Después del Ngorongoro, cruzando primero territorio masaai, llegamos al Serengueti, lugar archiconocido gracias a tantos documentales que nos han enseñado su riqueza faunística. Pocos no habrán visto a los nús y cebras cruzando el río Mara atacados por cocodrilos gigantes, escenas de caza de leones y guepardos en praderas y sabanas, elefantes, hipopótamos, hienas contra leones, leopardos en los árboles, todo tipo de gacelas y antílopes, aves de todo tipo, etc. Eso es el Serengueti, un vasto territorio protegido desde comienzos del siglo XX, donde la Naturaleza ha seguido su ritmo sin demasiados cambios. Allí disfrutamos de un par de noches en un campamento, donde los elefantes deambulaban entre las tiendas, controlados por masaais armados, unos con AK-47 y otros con tirachinas, donde una gineta se nos coló en el cuarto de baño y donde si te despertabas de noche se oían las risotadas de las hienas. Un lujazo. Como siempre, me ahorro poner los nombres de las especies que ya han salido en entradas anteriores.
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Esta es la imagen típica en la mente de muchos del Serengueti, una sabana arbolada... |
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... pero la realidad es que la mayoría de su superficie es una inmensa pradera que está verde durante la época de lluvia, a donde se trasladan grandes manadas de herbívoros |
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En los kopjes o cerros de roca granítica, donde está el centro de visitantes, se podían ver grises agamas hembra... |
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... y coloridos agamas macho |
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En los herbazales de nuestro campamento, se podían ver ratas de la hierba (Arvicanthis sp.) |
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Un barbudo capuchino |
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También en el campamento vimos gorriones swahilis (Passer suahelicus) |
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Hasta llegar al Serengueti no habíamos visto ningún topi (Damaliscus lunatus) |
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Sobre una acacia, un águila crestilarga (Lophaetus occipitalis) |
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También vimos un sisón senegalés |
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Cada dos por tres se veían grupitos de cebras y ñus |
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También aquí vimos varios tocos keniatas |
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Pena que estuviese a la sombra y no mostrase su plumaje resplandeciente este estornino orejiazul (Lamprotornis chalybaeus) |
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Un bufalero cabeciblanco |
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Vimos un grupo familiar de mangostas rayadas |
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Una bonita carraca lila |
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Una piscina llena de hipopótamos en el río Grumeti. El olor era inolvidable |
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No cabía un alfiler en esa piscina |
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Algunos más poderosos marcaban su estatus sobre los demás |
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Al lado de la piscina, un cocodrilo del Nilo descansaba (Crocodylus niloticus) |
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A la sombra de una acacia una manada de leonas y sus crías |
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Todo era paz y calma en el grupo de leonas |
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Este cachorro decidió entretenerse con esta pobre avefría espolada (Vanellus spinosus) |
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Costó encontrar al esquivo leopardo (Panthera pardus) |
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Con este bostezo nos enseñó sus armas |
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Un buen rato estuvo mirando al horizonte este animal tan bello |
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En otro cruce del Grumeti vimos una redunca bebiendo cerca de otro cocodrilo... |
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... aunque era muy joven para ponerla en peligro |
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En la zona de picnic había varios damanes (Procavia sp.) esperando cualquier sobra. Fijaos en sus patas, éste animales el más cercano filogenéticamente a los elefantes |
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También en la zona de picnic vimos un meloncillo (Herpestes ichneumon), especie que también habita en la península Iberica |
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Después de comer, bajo una pequeña acacia, una vigilante familia de guepardos |
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La madre estaba muy nerviosa |
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Supongo que las hienas y leones no son buenas vecinos |
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Al final, decidió levantarse... |
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... sus dos pequeños eran su tesoro |
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La tarde ya sirvió para ver paisajes inmensos y lluvias lejanas |
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El juego de luces y sombras hacía cambiar el paisaje a cada minuto |
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Parece que África se luce con sus cielos, no sólo hay que mirar a los animales |
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Otro topi pastando junta a la pista |
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Un árbol de la fiebre al borde del Grumeti, con su marabú posado en la copa |
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Otro toco keniata |
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Jirafas, cebras, ñus, gacelas, elefantes, el Serengueti es un goteo de estos animales, supongo que aún más en época de lluvias |
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También está plagado de pequeñas aves como este papamoscas gris africano, |
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o bellezas como este suimanga amatista (Chalcomitra amethystina), |
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o este estornino de Hildebrandt |
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Esta era la sala de estar de nuestro campamento. |
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Tomando una avioneta salimos del Serengueti hacia nuestro nuevo destino, no sin antes volar las tierras altas y volcanes del Ngorongoro, en donde ahora habitan los masaai, trasladados desde el Serengueti. En el centro de los poblados, los corrales de vacas y cabras, a su alrededor están sus chozas y protegiéndolo todo, una muralla de espinos |