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domingo, 5 de octubre de 2014

AVUTARDAS EN LA ZEPA 139

Ahora que tenemos más complicado campear por Santorcaz, he aprovechado la primera ocasión para volver a uno de los sitios por donde más me gusta pajarear: los alrededores de Fresno de Torote. Este sábado dimos un paseo desde la El Jardín de Serracines para adentrarnos por la ZEPA 139 "Estepas cerealistas de los ríos Jarama y Henares", que se trata de una Zona de Especial Protección para las Aves, en la que quisimos celebrar el fin de semana de las aves. Esta zona se declaró para proteger las aves propias de los hábitats esteparios.

Estepas abiertas de cultivos con el Valle del río Torote al fondo
 y cerros de retama y Genista hirsuta en primer término
Aunque la tarde se nubló, lo que dificultaba la fotografía, en seguida varias rapaces se nos pusieron a tiro, manteniéndose inmóviles frente al viento.

Ratonero común (Buteo buteo)
Milano real (Milvus milvus)
Muy lejos un corro de buitres negros y leonados cicleaba 
En el suelo, todavía se dejaban ver algunas aves migratorias que descansaban en su camino en busca de sus zonas de invernada tropical.

Collalba gris (Oenanthe oenanthe)
Pero pronto, oteando los rastrojos, descubrimos a la estrella de esta ZEPA, la avutarda (Otis tarda):

Avutarda, una de las aves voladoras más pesadas
Grupo de avutardas alimentándose en un rastrojo
Lo que parece un macho levanta la cola ante otro ejemplar de detrás
Compartiendo el rastrojo con las avutardas, rebaños de ovejas pastaban, y a su vez, acompañando a éstas, grupos de garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) daban caza a los insectos que levantaban las ovejas.

Ovejas y garcillas bueyeras
Tras superar un pequeño altozano nos sorprendió una avutarda aislada que se asustó ante nuestra presencia y echando a volar nos mostró el color de sus alas y partes ventrales.

Extendiendo las alas muestra sus blanquísimas partes ventrales
El dorso en cambio es ocre, con blanco y negro en las alas
A algunos centenares de metros nos miró ya más tranquila
En contraste con el blanco de las alas de la avutarda, otro gigante de los cielos nos sobrevoló, esta vez con alas negras.

Buitre negro (Aegypus monachus)
Carroñas de lo abundantes conejos y ganado de la zona, atraen a estas aves
De nuevo, volvimos a ver otras rapaces en el camino de vuelta.

Milano real mostrando su cola escotada 
Ratonero común oteando desde un poste eléctrico con puente lateral sin proteger
Para terminar, aunque en esta época las plantas no presentan muy buen aspecto, hubo dos que llamaron nuestra atención:

Sandía espinosa (Cucumis myriocarpus)
Detalle de los frutos, del tamaño de una pelota de golf
Flores de quitameriendas (Merendera montana). El nombre le viene por la fecha de su floración: cuando el tiempo empeora y se acaban las meriendas camperas veraniegas

lunes, 7 de julio de 2014

PICOS DE EUROPA LEONESES Y COSTA CÁNTABRA

Esta semana pasada, Lucía y yo hemos pasado unos días estupendos en el Valle de Valdeón, en los Picos de Europa leoneses, y en Noja, en la costa cántabra. Salvo un par de ratos, hemos gozado de un tiempo relativamente bueno y hemos visitado ciudades y pueblos como Comillas, Santillana del Mar, Santander, Santoña, Laredo, Castro-Urdiales y Bilbao; la parte naturalística nos fue más o menos como cuento a continuación.

Entramos por Riaño, donde paramos a comer y a guarecernos de un chaparrón, y allí ya entramos en contacto con la montaña cántabra.

Embalse y picos de Riaño (León)
Junto al embalse, eran abundantes los colirrojos tizones (Phoenicurus ochruros)
Después de reponer fuerzas nos dirigimos a Posada de Valdeón, pueblo más importante del valle en el que nos íbamos a alojar. Como vimos que el tiempo mejoraba nos atrevimos a dar un paseo rodeados de los montes más altos de los Picos de Europa. En la caminata, ya empezamos a descubrir algunos de los tesoros de estas montañas


Cordiñanes, pueblo en el que nos alojábamos
Tarabilla común macho (Saxicola torquata)
Un zafiro y una esmeralda, con distinto enfoque,
en azul un licénido, y en verde una Adscita hispanica
Con el enfoque invertido, los mismos protagonistas
Cornejas negras (Corvus corone)
Lasiommata maera, o mariposa pedregosa
Lylium pyrenaicum, o azucena silvestre o flor de lis
Melitaea phoebe, o doncella sobre un lirio silvestre
Zygaena trifolii, o zygena de 5 puntos
Al día siguiente hicimos la ruta del Cares desde Cordiñanes, unos 37 km en los que disfrutamos de paisajes espectaculares, en los que también habitan numerosos animales.


