muchas aves se junten, pues no tienen nidos ni territorios que proteger. Esto hace que puedan pasar muchos minutos sin ver nada, y de repente te encuentras con grandes bandadas que no puedes contar y tienes que estimar.
Grupo de trigueros (Emberiza calandra) sobre un almendro |
Trigueros preparándose para huir ante mi presencia |
Estorninos negros (Sturnus unicolor) |
Incluso en la nieve, no fui capaz de detectar una liebre (Lepus granatensis) encamada junto a un matojo. Tras el susto, vi que durante unos segundos salía vapor de agua de la tierra, lo que da idea del calor que desprendía la liebre.
Cama de liebre |
Y unos rastros me llamaron la atención y justo he visto que a otro bloguero también le ocurrió. En el blog de el Bichu encontré la respuesta.
Rastros que dejan las rectrices (plumas de la cola) de un ave |
En fin, un día frío pero agradable, pues la nieve siempre deja bonitas estampas y deja grabado durante un tiempo lo que pasa por el campo para el que lo quiera interpretar.