Esta semana pasada, Lucía y yo hemos pasado unos días estupendos en el Valle de Valdeón, en los Picos de Europa leoneses, y en Noja, en la costa cántabra. Salvo un par de ratos, hemos gozado de un tiempo relativamente bueno y hemos visitado ciudades y pueblos como Comillas, Santillana del Mar, Santander, Santoña, Laredo, Castro-Urdiales y Bilbao; la parte naturalística nos fue más o menos como cuento a continuación.
Entramos por Riaño, donde paramos a comer y a guarecernos de un chaparrón, y allí ya entramos en contacto con la montaña cántabra.
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Embalse y picos de Riaño (León) |
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Junto al embalse, eran abundantes los colirrojos tizones (Phoenicurus ochruros) |
Después de reponer fuerzas nos dirigimos a Posada de Valdeón, pueblo más importante del valle en el que nos íbamos a alojar. Como vimos que el tiempo mejoraba nos atrevimos a dar un paseo rodeados de los montes más altos de los Picos de Europa. En la caminata, ya empezamos a descubrir algunos de los tesoros de estas montañas
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Cordiñanes, pueblo en el que nos alojábamos |
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Tarabilla común macho (Saxicola torquata) |
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Un zafiro y una esmeralda, con distinto enfoque, en azul un licénido, y en verde una Adscita hispanica |
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Con el enfoque invertido, los mismos protagonistas |
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Cornejas negras (Corvus corone) |
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Lasiommata maera, o mariposa pedregosa |
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Lylium pyrenaicum, o azucena silvestre o flor de lis |
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Melitaea phoebe, o doncella sobre un lirio silvestre |
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Zygaena trifolii, o zygena de 5 puntos |
Al día siguiente hicimos la ruta del Cares desde Cordiñanes, unos 37 km en los que disfrutamos de paisajes espectaculares, en los que también habitan numerosos animales.
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Garganta del Cares, se observa a la izquierda el camino tallado en la roca |
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En Caín, un pollo de petirrojo (Erithacus rubecula) no se asustaba de los montañeros |
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Junta a una pradera, también en Caín, un Verdecillo (Serinus serinus) se desgañitaba |
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Este petirrojo aprovechaba los rezumes del canal de aguas rápidas para acechar larvas de insectos |
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Vimos mucho mirlos acuáticos (Cinclus c.), pero era difícil fotografiarlos en buenas condiciones |
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A pesar de tanta roca, esta pareja de lagartijas roqueras (Podarcis muralis)
se buscaban en un tronco seco |
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Juvenil de Escribano montesino (Emberiza cia) |
Como nos supo a poco el palizón del día anterior, al día siguiente decidimos hacer una ruta con una ascensión de más de 600 m, para superar los 2000, en donde la fauna y flora ya es típicamente alpina.
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Panorámica desde el Canal de Pedavejo |
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Antes de llegar a lo más alto, cuando aún hay matorral, se veían y escuchaban multitud de acentores comunes (Prunella modularis) |
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Cuando ya el frío impide el desarrollo de matorral, y sólo hay herbazales y roca, ya encontramos a los acentores alpinos (Prunella collaris) |
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A 2.000 m los buitres (Gyps fulvus) casi se pueden tocar |
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También aparecen las chovas piquigualdas (Pyrrhocorax graculus) |
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Y aunque menos montañeras, también había chovas piquirrojas (Pyrrhocorax p.) |
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En herbazales y roquedos también crían las collalbas grises (Oenanthe o.) |
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Pero las estrellas para mí ese día, fueron los gorriones nivales (Montifringilla nivalis), que nunca había visto |
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Con su pico amarillo, un joven gorrión nival descansaba sobre una roca |
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También muy montañeros son los rebecos (Rupicapra r.), que se refrescan en los neveros |
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A principios de verano, las gencianas florecen (Gentiana angustifolia) |
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Entre rocas y sometidas a temperaturas extremas, las matas de Linaria alpina alegran gleras y canchales |
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Directamente en la roca, enorme líquenes logran subsistir |
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Las lagartijas, acechan a los suculentos insectos |
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Las prímulas también ascienden a las alturas para florecer |
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Erebia triaria una mariposa muy montañera |
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Ortiguera (Aglais urticae) una mariposa muy frecuente en la ruta |
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En el comienzo y final de la ascensión bajo las calizas de los picos, las turbiditas muestran su típica alternancia de areniscas claras y pizarras oscuras. Siempre sorprende encontrar a más de 1.000 metros de altura estas rocas formadas en cañones marinos |
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Desde las curvas del Puerto de Pandetrave, donde comenzaba la ruta, vimos varios ciervos (Cervus elaphus) |
Al día siguiente subimos entre la niebla y la llovizna desde Soto de Sajambre a Vegabaño por la mañana. Por la tarde deambulamos por Oseja de Sajambre y Soto de Valdeón. Vamos, un día de hayedos, robledales y árboles de hoja caduca.
