A última hora de la sexta hola el dichoso coronavirus alcanzó nuestra casa, aunque sólo afectando a las chicas de la familia. Empezó la niña y acabó la madre, los chicos nos salvamos o lo pasamos sin detectarlo. Afortunadamente todo bien en el plano de la salud, el trastorno ha venido por el colegio, los trabajos y el no poder disfrutar de la libertad completa. Así que tras, el último positivo nos fuimos a Santorcaz y aunque el tiempo no acompañó como habitualmente había sucedido durante los días de enfermedad, el domingo dimos un pequeño paseo. Fue corto y sin mucho que contar, pero sirve de excusa para dejar aquí el recuerdo de esos días turbulentos que pasamos con el coronavirus o intentando no cogerlo.
Como hacía viento no se movían muchas aves, pero una pareja de ratoneros (Buteo buteo) nos sobrevoló suficientemente cerca para mostrarnos todas y cada una de sus plumas.
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Con las alas en oblicuo el ratonero gira |
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Aquí muestra el plumaje habitual de las partes inferiores de los ratoneros |
Y poco más, desde el parque de la piscina sólo fotografié ya un almendro en flor y otra pareja de ratoneros que jugaba contra un milano real (Milvus milvus).
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No es el más bonito de los almendros, pero tenía flores como el que más |
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Detalle de un grupito de flores |
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El milano, en el centro con la cola escotada se mete en medio de los ratoneros |
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