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martes, 8 de enero de 2019

MILANO REAL, MUSARAÑA Y PAJARILLOS

Estos primeros días del año, hemos seguido aprovechando el buen tiempo para dar algún paseo hasta los parques del pueblo. No es que sea fácil ver grandes cosas, pero siempre puede ser interesante conocer los pájaros más comunes para los principiantes. Además, justo antes de los Reyes me di un paseo muy cortito hasta el Carrascal donde me entretuve con un milano real (Milvus milvus) y alguna cosilla más. Por el final empiezo:


Los últimos inviernos los milanos reales están por todos lados

Inconfundibles con su cola ahorquillada y rojiza

El final hizo un picado y empezó a comer lo que fuese mientras volaba

En el camino una pobre musaraña (Crocidura russula) no aguantó la fuerte helada nocturna

A la vuelta, un grupito de gorriones morunos (Passer hispaniolensis) merodeaba por allí
Como contaba, en los parques de la piscina y del Molino de Viento también se ven pajarillos.

En lo alto de un abeto un estornino negro (Sturnus unicolor) tomaba el sol...
… y luego le acompañó un gorrión común (Passer domesticus)
En el capirote de una chimenea otro gorrión tomaba el sol
Un colorido herrerillo común (Cyanistes caeruleus)
En la báscula una lavandera blanca (Motacilla alba
Un pinzón vulgar (Fringilla coelebs) entre las ramas de un almendro

miércoles, 11 de enero de 2017

CUATRO CORZOS Y ALGUNOS PÁJAROS

Hacía algo de tiempo que no salía temprano al campo, y como casi siempre, cuando el sol está bajo, es más fácil ver mamíferos. Esta vez fueron cuatro corzos (Capreolus capreolus) que huían de algo, y salvo alguna parada para vigilar, sólo fue una carrera fugaz lo que pude ver. Al rato apareció un cazador con el que estuve charlando un rato, iba a por perdices, pero por si acaso los corzos pusieron pies en polvorosa.

Cuatro corzos, dos de ellos casi no se ven, pues están a la sombra en la parte izquierda
Después de pasear sin muchas más sorpresas, ya bajo un agradable sol, me mantuve oculto un rato al lado de una fuente. No tardaron en presentarse algunos de esos nerviosos pajarillos que siempre me gusta fotografiar.

El primero en aparecer fue un bonito verdecillo (Serinus serinus)
Los machos, muestran un intenso pecho amarillo
Después llegaron muchos zorzales comunes (Turdus philomelus) que son mucho más esquivos
Casi siempre, los zorzales se mantienen medio ocultos en los ramajes más intrincados
Sobre una encina estuvo un rato una hembra de pinzón vulgar (Fringilla coelebs)
Acabo con un una hembra de verderón (Chloris chloris)
Las hembras y juveniles, tienen muy poco color verde en el dorso y pecho
Acabé a la mitad de la mañana caminando entre hierbas altas con la compañía de algún buitrón (Cisticola juncidis), que a pesar de su pequeño tamaño aguantan el frío estoicamente.

Parece que ahuecando el plumaje el frío es menor

lunes, 8 de agosto de 2016

ABEJARUCOS Y UN PIQUITUERTO LOCO

Otro fin de semana de mucho calor, como tienen que ser, pero que no me he podido resistir a salir al campo por Santorcaz. Fue todo caminata, nada de esperas, pero algunas fotos me parecen con méritos suficientes como para compartirlas.

Las primeras fueron unos cuantos abejarucos (Merops apiaster) que con el frescor de la mañana esperaban a que el sol calentase sus cuerpos, y sobre todo, el de sus presas, los insectos voladores.

Aún con la luz del amanecer, los colores de este abejaruco adulto, se pueden distinguir de un juvenil.
En los juveniles los tonos son más verdosos, sobre todo en las partes superiores
Los siguientes en aparecer fueron un grupo de perdigones (Alectoris rufa) ya creciditos, que picoteaban por medio de un camino.

Perdigones ya de buen tamaño pero con plumaje juvenil
Luego me aguantó bastante un grupito de jóvenes pinzones (Fringilla coelebs) y a alguno pude fotografiar con su plumaje tan apagado.

Casi nunca faltan a la cita los pinzones, sobre todo los juveniles
A lo lejos vi posarse una rapaz en un quejigo y hasta que no se volvió a levantarse no pude confirmar que se trataba de un aguilucho lagunero macho (Circus aeroginosus).

Aguilucho lagunero a lo lejos
Ya empecé la vuelta a casa y en los pinos encontré un cráneo de gato. Aún debo analizarlo con mayor detalle para saber si es de gato doméstico o montés.

Cráneo típico de gato, con su hocico chato y grandes senos orbitales
Vista cenital del cráneo
De nuevo aguantó un abejaruco en un cable, que con el sol en todo lo alto, mostraba unos colores algo diferentes a los del comienzo de la mañana.

