miércoles, 20 de febrero de 2013

Gorriones morunos, obras, plumas y esa primavera que no llega...

Este fin de semana hemos estado en Santorcaz, y aunqueornitológicamente hablando, no ha sido espectacular sí que hay varios asuntos que merecen la pena reseñarse:
  • La continuidad de una colonia de gorrión moruno (Passer hispaniolensis)
  • La adaptación de algunas aves a los impactos humanos
  • La impaciencia por la llegada de la primavera 
  • La posibilidad de saber cosas de las aves por sus señales


Una colonia de gorrión moruno


La inexistencia de hojas en algunos árboles, permite detectar fácilmente los nidos de muchas aves que pasan desapercibidos durante la primavera y el verano. Este sábado en un corto paseo pudimos observar cómo en una pequeña chopera un nido de ratonero común (Buteo buteo) sirve de foco de atracción a los gorriones morunos. Es este gorrión un habitante habitual del norte de África y el suroeste de la Península Ibérica, que está protagonizando una expansión hacia el norte y el este. De hecho, detecté su presencia en Santorcaz en 2008. Dado que hay nidos de rapaces en juego, no desvelo el lugar.






Como se puede ver en la foto, los nidos de gorrión (pequeños) se arremolinan en torno al del ratonero (el mayor abajo), buscando, seguramente, la protección que una rapaz puede producir frente a otras rapaces, urracas, o pequeños mamíferos. Durante el verano pude fotografiar a uno de estos gorriones morunos, que se diferencian del común por presentar un gran babero negro que se extiende en forma de estrías por los flancos, mejillas blancas y coronilla rojiza.

Macho de gorrión moruno


Aves e impactos humanos


He dedicado unos 5 años de mi vida profesional al seguimiento del impacto de las obras lineales en el medio ambiente. Ahora en Santorcaz, el Canal de Isabel II está realizando una canalización hasta Los Santos de la Humosa. Esta herida abierta tardará en cicatrizar en muchas zonas, y tal vez algún día haga una entrada valorando las medidas correctoras tomadas y los impactos residuales que pueda detectar.

Vista de las obras con Santorcaz al fondo y el Arroyo de la Dehesa en el centro.

A pesar de todo, el agua es un poderoso atractivo para muchas especies, como para este azulón o ánade real (Anas platyrhynchos), que incluso rodeado de mallas y cintas de obras, tubos y arquetas encuentra reposo en los charcones creados por las obras al represar el arroyo. Siempre ha habido patos en el arroyo (cuando lleva agua) pero llama la atención que haya elegido la zona más expuesta para pasar la mañana.




La primavera que no llega


Parece que las plantas más impacientes están deseando la llegada del calorcito, y así los almendros están a punto de explotar en flor...





... algunos no pueden resistirse y se arriesgan a sufrir una helada, y es que recordemos que estamos a más de 800 m de altitud.



También las aliagas (Genista scorpius) están a punto de teñir de amarillo los cerros más resecos.


La Lithodora fruticosa (asperón, carrasquilla, planta de las 7 sangrías) tampoco se resiste, y tímidamente empieza a ofrecer sus flores a insectos casi inexistentes...


Y digo casi inexistentes, porque me pude topar con esta bonita oruga, que a pesar del rocío de la mañana, se abría paso entre las hojas. Gracias a la ayuda de mi amigo Gabriel, he podido poner nombre a este insecto: Chondrostega vandalicia, que se trata de una polilla endémica de la Península Ibérica.



Plumas y señales


El estudio de la fauna no siempre depende de la observación directa, sino que muchas veces se puede obtener mucha información con el análisis de las señales dejadas por ésta.

Es el caso de las plumas que encontré bajo una encina. Allí había unas 20 plumas recientes de búho chico (Asio otus). También había algunas viejas de paloma torcaz, pelo de conejo, y huesos de mamíferos. Es decir había descubierto el lugar donde un gran depredador se oculta para devorar sus presas tranquilamente. Puesto que las plumas estaban arrancadas y no cortadas (como haría el mordisco de un mamífero) deduje que se trataba del lugar donde descansa habitualmente un búho real (Bubo bubo).


