domingo, 31 de mayo de 2015

PINZÓN VULGAR DESPUÉS DEL BAÑO

Ayer volví por los cerros de Santorcaz durante poco más de una hora, pero ya vuelvo a tener techo y cama allí, así que espero que pronto volverán más crónicas y más largas de mi pueblo. Mientras, hasta un paseo tan corto como el que dí ayer, permite sacar algunas instantáneas de la vida de los pájaros comunes y algunos otros animalillos.

El pinzón (Fringilla coelebs) es una de las aves más abundantes de la Península Ibérica y lo encontraremos criando en cualquier lugar en que haya árboles. Como todos las aves, también cuidan de su plumaje, pues de él dependen para volar. Ayer me tropecé con un bonito macho recién salido del baño, y como el plumaje aún no estaba a punto y yo no parecía muy amenazador, decidió recomponerse el plumaje mojado mientras me vigilaba con el rabillo del ojo.

Con el plumaje mojado, el pinzón decidió acicalarse y asolearse en un quejigo
De espaldas, pero siempre vigilándome, se podía ver su obispillo de color verdoso
De lado, y aún mirándome,  mostró las franjas blancas de sus alas negras
Ya con el plumaje algo más adecentado, miró al cielo antes de salir volando
No muchos más pájaros pude fotografiar ayer, salvo a un alcaudón común (Lanius senator). 

Alcaudón común sobre una encina
Como siempre, conviene mirar al suelo ya que siempre hay joyas perdidas. Ayer encontré un fósil de un caracol acuático con unos pocos millones de años y una oruga de llamativos colores. Esta oruga de Papilio machaon se convertirá en poco tiempo en una espectacular mariposa más colorida si cabe, que la oruga. Tranquilamente se daba un festín con las cápsulas de una umbelífera que es considerada mala hierba en la agricultura. Una vez más los bichos más insignificantes hacen trabajo gratis para nosotros.

Ya había dado un buen bocado a la cápsula cuando la encontré
Rojo, verde y negro significan una cosa: si se la irrita es capaz de producir ácido butírico, lo que no debe ser muy agradable al paladar

lunes, 25 de mayo de 2015

PRADERAS, DEHESAS Y CHARCAS DE BROZAS

Hace ahora un año, y a poca distancia de donde estuvimos esa vez, hemos vuelto a pasar una semana en familia en la provincia de Cáceres. En esta ocasión hemos estado en Brozas, un pueblo ganadero rodeado de pastos, dehesas y alguna zona húmeda.


Extensas praderas rodean al monumental pueblo de Brozas
Como no puede ser de otra manera en cualquier conjunto monumental en Extremadura, el casco urbano de Brozas, acoge una gran población de cigüeñas, cernícalos primillas, aviones roqueros, grajillas, vencejos, etc.


Un vencejo común (Apus apus) quiso robar protagonismo
a una altiva cigüeña blanca (Ciconia ciconia)
Avión roquero (Ptyonoprogne rupestris) descansando 
Cernícalo primilla (Falco naumanni) en vuelo cernido,
con la cola extendida y las álulas apuntadas
El canto de los gallos, el balido de corderos y el cencerro de terneros me despertaron el sábado, así que no tuve ni que esperar a que sonase el despertador para levantarme. Nada más salir del pueblo, las praderas infinitas, los grandes herbívoros pastando, las cigüeñas comiendo saltamontes, los milanos patrullando y los afloramientos graníticos, me recordaron las praderas Y kopjes del Serengueti.


Ganado pastando junto a algo parecido a los kopjes africanos
Avutardas en vuelo (Otis tarda) junto al ganado
Una avutarda más cercana
Cigüeñas blancas salían de sus campanarios en busca de alimento
Abundantísimos, los milanos negros (Milvus migrans) no dejaban de buscar comida
En estas tierras abiertas, los aláudidos alegran el paseo con sus cantos y algunos individuos incluso no temen al hombre.

Cogujada ¿montesina? (Galerida theklae)
El mismo individuo, con mejor iluminación
Calandria (Melanocorypha calandra)
También otros pájaros se dejan ver, sobre todo en zonas con más presencia de agua.


Buitrón (Cisticola juncidis) abundante en juncales y herbazales altos
Juvenil de carbonero común (Parus major) fuera de su hábitat típico,
 aunque la presencia de agua probablemente lo llevó a zonas abiertas
Tras algo más de una hora de paseo llegué a una zona de dehesa de encina y algún alcornoque. En seguida hicieron su aparición otras especies más forestales, o aunque también de zonas abiertas, al tener escondites cercanos, se dejaban acercar algo más.


