Este domingo he cambiado respecto a las últimas semanas, la bicicleta solo la utilicé para llegar a un escondite improvisado a ver qué podía ver. Elegí un gran paquete de paja en el que apoyar la espalda y cubrirme con la red de camuflaje, cerca de un grupo de almendros. Pronto llegaron alcaudones y sobre todo una familia de abejarucos (Merops apiaster) que me entretuvo un buen rato.
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Su coronilla tampoco ha adquirido el color negro |
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También llegaron varios gorriones chillones (Petronia petronia)
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Junto a mi paquete de paja, también había otro, y en él se posó un buen rato una cogujada común (Galerida cristata).
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Una cogujada común con su típica cresta
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Aquí el detalle mientras miraba un bulto raro
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Todos las aves dedican mucho tiempo a acicalarse el plumaje,
lo necesitan para volar
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Cuando me iba, una bandada de unos 30 abejarucos me sobrevoló, en esta época se juntan antes de volver a África
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Es cansado estar varias horas inmóvil para sacar fotos, pero la táctica del acecho tiene los mejores profesionales en la propia naturaleza, como me demostró un águila culebrera (Circaetus gallicus).
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Al amanecer ya estaba posada el águila en la torre de alta tensión |
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A esa hora las culebras andarán poco activas, pero tienen que estar en posición |
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Cuando me fui, más de dos horas después aún seguía allí. |
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