Plumas de búho chico

Algunas egagrópilas (restos semidigeridos de pelo, pluma y hueso que regurgitan las rapaces) y sobre todo, una pluma enganchada en una aliaga, me confirmó la idea de que un gran búho real estaba eliminando competidores en la zona.



Plumón de búho real




domingo, 10 de febrero de 2013

Identificando aves en parques - Cuña Verde de O´Donnell

Este fin de semana, la gripe ha llegado a casa, así que he tenido que actuar de enfermero. Sin embargo he podido darme una vuelta cerca de casa, por el Parque de la Cuña Verde de O´Donnell. Se trata de una extensa superficie que mantiene zonas ajardinadas y otras "abandonadas". Tener un blog, hace que también sigas otros, y así descubrí la entrada de Javier Grijalbo sobre esta zona. Este prolífico naturalista la describe perfectamente, así que si alguien desea ampliar la información de la zona puede visitar su blog (pincha aquí).

También me ha animado para hacer esta entrada, cierta conversación con un amigo, que no es capaz de identificar muchas de las aves que ve por los parques de Madrid. Así que si alguien está en su misma situación, aquí van algunas pistas.

Algunas aves medianas, son inconfundibles, sólo hay que tener los ojos abiertos:


La urraca (Pica pica) es desde hace unos años un pájaro frecuente en parques y jardines.

Los escapes y sueltas han hecho que la cotorra argentina (Myiopsita monachus) sea ya una más entre nosotros.

También hay aves medianas que pueden dar lugar a alguna confusión, a pesar de ser abundantísimas:

Todos conocemos a la paloma doméstica Columba livia) y ésta nos saluda guiñando un ojo

Algo mayor, la paloma torcaz (Columba palumbus) posee un marca blanca en el cuello y otras en las alas. Confiada en la ciudad, nunca dejaría acercamientos como este en el monte.

La cosa se puede complicar con las aves pequeñas, que guardan las distancias y que sin prismáticos, son más uniformes. Empezamos con el gorrión, que todos conocemos.

El gorrión común macho (Passer domesticus) posee un babero negro, mejillas blancas y aunque no se aprecia en la foto, la coronilla es gris. Le veremos por cualquier sitio si hay presencia humana.

El gorrión molinero (Passer montanus) no tiene babero, las mejillas son negras y toda la cabeza rojiza. No le encontraremos en zonas totalmente urbanizadas, sólo en afueras de ciudades, descampados y parques grandes.

Pero es que además, también hay diferencias entre sexos, y mientras los machos se parecen a unas especies, las hembras se pueden confundir con otras especies diferentes.

Hembra de gorrión común, sin baberos, mejillas, ni adornos en la cabeza...

Hembra de pinzón vulgar (Fringilla coelebs) es parecida a las gorrionas, pero con marcas blancas en cola y alas, y tonos más uniformes en el plumaje.

El macho de pinzón, en cambio, sí posee unos colores más llamativos
Seguimos con otras posibles especies conflictivas: en este caso de plumaje negro y tamaño mayor que un gorrión.

El estornino negro (Sturnus unicolor) tiene el plumaje brillante y se mueve caminando, normalmente en grupo.

El mirlo común (Turdus merula), en cambio se mueve a saltos y son típicos su chillidos cuando sale volando si le hemos asustado. Al amanecer y anochecer se escucha su melodioso canto en lo alto de un árbol.
En tonos verdosos y muy pequeño tamaño, tenemos otra pareja de aves similares, si no nos fijamos en los detalle.

El inquieto mosquitero común, (Phylloscopus collybita) es verde oliváceo, de tonos uniformes y pico finísimo pues le encantan los insectos. 

