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martes, 2 de febrero de 2016

HERRERILLOS ACRÓBATAS Y PÁJAROS CERCANOS

Con carrito o con mochila, seguimos insistiendo en ir al campo en familia. Este fin de semana el tiempo ha acompañado y aunque no nos hemos podido meter por los sitios más quebrados, en cualquier camino de los más accesibles es posible encontrar un puñado de pájaros con los que entretenerse. Algunos son tan comunes y tranquilos que no hacen falta grandes prismáticos para entretenerse con ellos e iniciarse en el mundo de la ornitología.
Empiezo por la tórtola turca (Streptopelia decaocto), una pequeña paloma que desde hace pocos años es muy frecuente en pueblos, parques y zonas agrícolas. Lo de que sea frecuente desde hace poco, no se debe a una colonización favorecida por el hombre, pues ha sido un proceso natural.

Tórtola turca, no se aprecia en este ejemplar una marca negra 
característica en ele cuello al tener las plumas erizadas
Seguimos con el más conocido de los pájaros, el gorrión común (Passer domesticus), tal vez su abundancia hace que no se preste atención en la colorida librea de los machos, con sus corbatas negras y capirotes grises y rojos. 

Gorrión macho
Muchos confundirán a los trigueros (Emberiza calandra) con un gorrión, pero si somos cuidadosos veremos que los trigueros son bastante más corpulentos, que abundan en campos de cultivo y que el pecho es claro con listas oscuras.

Triguero
Otro pájaro pardo que los profanos pueden confundir con un gorrión, es el pardillo (Carduelis cannabina), en concreto las hembras. En este caso nos fijaremos en el cuerpo más estilizado, la cola escotada, el vientre blanco y la cabeza grisácea.

Pardillo hembra, el macho tiene la cabeza gris uniforme y el pecho de un llamativo color carmín
Cambiando de tercio, presento unas fotos curiosas de un herrerillo común (Cyanistes caeruleus). Es éste un pequeño pájaro amarillo y azul con las mejillas blancas, capaz de graciosas acrobacias colgado de las ramas más finas para capturar insectos y arañas. En este caso las acrobacias las hizo en un poste de teléfonos de hormigón, en posturas que desafiaban a la gravedad.

Dando la espalda en una vertical imposible
Como un pájaro-araña mostrándonos su nuca
Y acabo con el enésimo ejemplo de este tiempo loco o.. cambio climático: una lagartija ibérica (Podarcis hispanicus) que tomaba el sol aún en enero, a salvo tras una malla protectora.

Lagartija ibérica

sábado, 26 de septiembre de 2015

SILVIA

Me tengo por una persona a la que no le sienta bien que le cambien los planes, pero el día que tenía pensado publicar una entrada sobre el fin de semana pasado, una causa de fuerza mayor me lo impidió. ¿Y puede imaginar alguien una fuerza mayor de la naturaleza que el nacimiento de una primera hija? Y con esa vitalidad y fuerza imparable de quien aterriza en este mundo, lleva sólo cuatro días con nosotros y la cachorrilla ya lo ha cambiado todo. Pañales, calostros, pises y meconios, son sólo nombres que entran en nuestro nuevo vocabulario, pero una sóla palabra ya lo es todo para nosotros: SILVIA. 
Ella, y la campeona de su madre, están perfectas y yo sólo quiero estar a su altura y acompañarlas en cada paso en este mundo. Y cómo este mundo también debe ser objeto de cuidados, espero seguir mostrándoselo a todo al que se interese. Probablemente me sea más difícil acercarme a un gavilán durante un tiempo, pero incluso con niños, siempre habrá una mariposa o un bichito del que haya algo interesante que contar. Así que espero seguir a menudo por aquí.
Sylvia es el nombre genérico de un grupo de pequeñas aves de canto melodioso, vida inquieta y amantes del monte y el bosque, silva en latín. No puedo empezar de otra manera hoy este blog, que con una foto de una hembrita que vi el domingo pasado, tal vez un presagio...

Curruca cabecinegra hembra (Sylvia melanocephala) Acaso, ¿no es preciosa?
A partir de aquí, todo sigue tal como lo redacté en su momento:

Sigo aprovechando la mañana de los domingos en Santorcaz. Ésta empezó fresca pero acabó sofocante.
Pero la verdad es que la crónica la empiezo con fotos de un paseo al atardecer que dimos el sábado. Y es que encontramos un pardillo (Carduelis cannabina) que estaba mudando las plumas de su cola, que parecía un abanico en lugar de la habitual cola escotada.

