Desde hace años, cuando se acerca la Navidad, una mañana la dedico a contar pájaros para luego introducir los datos en el programa SACIN. Los datos servirán para evaluar las tendencias poblacionales de las aves invernantes a nivel estatal, pero a mí me sirve par prestar atención a los pajarillos que a veces pasan desapercibidos por ser muy frecuentes.
El que primero posó para mí fue un pardillo común (Carduelis cannabina), que fue una de las especies más abundantes del día.
| Pardillo común macho, con ciertos tintes rojizos en pecho y coronilla, que se intensificarán en la época reproductora |
El siguiente en posar, fue otro pájaro emparentado con el pardillo, el verderón (Chloris chloris).
| Verderón común macho, con un potente pico |
Después otro pájaro, pero esta vez no era un fringílido, sino un muscicápido, el petirrojo (Erithacus rubecula). Aún de parecido tamaño, los fringílidos tienen picos cónicos y fuertes que permiten abrir semillas. En cambio, los muscicápidos son principalmente insectívoros y su pico fino, permite capturar y sostener insectos como si se tratase de pinzas.
| Petirrojo, con su pose característica de alas caídas |
Volviendo a los fringílidos, una hembra de pinzón vulgar (Fringilla coelebs) también se dejó fotografiar.
| Pinzón, otro fringílido con pico cónico para abrir semillas |
Y ante toda esta variedad de pájaros, no podía faltar su mayor enemigo, el gavilán (Accipiter nisus), que en invierno es una de las rapaces más frecuentes de Santorcaz.
| A pesar de la ausencia de hojas, es difícil detectar al gavilán en la noguera |
| Pacientes, los gavilanes esperan a cualquier pájaro desprevenido para capturarlos |
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