El verdecillo macho (Serinus serinus) tiene colores más amarillos y es listado. El pico es corto y fuerte, para poder triturar las semillas que encuentra por el suelo.
Y aunque hay muchas más especies en nuestros parques y jardines, acabo con tres pajarillos más que he podido ver hoy.


Cuerpo oscuro y cola roja señalan al colirrojo tizón (Phoenicurus ochrurus) , especie amante de tejados y muros con agujeros.

La curruca cabecinegra (Sylvia mellanocephala), vive en jardines con abundante matorral y árboles dispersos.

A la lavandera blanca (Motacilla alba) la veremos moviendo arriba y abajo su larga cola, mientras corretea por espacios abiertos, aceras, calzadas, etc.

Espero que la próxima semana el tiempo y las enfermedades, nos permitan ir un poco más lejos, si no, siempre puede uno bajar a la calle y quitarse el "mono". 

lunes, 4 de febrero de 2013

Día Mundial de los Humedales - Soto de las Juntas

El 2 de febrero ha sido el Día Mundial de los Humedales, así que para celebrarlo, este domingo hemos estado en el Soto de Las Juntas, área del Parque Regional del Sureste (Rivas Vaciamadrid) en donde el Manzanares se une al Jarama. Entre ambos ríos hay una laguna cuyo origen es una antigua gravera restaurada para dar cobijo a numerosas aves acuáticas.

Hoy, por lo tanto, cambiamos de aires, que nunca viene mal, y aunque el aire ha sido protagonista por lo intenso y frío, hemos podido ver alguna cosilla interesante.

Nada más llegar, siempre nos asomamos al Manzanares. En sus orillas suele ser fácil ver pajarillos y aves que se alimentan de la multitud de insectos que emergen de sus contaminadas aguas. Entre ellos, muchos mosquiteros comunes (Phylloscopus collybita), casi imposibles de fotografiar por sus rápidos movimientos.


También las lavanderas blancas (Motacilla alba) se ponían las botas en las orillas, llenas de plásticos, trapos...


Más sigilosas, las pollas de agua o gallinetas (Gallinula chloropus), también picotean aquí y allá, siempre en la orilla más lejana del observador.



Hasta llegar a la laguna y el río, hay un cómodo paseo, donde también es fácil ver a los relativamente confiados petirrojos (Erithacus rubecula).



Finalmente, llegamos a la laguna, entre los ríos Jarama y Henares y con los cortados de La Marañosa al fondo. 


La verdad es que que no había mucho paterío, pero buscando siempre se puede encontrar algunos patos nadadores, como el ánade real o azulón (Anas platyrhynchos)...


... o el bonito pato cuchara (Anas clypeata).


Entre los patos buceadores había algunos porrones moñudos (Aytha fuligula).



A pesar de todo los patos, la acuática más abundante en la laguna es, sin duda, la ruidosa focha común (Fulica atra), que no es un pato, es pariente de la gallineta que citábamos en el Manzanares.


Junto a la laguna, discurre el río Jarama, que más caudaloso que el Manzanares, permite también la presencia de otras anátidas, como el ánade friso (Anas strepera), dentro del grupo de los patos nadadores.


La vistosa cerceta común (Anas crecca), pequeño y veloz pato, también pasa el invierno con nosotros, aunque es bastante tímida y enseguida busca la protección de las orillas.


No puede faltar también un pato buceador como el porrón común (Aythya ferina), que parece gustar más de las aguas con cierta corriente.



En el punto medio de esta ruta circular se produce la unión entre ambos ríos, por la izquierda el Jarama, y por la derecha el Manzanares.


Cuando ya volvíamos hacia el aparcamiento, unos pajareros parados mirando hacia la orilla, esta vez la del Manzanares, nos hicieron pensar que algo de interés había allí. Y buscando, buscando, encontramos una preciosa hembra de avetorillo (Ixobrychus minutus), la más pequeña de nuestras garzas y que es un invernante muy raro en España, ya que es considerado sólo como ave estival.



