De la mano de José Luis, nuestro guía de Llobu (http://www.llobu.es/), un par de amigos, Lucía y yo nos hemos sumergido en el mundo del lobo este fin de semana. El lobo (Canis lupus), el gran depredador europeo, faltó a su cita pero sentimos su presencia, no sólo por los rastros y señales que nos dejó, si no por las historias de lobos de José Luis, de un ganadero al que visitamos, por el comportamiento de sus presas y en general por todo lo que rodea a este mítico animal en el lugar con mayor densidad de Europa occidental: la Sierra de la Culebra.
Las jornadas empezaban temprano, llegando de noche al punto de observación. Y es que la noche, el amanecer y el anochecer es el momento de mayor actividad para la gran parte de los mamíferos. Pronto, descubrimos que esa noche resulta fatal cuando mezclamos carreteras y animales.
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Tejón atropellado (Meles meles) |
A pesar del disgusto por una muerte tan gratuita que nos encontramos, tras conocer a José Luis y que nos contase la forma de proceder en las esperas para respetar al lobo y las normas, llegamos al punto de observación justo algo antes de salir el sol.
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Mar de nubes en cotas bajas de la meseta zamorana |
En seguida empezamos a disfrutar de un día helador pero con buena visibilidad, y mientras esperábamos, nos entreteníamos con ciervos (Cervus elaphus) y corzos (Capreolus capreolus), y casi con susurros aprendíamos sobre cuernas, clases de edad, sexos y peculiaridades de estos animales.
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Cristales de hielo que habían crecido sobre el suelo |
Cuando ya la mañana estaba muy avanzada salimos de nuestro oteadero a dar un paseo por los cortafuegos que habíamos estado escrutando con telescopios y prismáticos. Allí en seguida descubrimos que la zona era muy querenciosa para lobos, ciervos, corzos y jabalíes
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Un par de ciervas que sorprendimos en un cortafuegos, aunque después comprobamos que también iban acompañadas de un vareto:
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Excremento con restos de huesos atribuible a lobo |
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Excremento con restos de pelo de jabalí marcando un cruce de caminos, casi seguro de lobo |
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Huella de lobo ("seguramente" como diría nuestro guía) |
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Huellas de corzo |
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Huella de ciervo |
Después del paseo, y de entrar en calor, visitamos a un ganadero joven que continuaba con la actividad de su padre. Entre muchas historias de ovejas, lobos, caza, mastines nos dejó claro que él nunca había sufrido un ataque de lobo. La causa era que había contratado a un cuerpo de seguridad muy hacendoso y que cumplía unas normas básicas de cuidado de sus ovejas. Así tenía un nutrido grupo de mastines, bien alimentados y cuando el ganado dormía al raso, siempre lo hacía en teleras y con los mastines.
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Grupo de mastines que protegen al ganado |
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Somnolientos y sobones son los mastines con los amigos, pero ¡ay! del que amenace a sus hermanas las ovejas |
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Una nueva generación de guardianes ya aprende de sus mayores... |
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...aunque ahora sólo den ganas de achucharlos |
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Mastines y careas siguen siendo las herramientas del pastor moderno que ama su trabajo |
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En invierno, cuando el pasto no es muy nutritivo nuestro pastor prefiere estabular a su ganado |
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Carnero |
La comida la hicimos al sol, a la orilla del río Tera, donde una lavandera blanca (Motacilla alba) también descansaba al sol.
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Lavandera blanca |
Antes de anochecer subimos de nuevo al punto de observación, y aunque no tuvimos éxito, seguimos disfrutando de cielos y ciervos.
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Anochecer sobre los campos de molinos |
Sin desfallecer, a la mañana siguiente volvimos a intentarlo y mientras la luz aumentaba, disfrutamos con los vaivenes de la niebla.
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La niebla serpentea por los vallejos |
En este ambiente de paz, estuvimos más en silencio que el día anterior y los animales se nos acercaron bastante más.
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Grupo de ciervas a contraluz |
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El mismo grupo de ciervas, nos dirigió una última mirada antes de desaparecer |
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Corzo con su cuerna incipiente cubierta del terciopelo |
Y con la sensación, de que lo tendríamos que volver a intentar, nos internamos en el pinar en busca de nuestros coches. No vimos al lobo, pero José Luis supo contarnos los problemas a los que se enfrenta y cómo a pesar de ellos sobrevive en un lío de intereses y conflictos que sólo una persona de la zona puede comprender. Me despido agradeciéndole en nombre de todos sus enseñanzas y deseándole suerte
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Niebla y pinos filtraron la luz que nos despidió |
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