viernes, 23 de septiembre de 2016

BUCEO EN DENIA

Hace algunos años, los veranos incluían unas semanas de playa, y ya desde pequeño me dedicaba a rebuscar entre las rocas o a bucear para ver bichos totalmente diferentes a los que uno puede encontrar en casa. De mayor, me quedaba la espina de no haber podido grabar esos recuerdos con una cámara como hago ahora con cualquiera de los bichos terrestres que veo. Pero este año he decidido probar y comprar una cámara sumergible, de las baratas, de menos de 100€, a ver si podía traer algún recuerdo digno de ampliar el espectro de este blog. 

El resultado, aunque mejorable, sinceramente me deja más que satisfecho. Y es que la semana pasada estuvimos 4 días en Dénia, lugar que ya conocía y en el que me inflé a coger pulpos de adolescente, todos menos uno, volvieron al mar. Esta vez, como se espera de un padre, antes de colocarme el tubo de snórkel y las aletas, me he tirado mis buenos ratos haciendo pozas y castillos de arena para mi hija, y dando paseos por la arena en familia hasta que la pequeña caía agotada a echarse una siesta a la sombra. Ahí llegaba mi pequeño momento y en un rato se puede ver más diversidad biológica que en muchas horas en un bosque: cnidarios, equinodermos, peces, crustáceos, moluscos, algas, esponjas, plantas marinas... se nota que el mar es el origen de la vida.

Para no aburrir más con palabras paso a las fotos, comentando cada una de ellas en su leyenda.

Muy cerca de la playa de Les Marines de Denia se suceden fondos arenosos,
rocosos y praderas de fanerógamas marinas
Entre esas fanerógamas, es decir, plantas y no algas, destaca la Posidonia oceánica que cobija y alimenta a muchas especies como a este sargo (Diplodus sargus)
También las algas pardas alimentan a los peces como a este grupo de salpas (Sarpa salpa)
Las salpas son bastante bonitas, con sus líneas longitudinales amarillas...
... y es una gozada nadar entre ellas.
Otros peces bonitos son las mojarras (Diplodus vulgaris)
Mojarra, con sus típicas bandas negras

Otro pez que me encanta y que con sus franjas intenta ocultarse es la vaquita o serrano (Serranus scriba)
El apellido scriba viene por los dibujos que tiene en la cabeza, que parece escritura árabe
Las franjas verticales de los sargos más grandes pierden intensidad
Con franjas transversales y un falso ojo en la cola está el tordo oecolado (Symphodus ocellatus)

Las mojarras suelen acompañar a otros peces, como a este tordo ocelado, en la búsqueda de alimento
Aquí una mojarra acompaña a un sargo
Y esto es una apreciadísima dorada (Sparus aurata)
Muy escasos, sólo pude ver un sargo real (Diplodus cervinus)
No eran frecuentes pero sí muy bonitas las hurtas (Pargus auriga) con sus franjas naranjas


Estos dos creo que son dos raspallones (Diplodus annularis)
Aquí un sargo y raspallón
Tras las posidonias, se observa la otra planta marina, la seba (Cymodocea nodosa)
No sólo plantas y peces se ven en estos fondos, también se pueden ver colonias de briozoos como estas de Aglaophenia pluma
También en colonias viven las ascidias (Ectenascidia turbinata) una especie de tunicado

Y seres urticantes como esta anémona u ortiguilla de mar (Anemonia sulcata)
Este gusano tubícola extiende sus quetas.
Se trata de un poliqueto, una clase de filo de los anélidos
Del filo de los equinodermos, vi algún erizo de mar común (Paracentrotus lividus)
Al igual que los erizos, las holoturias (Holothuria tubulosa), también son equinodermos
Sobre los fondos rocosos a veces crecen esponjas negras (Sarcotragus spinosulus), con una colonia de ascidias en su base
También hay esponjas naranjas y a su derecha se ve un pequeño gobio de arena (Pomatuschistus minutus)
Algunas algas adoptan formas curiosas como el alga parda (Padina pavonica)

Los fondos arenosos también ocultan a muchos animales
En esos fondos las lisas o mújoles (Mugil cephalus) buscan su sustento
En las arenas y fangos, los salmonetes de fango (Mullus barbatus) rebuscan su alimento en la arena
También hay salmonetes de roca, que tienen la aleta dorsal con manchas (Mullus surmuletus)
y cuentan con barbillones sensitivos para encontrar alimento en el fondo
Una pareja de salmonetes de roca, aunque uno no muestra la aleta manchada
Como los salmonetes remueven el fondo, muchos peces los acompañan para aprovecher las sobras, como un sargo y una mojarra en este caso
Aquí una mojarra ronda a otro salmonete, y a la derecha,
una curiosa alga verde en forma de globo (Codium bursa)

Obladas y salpas, a veces nadan juntas
También me encontré con varias medusas huevo frito (Cotylorhiza tuberculata)
En la parte inferior se pueden ver sus bonitos y urticantes tentáculos
A las anémonas muchas veces les siguen pequeños jureles (Trachurus mediterraneus) para protegerse de los depredadores
En un tubo un pulpo (Octopus vulgaris) vigilaba
Aquí también hay un pulpo, junto a un sargo, una vaquita y un raspallón que tiene parásitos adheridos a su cuerpo: piojos de mar (Anilocra physoides), unos crustáceos.
El pulpo está justo debajo del sargo.

