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lunes, 2 de diciembre de 2013

OTOÑO INVERNAL EN SANTORCAZ

Mucho frío y viento este domingo en Santorcaz, condiciones que dificultan el avistamiento de fauna, pero bien protegido, no pude dejar de aprovechar parte de la mañana a ver qué había por ahí.

Parece que los pinzones vulgares (Fringilla coelebs) siguen sin faltar a su cita fotográfica conmigo en cada paseo otoñal. En este caso fue un macho el que en lo alto de un álamo reseco tomaba el sol.

Pinzón macho mostrando su pecho anaranjado
Más de cerca, se observa su "casco" gris y alas negras con franjas blancas
Otro macho, en este caso de carbonero común (Parus major), y esta vez a menor altura, se mantenía a escasa distancia de mi y mostraba sus colores. 

Carbonero, tiznado siempre de negro carbón en garganta, cabeza salvo las mejillas
 y línea ventral, que en la hembra es más estrecha.
Pocos pájaros más pude fotografiar a corta distancia, este buitrón (Cisticola juncidis) estuvo a tiro unos instantes, pero su pequeñísimo tamaño, no permitió un enfoque adecuado.

Buitrón sobre un cardo, mostrando su pequeño tamaño
No es un ave demasiado frecuente, pero ayer pude ver una corneja negra (Corvus corone) dando vueltas sin saber dónde aterrizar. Los truenos de las escopetas, seguramente vuelven más cautelosos a estos inteligentes córvidos.

Tamaño mediano e intenso color negro, identifican a la corneja,
que también es conocida en Santorcaz como grajo.
Los restos de otro córvido mucho más frecuente, la urraca (Pica pica) encontré al pie de un quejigo. La escarcha cubría las plumas del pájaro, que seguramente fue víctima de un azor o un búho real. 

Plumas de urraca arrancadas por un ave de presa, en caso de haber 
sido mordidas por un mamífero estarían quebradas
Otros restos en cambio, me recordaron al verano, como esta camisa de culebra de escalera.


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Y la mañana no dio mucho más de sí, el frío continuaba imperando, y volví a casa tras echar un ojo a la Sierra de Guadarrama.


lunes, 14 de octubre de 2013

OTOÑO, PERO... MARIPOSAS Y CULEBRA DE ESCALERA

Una agenda un poco apretada y este otoño seco y cálido está dificultando la aportación de contenidos al blog. El sábado pudimos dar un paseo por Santorcaz en una mañana espléndida en lo meteorológico, pero pobre en lo ornitológico. Sin embargo la naturaleza nunca defrauda, y los aún cálidos rayos de sol, mantienen a especies que se resisten a la llegada del frío.
Un caso bastante espectacular es el de las mariposas, que se concentran en las pocas flores que quedan por el monte en estas fechas. El conocimiento del poco tiempo que les queda por delante, y la escasez de néctar, hace que, una vez encontrada una flor, permanezcan libando en ellas confiadamente, permitiendo mejores acercamientos.

Lycaena phlaeas o Manto bicolor

Colias crocea o canario azufrado libando en unas flores de romero, 
sin embargo se alimenta de leguminosas cuando es una oruga

Lampides boeticus o canela estriada, en el mismo romero y que 
en fase de oruga también se alimenta de algunas leguminosas

Lampides boeticus con las alas entreabiertas

Licénido en el que se observa que a estas alturas del año,
 sus alas están desflecadas y han perdido 
algunas de sus escamas violáceas

A pesar de todo, advertido el peligro, algunas especies prefieren posarse entre la hojarasca, ya que su timidez vence al hambre que puedan sentir.

Hipparchia semele o sátiro común, también con las alas desgastadas, 
es una especie que como oruga se alimenta de gramíneas

El otro elemento “veraniego” que descubrimos y que apuraba la calidez otoñal, fue una bonita culebra de escalera (Rhinechis scalaris). Este reptil, a pesar de su algo más de un metro de longitud, es totalmente inofensivo y no dispone de veneno. En esa atrasada y pueril división entre animales buenos y malos, esta sería de los buenos, pues consume muchos insectos y roedores que pueden ser plagas de cultivos. En el siglo XXI todos los integrantes de un ecosistema son elementos fundamentales de los mismos, y no pueden valorarse subjetivamente en función de la simpatía que nos despierten. Tras unas breves molestias para fotografiarla, la dejamos tranquilamente para que siga cumpliendo su papel.

Culebra en posición de defensa, y extendiendo la lengua bífida,
 que utiliza para captar partículas químicas




El nombre de culebra de escalera le viene de cuando son jóvenes, pues entre las dos líneas dorsales aparecen unos llamativos peldaños negros. Con la edad, estas culebras los pierden, y sólo conservan las dos líneas paralelas que vimos en el ejemplar de este sábado.