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Majadas de Vegabaño |
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Ni la lluvia ni el viento asustan a los acentores comunes |
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Escribano cerillo (Emberiza citrinella) en un majuelo |
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Una pareja de halcones peregrinos (Falco peregrinus) perseguían golondrinas y aviones bajo la llovizna. |
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También apareció un alimoche (Neophron percnopterus) que fue escoltado por la pareja de halcones fuera de su territorio de caza |
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Papamoscas gris (Muscicapa striata) acechando insectos voladores |
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En los abrevaderos de Oseja de Sajambre tritones palmeados (Lissotriton helveticus) compartían su hábitat con varias especies de renacuajos |
Y tras visitar la Cueva de El Soplao, Comillas y Santillana nos fuimos a la playa, a Noja, y nos encontramos este anochecer.
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Anochecer en la Playa de Ris, en Noja |
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A la mañana siguiente, mientras yo buceaba viendo pulpos,
un cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) pescaba |
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Con el estómago lleno, había que secarse al sol pues las aguas del cantábrico son frescas |
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En las dunas que aún quedan en estas playas, las cicindelas que no capturaban insectos se dedicaban a buscar pareja. |
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En una higuera de un islote de la playa de Ris, un enorme bando de garcetas comunes (Egretta Garzeta) y garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) descansaban a salvo de los bañistas |
Rodeando a Noja se encuentran las marismas de Joyel y Victoria, que una tarde antes de acercarnos a Santander, visitamos rápidamente.
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Marismas de Joyel entre Noja e Isla |
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Entre la vegetación de ribera, nos apareció esta lagartija italiana (Podarcis sicula),
que se trata de una especie introducida en España |
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En las marismas de Victoria abundaban los cisnes (Cygnus olor) |
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Garza real adulta (Ardea cinerea) |
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Grupo de gaviotas reidoras (Larus ridibundus) |
Como he dicho, por la tarde fuimos a Santander, y en la península de La Magdalena un joven estornino pinto (Sturnus vulgaris) llamó mi atención, ya que no es un ave reproductora en la zona centro.
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Joven estornino pinto |
El penúltimo día pasamos la mañana recorriendo la enorme playa de Trengandín, también en Noja.
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Playa de Trengandín |
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Gaviota patiamarilla (Larus michahellis) en vuelo |
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Gaviota patiamarilla posada sobre las típicas rocas que afloran en la playa |
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Este brillante carábido, había sufrido algún problema y con sus élitros rotos, "cojeaba" sobre la arena |
Y nuestro viaje acabó en Bilbao, y como siempre es posible encontrar fauna y flora curiosa en cualquier lugar, no me despido con una foto del Guggenheim, sino con un zorzal. Es un pájaro ausente, salvo en invierno, de la zona centro de la que siempre suele versar este blog, y que esta vez no ha sido la protagonista.
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Zorzal común (Turdus philomelos) |
Con esta entrada me has tocado la fibra. Todo lo que tenga que ver con la montaña me apasiona y sin duda habéis dado buena cuenta de ella (y también del mar).
ResponderEliminarLástima que no hayas publicado una foto de nuestros fantásticos, pero escasos, osos.
El año pasado en Somiedo estuvimos cerca, siempre se había visto horas antes en los miradores en los que estábamos. Pero la verdad es que este año no hemos buscado tanto...
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