Alcornoque a la izquierda, de color más vivo, y encinas al fondo más apagadas
Abejaruco (Merops apiaster) en una cancela
Abubilla (Upupa epops) también en en una cancela
Alcaudón común (Lanius senator)
Alcotán (Falco subbuteo), aunque borroso, aparece ya que no es un ave que vea a menudo
Tarabilla común macho (Saxicola torquata)
Como aún era temprano, no sólo pude disfrutar con pájaros, y un zorro (Vulpes vulpes) no me detectó, camuflado como iba yo con un sostenido viento de cara que ocultaba mi olor y mi ruido.

Con el hocico pegado al suelo, buscaba el rastro de sus presas
Como el sol ya calentaba, durante unos instantes descansó a la sombra
La ruta marcada volvía siguiendo la Rivera del Jumadiel, un arroyo medio seco aunque con pozas que servían de supermercado de ranas y peces a varias aves pescadoras, que tampoco me oían llegar. Tan de cerca me salían y tan desprevenido me cogían, que no me daba tiempo a enfocar en condiciones.


Cigüeña blanca despegando a escasos metros
Una escasa cigüeña negra (Ciconia nigra) también me salió muy cerca
Garza real (Ardea cinerea) a la que también sorprendí
De vuelta, llegando a Brozas, también el suelo me deparó una pequeña joya.


Julodis onopordi, un brillante escarabajo
Tras reponer fuerzas con bollería artesanal de la casa rural en la que nos alojábamos, ya con toda la familia, nos acercamos a la charca de las afueras de Brozas. Decenas de paisanos pescaban tencas, trofeos que debían compartir con pescadores profesionales a tiempo completo.


Primas cercanas, una cigüeña y una garza pescaban sin molestarse
Pareja de somormujos lavancos (Podiceps cristatus)
La hierba circundante y unas cuantas garrapatas que vimos en nuestros pantalones, nos hicieron desistir de rodear la charca, así que ahí acabaron las actividades naturalísticas de ese estupendo fin de semana.

domingo, 10 de mayo de 2015

PINARES DEL PUERTO DE CANENCIA Y DEHESAS DE GUADALIX

Junto a buenos amigos, hemos pasado el fin de semana entre Guadalix de la Sierra y Canencia. Charlas, juegos y comilonas han ocupado una parte del tiempo, pero también hemos tenido mucho tiempo de paseos camperos. La cháchara no es lo mejor para fotografiar fauna, pero como no puedo evitar ir mirándolo todo, siempre consigo encontrar algo digno de registrar en el blog.

En el Puerto de Canencia, las primeras en observar nuestros pasos fueron las lagartijas roqueras (Podarcis muralis) que aprovechaban el mucho sol que ha hecho.

Lagartija roquera macho
Lagartija roquera hembra
Tuvimos la suerte de ver un lagarto verdinegro (Lacerta schreiberi) una especie endémica de la Península Ibérica. Una pena que no fuese un macho adulto, pues sus colores son espectaculares, googlear y lo comprobaréis.

Lagarto verdinegro, seguramente hembra
Nos entretuvimos en una zona de arroyos y turberas en donde llamaba la atención la abundantísima presencia de invertebrados.

Pareja de Pyrrhosoma nymphyla, en la que el macho sujeta con su cola a la hembra una vez fecundada, para evitar que otros machos se acequen mientras ésta deposita los huevos en el agua
Enorme sanguijuela
Ascendíamos y un cortafuegos nos permitió ver las cumbres que nos rodeaban y que el pinar nos ocultaba. 

Peñalara desde Canencia
En los pinares de montaña, es frecuente encontrar enormes hormigueros de hormiga roja (Formica rufa). 

Acumulación de agujas de pino que forman el hormiguero, en el que pueden habitar hasta 400.000 individuos
Por fin ascendimos por encima de la línea del bosque y entre enebros rastreros y piornos, comimos a lo grande, acompañados de algunas aves típicas del matorral de altura.

Cumbres alrededor de Canencia
Acentor común (Prunella modularis)
Tarabilla común hembra (Saxicoloa torquata)
Tarabilla común macho 
Una hembra de tarabilla nos vigila subida a un bolo de granito
Por la tarde, ya en Guadalix de la Sierra, Lucía y yo, incansables, nos dimos otro paseo por las dehesas cercanas al pueblo. Junto a fincas de reses bravas, parecía imposible tener vistas tan rurales y silvestres a menos de una hora de nuestra gran ciudad.

Dehesas con ganado bravo en Guadalix de la Sierra 
Atardecer sobre Guadalix con lavandas y enebros en primer término
El domingo ya nos lo tomamos más relajadamente, aunque un rato me entretuve con el ir y venir de los laboriosos aviones comunes (Delichon urbicum) a por barro con el que construir sus nidos colgados de los aleros.

Con su "lomo" negro-azul brillante y vientre blanco los aviones buscaban el mejor sitio para recoger barro.
Esperamos repetir con frecuencia estos encuentros, y reflejar aquí la parte más natural.