Aquí se aprecia mejor al pulpo, que asustado ha cambiado de color

Y aquí con otro color, se deslizaba por el fondo.

Al final salió a propulsión. Es una gozada verlos moverse como en el vídeo siguiente

Y acabo la crónica subacuática con un pequeño jurel que viajaba junto a una anémona. En un momento dado pensó que yo era mejor protección que la anémona, así que como una flecha se lanzó a por mí y viajó pegado a mi cuerpo hasta que salí del agua. ¡Qué jurelillo más simpático!

Como esta anémona era pequeña y el jurel estaba solo, se lanzó a por mí
Aquí casi está a punto de chocar con la cámara y ha dejado a la anémona
Y aquí ya nada entre mis piernas, está en la esquina inferior derecha
Acabo con una ave, para que no parezca que no me fijé en ellas, pues también el mar es lugar para encontrarlas.

Con la luna al fondo, una gaviota patiamarilla (Larus michahellis) se disponía a pasar la noche


lunes, 5 de septiembre de 2016

MOSQUITERO MUSICAL, TARABILLA NORTEÑA Y GAVILÁN ATROPELLADO

No acaba nunca este verano, que obliga a madrugar o a salir tarde por el campo, si no se quiere sudar más de lo aconsejado. El sábado fuimos en familia a última hora a coger moras, pero el domingo madrugué yo sólo para ver qué había por el monte. Mientras la semana pasada casi lo primero que vi fue un gavilán (Accipiter nisus) vigilante en su atalaya, esta semana tocaba la de arena, y encontré uno atropellado en la carretera.

Pero empiezo con algo más amable, unos pajarillos que sólo podemos ver en estas fechas, pues ni crían ni invernan aquí, sólo están de paso hacia el África subsahariana. Se trata del mosquitero musical (Phylloscopus trochilus) y la tarabilla norteña (Saxicola rubetra). Los localicé haciendo una pequeña espera oculta en el carrizal.

Inquietos como pocos pájaros, los mosquiteros musicales casi no paraban quietos... 
... pues no dejaban de subir y bajar por los carrizos buscando insectos.
Estarán sólo unas semanas, así que hay que aprovecharlas
Algunos ejemplares tienen los colores más vivos...
... destacando sobre todo las partes ventrales
Las tarabillas norteñas también son migradoras, al contrario que las tarabillas comunes, que son residentes 
Muestran una conspicua ceja color crema
Y no pude fotografiar mucho más, salvo al pobre gavilán que ya no podía moverse tirado en la cuneta.

Restos del gavilán en la cuneta...
... el cuerpo partido en dos y sin cabeza.
En casa, me llamó la tención una ninfa del enorme saltamontes Anacridium aegyptium. En este estado de ninfa, es decir, aún no adulto, no disponen de las enormes alas que tendrá de adulto y que le permite volar grandes distancias.

En el rosal e inmóvil, el saltamontes intentaba pasar desapercibido

domingo, 28 de agosto de 2016

GAVILÁN, FRINGÍLIDOS Y GATO MONTÉS FUGAZ

Una nueva escapada por los cerros de Santorcaz este domingo, apurando las horas en que la mayoría aún duerme. En esas horas tan tempranas, es posible encontrar animales "fuera de sitio". Es lo que me pasó con un gavilán (Accipiter nisus), una pequeña rapaz muy forestal que no se deja ver fácilmente, pero que me observaba desde un lugar muy expuesto y prominente: la atalaya árabe con sus grandes vistas.

Gavilán sobre la atalaya árabe
Muy tímidos los gavilanes, éste en seguida levantó el vuelo
Pronto llegó el calor, y como también era día de caza, la verdad es que no hubo mucho movimiento. En una de las pocas fuentes en las que no había cazadores apostados, estuve un rato escondido y sólo unos humildes fringílidos se atrevieron a mostrarse.

Joven jilguero (Carduelis carduelis)
Pardillo común (Carduelis cannabina)
Verderón común (Carduelis chloris)

De vuelta, vi una sombra fugaz cruzar la carretera a toda velocidad, y mi cerebro lo identificó como un gato montés (Felis sylvestris). Parece que este año están desatados los monteses. Al pasar por el lugar donde cruzó, allí estaban sus huellas en la cuneta pues debe ser que le sorprendí bebiendo y estaba manchado de barro.

Rastro del gato montés, mostrando el galope
Detalle de una de las impresiones de barro
Para terminar, casi a las puertas de casa descubrí una enorme camisa de, probablemente, una culebra bastarda (Malpolon monspessulanus).

Seguramente, la culebra utilizó la alambrera para desprenderse de su vieja piel