Abejaruco adulto a pleno sol
En los huertos me dio por levantar la vista y pude ver un águila calzada (Aquila pennatus) que a gran altura sobrevoló el pueblo.

Águila calzada con su típico plumaje de fase clara
Por fin, en el lavadero, un piquituerto (Loxia recurvirostra) recién volado de su nido y sin ningún miedo al hombre, aún, se posó a un par de metros y se acercó a beber sin casi reparar en mí.

El piquituerto, con su pico cruzado y su plumaje típico de un joven
En el canal bebiendo...

...y levantando el pico para tragar...


...antes de echar una mirada a su alrededor

martes, 12 de julio de 2016

CARA A CARA CON UN ZORRO Y DOS CORZOS

Muchos pueden pensar en el por qué de salir al campo una y otra vez por sitios ya muy conocidos, pero es que cualquier mañana la naturaleza te da un susto y te sorprende con algo inesperado. Si seguís leyendo, lo veréis...
Así el domingo madrugué y como otros días, me lancé a ver qué podía pescar. Como ya hacía mucho tiempo que no practicaba, me llevé la red de camuflaje para intentar sacar alguna foto decente a algún pajarillo. A la tenue sombra de una retama y frente a unos olmos secos al lado de una fuente, me tiré un buen rato a ver quién se presentaba.
No tardó mucho en enseñorearse un alcaudón común (Lanius senator) que desde esa atalaya podía observar cualquier insecto que se pusiese a tiro. Fueron varias las idas y venidas de varios de estos pájaros.
Poco más que un gorrión, sin embargo cuenta con un pico ganchudo,
capaz de captuarar fuertes insectos y pequeños vertebrados
Vistos de frente, resultan ser blanquísimos
Aunque la fotografía no es buena, en este individuo se aprecian dos parásitos en la cabeza
También me entretuve bastante con unos cuantos herrerillos (Cyanistes caeruleus) recién volados, y que lucían un plumaje mucho menos llamativo que los adultos. A pesar de su juventud, ya hacían acrobacias por las ramas en busca de arañas y otros insectos minúsculos.

Cualquier postura le vale al herrerillo para agarrarse a una rama
En detalle se aprecian colores aún desvaídos, lo que indica un juvenil de este año.
No dejan de inclinarse y rebuscar en cada ramilla por si hay cualquier insecto o araña
Orgulloso, saca pecho y eriza el píleo
Y cómo no, varios fringílidos también se mostraron, y aunque todos ellos emparentados entre sí, cada uno tenía su pico adaptado a diferentes tipos de semillas.

Verderón común (Chloris chloris) con su pico fuerte y robusto
Jilguero (Carduelis carduelis) con su pico largo y fino
Pinzón vulgar (Fringilla coelebs) con su pico mediano
El mismo individuo, que muestra un plumaje bastante críptico, de juvenil o hembra
Incluso una desconfiada paloma torcaz (Columba palumbus) se posó a mi lado y algunos otros pájaros se dejaron ver.

Enorme paloma torcaz
Zarcero común (Hippolais polyglota)
Triguero común (Emberiza calandra)
Y así de entretenido andaba yo, incómodo por estar sentado en el suelo, y ya con calor, cuando oí venir a toda velocidad, atravesando la hierba seca a algún tipo de animal que venía hacia mí. En un abrir y cerrar de ojos, y sin parar, algo me lazó un mordisco a la altura de la cara y siguió su camino a toda prisa. Desconcertado, sólo pude ver la cola de un zorro (Vulpes vulpes) que se alejaba. ¡Pero qué le pasaba a ese zorro loco!
Aún nervioso me incorporé y a unos 25 metros vi una corza con su corcino (Capreolus capreolus), la cámara la tenía en el suelo y en cuanto me moví a cogerla me vio la madre y salió a toda carrera, seguida de su cría atravesando el monte con una elegancia pasmosa. Se detuvieron a mirarme desde la ladera de enfrente, me ladraron y desaparecieron.

La madre pasa por el monte con suma gracilidad, seguida de su cría, que va más retrasada
Siempre alerta, de vez en cuando paran a mirar a su posible perseguidor,
lanzando un ladrido de advertencia
Más tranquilo, pensé que igual la corza había asustado al zorro, y éste casi se estrelló conmigo pues estaba en medio de una trocha. Antes de casi chocarse, me lanzó una dentellada por si acaso, porque él sabía que dentro de ese bulto que unas horas antes no estaba, apestaba a humano. Y en fin, con esto ya tuve suficiente. Me fui a casa tan contento y contando mi batallita a quien quisiese escucharme.
Y acabo con otro bicho, de los apestados por la gente en general, pero con el que muy pocos pueden competir en la belleza de sus ojos. En compañía de unos amigos y nuestras niñas, lo encontramos por la noche en las calles de Santorcaz.
Sapo corredor con unos estupendos ojos verdes