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jueves, 2 de mayo de 2013

LOS MOLINOS DE NAVALAGAMELLA

Ayer fue fiesta, y aunque el tiempo aún estaba uno poco revuelto, hicimos una escapada a Navalagamella, a una sencilla ruta llamada Los Molinos de Navalagamella. Este pueblo, del Suroeste de Madrid, está dominado por encinares, dehesas y monte mediterráneo donde habitan joyas como el águila imperial o la cigüeña negra.

La ruta en cuestión, apta para todos los públicos, sigue en parte el curso del Río Perales, que se encontraba pletórico de agua.


Río Perales, con riberas de fresnos y hierba lagunera (Ranunculus peltatus)
Azulón macho (Anas platyrhynchos) descansando en el Río Perales

A los márgenes del Perales, el matorral mediterráneo, que en esta época estaba está en plena floración, mostraba algunas especies animales en celo, mientras que otras ya han tenido sus primeras crías:

Pareja de lagartijas colilargas (Psammodromus algirus) preparándose
para la cópula. El macho muestra sus lunares azules sobre las patas delanteras.

Mito (Aegithalus caudatus) que acaba de abandonar el nido.
Se aprecian las comisuras amarillas en el pico

Debido a la amena compañía no reparé mucho en otros detalles naturalísticos, pero como siempre, sí que me agaché alguna vez para inmortalizar alguna curiosidad:
Orquídea silvestre (Orchis sp.)

Cercopis vulnerata, un tipo de saltador rana de las plantas







martes, 9 de abril de 2013

Primavera y heladas


Aunque la primavera lleva con nosotros más de dos semanas, este fin de semana en Santorcaz se han producido heladas y el tiempo ha sido bastante frío. 




Este tiempo de transición invierno-primavera produce que las aves migratorias estén en pleno movimiento, y por tanto aumentando la diversidad de aves en Santorcaz. Entre el sábado y domingo he podido detectar más de 40 especies diferentes.

El sábado por la mañana, sin haber salido del pueblo aún, nos sobrevolaron dos milanos reales (Milvus milvus), rapaz mediana que no cría en Santorcaz, ya que sólo se la detecta en invierno o en paso.

Milano real en el que destaca la fuerte escotadura de la cola
y "las ventanas" claras en las alas

Milano real con la cola desplegada


Ya fuera del pueblo, por el camino hacia Pezuela, pudimos ver otras aves de paso, como bisbitas comunes o collalbas grises. Entre las que sí crían en Santorcaz, y que más llamó la atención fueron las calandrias (Melanocorypha calandra), con sus espectaculares cantos. Esta pequeña ave, que vive en zonas de cultivos de cereal, se eleva en el cielo hasta casi perderse de vista mientras imita el canto de muchas aves. En Santorcaz las calandrias casi siempre copian el canto del jilguero, la golondrina, el triguero y el cernícalo.

Calandria en la que se observa las partes inferiores de las alas negras,
con borde terminal blanco y  mancha negra en el cuello

Al día siguiente, con menos frío y por la zona de monte, pude detectar más signos de la primavera, como el canto del cuco o la llegada de migrantes transharianos como la curruca carrasqueña o el colirrojo real.

Sin embargo, de nuevo lo más espectacular fue la llegada de las dos águilas más comunes de Santorcaz, el águila culebrera (Circaetus gallicus) y el águila calzada (Hieraaetus pennatus). 

Águila calzada de fase clara: pecho y coberteras del ala casi blancas,
y plumas terciarias, secundarias y primarias negras.

Águila culebrera: destacan por su tamaño grande y partes blancas,
 salvo un capuchón oscuro en algunos individuos.

Por último, anotar también, la gracia de los pequeños mitos (Aegithalus caudatus) que con nerviosos movimientos, pero confiados ante mi presencia, se colgaban de las ramas en búsqueda de pequeños insectos. Sólo de 8 a 11 gramos pesa este pajarillo que hace su nido en forma de bola con musgo y telas de araña.