Pardillo común con las plumas externas de la cola a medio crecer
Ya de noche, volviendo a casa, es fácil descubrir salamanquesas (Tarentola mauritanica). No sé si es realidad o una figuración mía, pero desde hace poco tiempo, cada vez parecen más abundantes. Igual era que antes no me fijaba, pero hace años yo no las veía por Santorcaz y recuerdo algún libro de la fauna de Alcalá y alrededores en que sólo se distribuían hasta Anchuelo, sin pasar la cota de los 800 m de altitud. Tal vez el cambio climático hace que, de media, las noches ya no sean fan frescas como antaño y permitan la vida a este curioso reptil.

Pequeña salamanquesa
Ya el domingo inicié un paseo matutino yo sólo. Hacía tiempo que no escuchaba el canto de las totovías, aunque no se dejaron ver, como sí hicieron sus primas las cogujadas montesinas (Galerida theklae).

Cogujada montesina (Galerida theklae). Ojo a las uñas de su dedo posterior
A la vera de una fuente me aposté camuflado, aguardando a ver si algún pajarillo se dejaba fotografiar después de darse un baño o antes de bajar a beber. Muchos lo hicieron, pero no pude fotografiar a todos.

Carbonero común (Parus major)
Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) a la salida del baño
Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), un migrante
Otro pardillo con la cola a medio mudar
Pinzón vulgar hembra (Fringilla coelebs)
Ante tanta concentración de carne emplumada, apareció el gran enemigo de los pájaros pequeños: el gavilán (Accipiter nisus). Fueron unos segundos solamente, pero de esos que los amantes de la naturaleza no olvidamos. Por delante de mis narices, a unos dos metros de mi escondite, el gavilán llegó raseando a escasos palmos del suelo pero a una gran velocidad, de hecho fue el silbido del viento el que me hizo verlo. Abrió alas y cola para frenar a la vez que ganó altura y se posó en un quejigo. Los mirlos dieron la voz de alarma y todo pájaro se puso al resguardo en las pinchudas hojas de la coscojas, sin duda mejor que las afiladas garras del gavilán. Tres fotos pude hacer y tal como llegó desapareció…

Gavilán hembra en busca de presas
Aún a la sombra, se aprecia el amarillo de su ojos
Contento, salí de mi escondite y seguí el paseo previsto, pudiendo hacer alguna foto más a algún otro pájaro de los que están en paso, que viniendo del norte no tiene tan mal concepto del hombre y se dejan acercar algo más que los “nativos”.

Papamoscas gris (Muscicapa striata)
Acabó el paseo con una concentración de colores en forma de alas de mariposa, reunidas en las aromáticas flores de los espliegos, que ante el secarral circundante eran de las pocas flores presentes. A algunas mariposas no me atrevo a nominarlas por lo que si algún voluntario se anima, se agradece.

Chinche del género Carpocoris
Lampides boeticus
Un licénido, al igual que el anterior
El mismo con las alas abiertas
Otro licénido
Ahora con las alas abiertas
Más licénidos...
Muschampia proto
Pontia daplidice o blanquiverdosa
Zygaena fausta, una polilla muy colorida

sábado, 28 de febrero de 2015

PAJARILLOS, NÉCTAR Y PICO MENOR EN EL SOTO DE LAS JUNTAS

Teníamos ganas ya de disfrutar de un fin de semana sin tener que estar cubiertos de ropa hasta las cejas, y hoy no hemos desaprovechado la oportunidad. A un pasito de casa, el Soto de Las Juntas, donde se unen el Manzanares y el Jarama, nos ha dado oportunidad de pajarear muy a gusto.

Laguna del Soto de Las Juntas y cantiles del Manzanares al fondo
Pensaba que las estrellas del día serían las aves acuáticas, pero tanto la laguna como los ríos estaban poco animados y las pocas aves que había, casi todas estaban muy lejos.
Grupo de porrones comunes (Aythya ferina) y fochas (Fulica atra)
Un somormujo lavanco (Podiceps cristatos) con el cuello replegado, nada entre fochas y porrones
Sólo una focha se acercó un poco al observatorio desde el que mirábamos
Pero pronto hemos visto que la animación vendría de otra parte, los álamos blancos están en plena floración y sus amentos masculinos atraían a muchos pájaros. El motivo era echarse un trago de néctar, y es que a nadie le amarga un sorbo de agua con azúcar, aunque sea pequeñito.