Ya apretando el paso de vuelta, tras las últimas paradas, una blanquísima cigüeña (Ciconia ciconia) nos hace levantar la cabeza...



... y nos hacen percatarnos de que no sólo nosotros celebrábamos el Día Mundial de los Humedales, sino que algunos más se habían reunido con nosotros para celebrarlo.




miércoles, 30 de enero de 2013

Anocheceres y búhos

Este sábado 26 he realizado la primera visita de la temporada del programa NOCTUA. Se trata de un programa coordinado por la Sociedad Española de Ornitología cuyo objetivo es obtener la evolución de la población de las distintas especies de aves nocturnas (rapaces y chotacabras) en época reproductora en todo el territorio de España utilizando una metodología estándar.

Un pequeño ejército de ornitólogos, entre los que me encuentro, realizamos 5 estaciones de escucha de 10 minutos para detectar a estas aves tan evasivas. Cada uno tenemos una cuadrícula asignada de 10 x 10 km de lado, y la mía incluye parte de los términos municipales de Santorcaz y los Santos de La Humosa, en Madrid, y Pioz, El Pozo de Guadalajara, Chiloeches y Valdarachas, ya en la provincia de Guadalajara. Se realizan tres visitas, cada una en invierno, primavera y comienzos del verano.

En esta época del año tan temprana y fría, y en esta zona, prácticamente sólo cabe esperar escuchar el profundo canto del Búho real (Bubo bubo). El Gran Duque, como también se le conoce, no faltó a su cita, pudiéndolo escuchar en dos de los puntos de escucha.

La primera zona de escucha, tiene además una de las mejores vistas posibles del corredor del Henares y la ciudad de Madrid... 



...y si el día está despejado, como así fue, la vista alcanza hasta la Sierra de Guadarrama.



Mientras tanto, a nuestra espalda una enorme luna llena se abría paso entre las encinas...




El fuego encendido del cielo, la luna reclamando su turno y el búho real cantando rítmica y profundamente, haciéndose el señor de una noche mágica, crearon una atmósfera indescriptible. Sólo hay que salir al monte y guardar silencio.

Búho real


El búho real es, junto al águila real, el gran depredador que queda en Santorcaz y alrededores. Es capaz de capturar gatos, zorros, ratas, grandes córvidos y cualquier depredador mediano, por lo que es vital para mantener poblaciones equilibradas de presas y depredadores. Por ello es frustrante escuchar noticias de búhos tiroteados por furtivos, ya que su desaparición permite que otros depredadores generalistas ocupen el espacio vacío en el ecosistema. Está claro que cazan conejos y perdices, y por ello pueden ser odiados por los cazadores, pero no se dan cuenta del beneficio que producen en las piezas de caza al limitar la proliferación de otros depredadores más abundantes.

En Santorcaz son residentes, pero su timidez natural hace que sean difíciles de detectar, por lo que los encuentros con él suelen ser una sorpresa para el búho y el humano. Es curioso cómo muchas veces me los he encontrado. y tras un poderoso vuelo se detienen a observarme desde la ladera de enfrente.


Sin embargo esta curiosidad y permanecer al descubierto, les suele traer problemas. Odiados por urracas y rapaces diurnas, no tardan en descubrirlos y acosarlos, y los "pobres" aguantan con estoicidad sus ataques, esperando tomarse la revancha durante la noche. Este odio innato a los búhos, ha sido magníficamente descrito por Miguel Delibes en sus libros y llevado a la pantalla en la película de Los Santos Inocentes. Escenas similares he podido observar en Santorcaz, como la de este vídeo, en el que una pareja de ratoneros atacan a un búho que levanté de su escondite sin querer.


Dejemos que los búhos sigan viendo anochecer, ellos condensarán en sus ojos esos tonos naranjas y encarnados para que los disfrutemos durante los días afortunados en que se nos crucen las miradas.