viernes, 17 de abril de 2020

ZANZÍBAR (KIZIMKAZI Y JOZANI) Y NAIROBI

Nuestra aventura africana iba llegando a su fin, y nos reservamos unos días en Zanzíbar, una pequeña isla en el Océano Índico, con reminiscencias árabes, indias, inglesas y por supuesto africanas. Nuestro hotel, sobre un arrecife fósil de coral estaba junto aun poblado de pescadores, Kizimkazi, con una playa preciosa y rodeado de arrecifes y corales. 


Arena blanca, palmeras, aguas turquesas...
... un pequeño pueblo pesquero...
... y en la arena, cangrejos 
En el arrecife coralino fósil había especies increíbles como esta estrella de mar... 
... o crías de morenas donde el agua llega por los tobillos
Como siempre, en los jardines pájaros multicolores como esta hembra de suimanga pechiescarlata (Chalcomitra senegalensis)

Como siempre, los atardeceres africanos, inolvidables 

Una mañana temparano salimos a nadar con delfines salvajes y buceamos entre los corales, lástima que en esa época no tuviese una cámara subacuática.

Qué agilidad en el agua, menos mal que los delfines
 son curiosos y a veces se acercaban a la distancia
 de un brazo a mirar a los humanos

Otra mañana, antes de ir a Stone Town, la pasamos en el Parque Nacional de Jozani, un bosque húmedo y manglar donde sudamos la gota gorda y vimos algunos paisajes y especies nuevos para nosotros. 

Un bosque espeso, helechos y árboles entrelazados dificultaban el avistamiento de fauna 
La estrella de esos bosques son los colobos rojos de Zanzíbar (Piliocolobus kirkii) 
Estos dos chachorros buscaban angustiados algún adulto que los protegiese

Acabo este recordatorio de nuestro gran viaje con algunas fotos que hicimos la mañana en que llegamos a Nairobi. El jardín del hotel ya nos enseñó varias decenas de especies de aves, todas nuevas para mí. En total, en el viaje fueron unas 170 especies de aves y casi 40 de mamíferos. No está mal para sólo 10 días. Quedaron cosas en el tintero, así que si podemos volveremos a hacer algún safari por África.

En la barra del bar un bulbul naranjero (Pycnonotus barbatus),
una especie que ha empezado a reproducirse en Tarifa
 
Éste es un tejedor gorrión cejiblanco (Plocepasser mahali 
Una hembra de suimanga bronceado (Nectarinia kilimensis) 
Un tejedor Baglafecht

domingo, 12 de abril de 2020

SERENGUETI

Después del Ngorongoro, cruzando primero territorio masaai, llegamos al Serengueti, lugar archiconocido gracias a tantos documentales que nos han enseñado su riqueza faunística. Pocos no habrán visto a los nús y cebras cruzando el río Mara atacados por cocodrilos gigantes, escenas de caza de leones y guepardos en praderas y sabanas, elefantes, hipopótamos, hienas contra leones, leopardos en los árboles, todo tipo de gacelas y antílopes, aves de todo tipo, etc. Eso es el Serengueti, un vasto territorio protegido desde comienzos del siglo XX, donde la Naturaleza ha seguido su ritmo sin demasiados cambios. Allí disfrutamos de un par de noches en un campamento, donde los elefantes deambulaban entre las tiendas, controlados por masaais armados, unos con AK-47 y otros con tirachinas, donde una gineta se nos coló en el cuarto de baño y donde si te despertabas de noche se oían las risotadas de las hienas. Un lujazo. Como siempre, me ahorro poner los nombres de las especies que ya han salido en entradas anteriores.

Esta es la imagen típica en la mente de muchos del Serengueti, una sabana arbolada...
... pero la realidad es que la mayoría de su superficie es una inmensa pradera que está verde durante la época de lluvia, a donde se trasladan grandes manadas de herbívoros
En los kopjes o cerros de roca granítica, donde está el centro de visitantes, se podían ver grises agamas hembra...
... y coloridos agamas macho
En los herbazales de nuestro campamento, se podían ver ratas de la hierba (Arvicanthis sp.) 
Un barbudo capuchino 
También en el campamento vimos gorriones swahilis (Passer suahelicus
Hasta llegar al Serengueti no habíamos visto ningún topi (Damaliscus lunatus
Sobre una acacia, un águila crestilarga (Lophaetus occipitalis
También vimos un sisón senegalés 
Cada dos por tres se veían grupitos de cebras y ñus
También aquí vimos varios tocos keniatas 
Pena que estuviese a la sombra y no mostrase su plumaje resplandeciente este estornino orejiazul (Lamprotornis chalybaeus
Un bufalero cabeciblanco 
Vimos un grupo familiar de mangostas rayadas 
Una bonita carraca lila 
Una piscina llena de hipopótamos en el río Grumeti. El olor era inolvidable 
No cabía un alfiler en esa piscina 
Algunos más poderosos marcaban su estatus sobre los demás
Al lado de la piscina, un cocodrilo del Nilo descansaba (Crocodylus niloticus
A la sombra de una acacia una manada de leonas y sus crías 
Todo era paz y calma en el grupo de leonas
Este cachorro decidió entretenerse con esta pobre avefría espolada (Vanellus spinosus)
Costó encontrar al esquivo leopardo (Panthera pardus
Con este bostezo nos enseñó sus armas 
Un buen rato estuvo mirando al horizonte este animal tan bello 
En otro cruce del Grumeti vimos una redunca bebiendo cerca de otro cocodrilo... 
... aunque era muy joven para ponerla en peligro 
En la zona de picnic había varios damanes (Procavia sp.) esperando cualquier sobra. Fijaos en sus patas, éste animales el más cercano filogenéticamente a los elefantes 
También en la zona de picnic vimos un meloncillo (Herpestes ichneumon),
 especie que también habita en la península Iberica 
Después de comer, bajo una pequeña acacia, una vigilante familia de guepardos 
La madre estaba muy nerviosa 
Supongo que las hienas y leones no son buenas vecinos 
Al final, decidió levantarse... 
... sus dos pequeños eran su tesoro
La tarde ya sirvió para ver paisajes inmensos y lluvias lejanas 
El juego de luces y sombras hacía cambiar el paisaje a cada minuto 
Parece que África se luce con sus cielos, no sólo hay que mirar a los animales 
Otro topi pastando junta a la pista 
Un árbol de la fiebre al borde del Grumeti, con su marabú posado en la copa 
Otro toco keniata 
Jirafas, cebras, ñus, gacelas, elefantes, el Serengueti es un goteo de estos animales, supongo que aún más en época de lluvias 
También está plagado de pequeñas aves como este papamoscas gris africano, 
o bellezas como este suimanga amatista (Chalcomitra amethystina),
o este estornino de Hildebrandt
Esta era la sala de estar de nuestro campamento.
Tomando una avioneta salimos del Serengueti hacia nuestro nuevo destino, no sin antes volar las tierras altas y volcanes del Ngorongoro, en donde ahora habitan los masaai, trasladados desde el Serengueti. En el centro de los poblados, los corrales de vacas y cabras, a su alrededor están sus chozas y protegiéndolo todo, una muralla de espinos