Carbonero común (Parus major) sorbiendo néctar 
De perfil, se observan perfectamente sus mejillas blancas
Desde abajo, se puede ver la lista negra que va desde el pico a la cola, y que en los machos es más gruesa. Este ejemplar seguramente es un macho
Familiar del anterior, los bonitos herrerillos comunes (Cyanistes caeruleus) también visitaban los álamos
Al igual que los carboneros, los herrerillos son páridos, y una característica de ellos es su capacidad para adoptar posturas acrobáticas en las ramas más finas
Mejillas también blancas, pero más pequeños y con píleo (coronilla) y alas azuladas, son fáciles de diferenciar de los carboneros
De espaldas se observan las alas azuladas y el lomo verdoso
De colores más discretos, también los mitos (Aegithalus caudatus) usaban los álamos, pero en este caso, supongo que entre las flores femeninas buscaban arañas y pequeños insectos
Con sólo de 8 a 11 gramos, aunque una larga cola, los mitos suelen moverse en grupo, y aunque borroso, se observa otro ejemplar justo detrás del que está en primer plano
También varios pájaros moscones (Remiz pendulinus) se acercaban a los álamos
Colgado de la rama, se puede ver el característico antifaz de este pajarillo que unas semanas más tarde buscará en los chopos las pelusas con las que hacer su nido colgante
Con este botín de bonitos pájaros estaba más que satisfecho, pero aún se dejó fotografiar un bonito jilguero (Carduelis carduelis), pues estaba en una isleta del Manzanares, en que se daba un refrescante baño.

Jilguero (Carduelis carduelis), con su plumaje inconfundible
Bañándose, muestra la característica franja amarilla de sus alas
Y al final, fue cuando llegó la sorpresa y un reclamo que no conocía me hizo buscar y encontrar a un ave bastante escasa: el pico menor (Dendrocopos minor). Se trata del más pequeño de los pájaros carpinteros, y de la segunda vez que veo uno.

Sólo alguna fotografía fugaz entre la maraña de ramas pude hacer, pero aquí se observa perfectamente su dorso negro barrado de blanco, y el píleo rojo, lo que indica que era un macho.



domingo, 23 de noviembre de 2014

MÁS COLORES PARA UN DÍA DE OTOÑO-PRIMAVERA

En un cálido día otoñal, hemos vuelto a Santorcaz luego de varias semanas de ausencia. La verdad es que el paseo fue muy agradable, el campo está reverdeciendo... pero en lo pajaril fue muy tranquilo.

Los primeros que nos saludaron fueron un grupo de pardillos comunes (Carduelis cannabina) subidos a lo alto de un almendro puntiseco.

Pardillo común juvenil o hembra
En un pequeño quejigal de camino a Anchuelo escuchamos el canto de varios verdecillos (Serinus serinus), otro pajarillo cantor. que con el calorcillo se sentía como si fuese abril.

Verdecillo macho cantando
Seguimos subiendo y bajando cerros y nos entretuvimos un rato en juguetear con pepinillos del diablo (Ecbalium elaterium), ya que unas semanas antes se los enseñamos al hijo de unos amigos que se quedó estupefacto con la explosión del fruto de esta planta.

Fruto del pepinillo del diablo en el que en su interior se guardan semillas inmersas en un líquido a gran presión que ante cualquier roce estalla y las lanza a gran distancia
Semillas en los alrededores de la planta,
brillantes porque además tienen una mucosa pegajosa.
 En el vídeo siguiente, la cámara ni siquiera puede grabar 
hacia dónde van las semillas por la velocidad de la explosión


En las hojas de la planta había una mariquita de una especie que no es la habitual.

Epilachna chrysomelina
Donde más nos entretuvimos fue en los alrededores de un manantial al que muchos pajarillos bajaban a bañarse. Tras el chapuzón, algunos se desprendían del agua del plumaje en algún rosal o zarzal, y durante unos segundos, era posible fotografiarlos.

Gorrión moruno (Passer hispaniolensis), el gorrión más escaso en Santorcaz

Herrerillo común (Cyanistes caeruleus)

Petirrojo (Erithacus rubecula)
Rondando esta abundancia de carne emplumada, pasó un gavilán (Accipiter nisus) y en seguida se hizo el silencio.

Gavián, el gran depredador forestal de pequeñas aves
Y ya el día no dio para mucho más, salvo para anotar los intensos colores del otoño, que si bien en Santorcaz no son tan espectaculares como los hayedos de hace quince días, también algunos elementos vegetales despuntan aquí y allá emulando los fogonazos de color que se ven en bosques más norteños.

Zumaque (Rhus coriaria) entre espartos 

Álamos negros (Populus nigra)