Garganta del Cares, se observa a la izquierda el camino tallado en la roca
En Caín, un pollo de petirrojo (Erithacus rubecula) no se asustaba de los montañeros
Junta a una pradera, también en Caín, un Verdecillo (Serinus serinus) se desgañitaba
Este petirrojo aprovechaba los rezumes del canal de aguas rápidas para acechar larvas de insectos
Vimos mucho mirlos acuáticos (Cinclus c.), pero era difícil fotografiarlos en buenas condiciones
 A pesar de tanta roca, esta pareja de lagartijas roqueras (Podarcis muralis
se buscaban en un tronco seco
Juvenil de Escribano montesino (Emberiza cia)

Como nos supo a poco el palizón del día anterior, al día siguiente decidimos hacer una ruta con una ascensión de más de 600 m, para superar los 2000, en donde la fauna y flora ya es típicamente alpina.



Panorámica desde el Canal de Pedavejo
Antes de llegar a lo más alto, cuando aún hay matorral, se veían y escuchaban multitud de acentores comunes (Prunella modularis)
Cuando ya el frío impide el desarrollo de matorral, y sólo hay herbazales y roca, ya encontramos a los acentores alpinos (Prunella collaris)
A 2.000 m los buitres (Gyps fulvus) casi se pueden tocar
También aparecen las chovas piquigualdas (Pyrrhocorax graculus)
Y aunque menos montañeras, también había chovas piquirrojas (Pyrrhocorax p.)
En herbazales y roquedos también crían las collalbas grises (Oenanthe o.)
Pero las estrellas para mí ese día, fueron los gorriones nivales (Montifringilla nivalis), que nunca había visto
Con su pico amarillo, un joven gorrión nival descansaba sobre una roca
También muy montañeros son los rebecos (Rupicapra r.), que se refrescan en los neveros
A principios de verano, las gencianas florecen (Gentiana angustifolia)
Entre rocas y sometidas a temperaturas extremas, las matas de Linaria alpina alegran gleras y canchales
Directamente en la roca, enorme líquenes logran subsistir
Las lagartijas, acechan a los suculentos insectos
Las prímulas también ascienden a las alturas para florecer
Erebia triaria una mariposa muy montañera
Ortiguera (Aglais urticae) una mariposa muy frecuente en la ruta 

En el comienzo y final de la ascensión bajo las calizas de los picos, las turbiditas muestran su típica alternancia de areniscas claras y pizarras oscuras. Siempre sorprende encontrar a más de 1.000 metros de altura estas rocas formadas en cañones marinos
Desde las curvas del Puerto de Pandetrave, donde comenzaba la ruta, vimos varios ciervos (Cervus elaphus)
Al día siguiente subimos entre la niebla y la llovizna desde Soto de Sajambre a Vegabaño por la mañana. Por la tarde deambulamos por Oseja de Sajambre y Soto de Valdeón. Vamos, un día de hayedos, robledales y árboles de hoja caduca. 

Majadas de Vegabaño
Ni la lluvia ni el viento asustan a los acentores comunes
Escribano cerillo (Emberiza citrinella) en un majuelo
Una pareja de halcones peregrinos (Falco peregrinus) perseguían golondrinas y aviones bajo la llovizna.  
También apareció un alimoche (Neophron percnopterus) que fue escoltado por la pareja de halcones fuera de su territorio de caza
Papamoscas gris (Muscicapa striata) acechando insectos voladores
En los abrevaderos de Oseja de Sajambre tritones palmeados (Lissotriton helveticus) compartían su hábitat con varias especies de renacuajos
Y tras visitar la Cueva de El Soplao, Comillas y Santillana nos fuimos a la playa, a Noja, y nos encontramos este anochecer.


Anochecer en la Playa de Ris, en Noja
A la mañana siguiente, mientras yo buceaba viendo pulpos, 
un cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) pescaba
Con el estómago lleno, había que secarse al sol pues las aguas del cantábrico son frescas
En las dunas que aún quedan en estas playas, las cicindelas que no capturaban insectos se dedicaban a buscar pareja.
En una higuera de un islote de la playa de Ris, un enorme bando de garcetas comunes (Egretta Garzeta) y garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) descansaban a salvo de los bañistas
Rodeando a Noja se encuentran las marismas de Joyel y Victoria, que una tarde antes de acercarnos a Santander, visitamos rápidamente.


Marismas de Joyel entre Noja e Isla
Entre la vegetación de ribera, nos apareció esta lagartija italiana (Podarcis sicula),
 que se trata de una especie introducida en España
En las marismas de Victoria abundaban los cisnes (Cygnus olor)
Garza real adulta (Ardea cinerea)


Grupo de gaviotas reidoras (Larus ridibundus)
Como he dicho, por la tarde fuimos a Santander, y en la península de La Magdalena un joven estornino pinto (Sturnus vulgaris) llamó mi atención, ya que no es un ave reproductora en la zona centro.

Joven estornino pinto
El penúltimo día pasamos la mañana recorriendo la enorme playa de Trengandín, también en Noja.

Playa de Trengandín
Gaviota patiamarilla (Larus michahellis) en vuelo
Gaviota patiamarilla posada sobre las típicas rocas que afloran en la playa
Este brillante carábido, había sufrido algún problema y con sus élitros rotos, "cojeaba" sobre la arena
Y nuestro viaje acabó en Bilbao, y como siempre es posible encontrar fauna y flora curiosa en cualquier lugar, no me despido con una foto del Guggenheim, sino con un zorzal. Es un pájaro ausente, salvo en invierno, de la zona centro de la que siempre suele versar este blog, y que esta vez no ha sido la protagonista.


Zorzal común (Turdus philomelos)