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domingo, 5 de mayo de 2019

AVES DE LOS PARQUES DE SEVILLA: MARÍA LUISA

Antes de ir a Doñana, esta Semana Santa pasamos unos días en Sevilla ciudad. El Parque de María Luisa es un buen sitio para ver pájaros, así que realmente fue allí donde estrené la cámara.  

En Sevilla, me parecieron más frecuentes las cotorras de Kramer (Pisttacula krameri),
en Madrid en cambio lo son las argentinas
Sin duda los más frecuentes son los gorriones (Passer domesticus)
que disputan a las palomas cualquier miga de pan
Me llamó la atención que las grajillas (Corvus monedula) deambulan robando comida a los patos.
Por detrás un mirlo, vigila a la grajilla

Este ánade real (Anas platyrhynchos) se acababa de bañar
y se estaba peinando
Los patitos hacían las delicias de los niños
Además de ánades y algunas otras especies autóctonas, había
varios patos criollos (Cairina moschata)

Aunque las palomas son las verdaderas estrellas de este parque,
también hay sitio para las tórtolas turcas (Streptopelia decaocto)
En una zona protegida había varios pavos reales (Pavo cristatus)
Un oasis dentro de la ciudad, el Parque de María Luisa

martes, 30 de abril de 2019

DOÑANA CON NIÑOS: LA ROCINA, EL ACEBUCHE Y EL ROCÍO

Esta Semana Santa hemos estado por Sevilla y teníamos tres novedades desde la última vez: un bebé de meses, una niña de 3 años y medio y una cámara nueva. Como el campo a los niños les sienta muy bien y había que estrenar la cámara, qué mejor lugar que Doñana en primavera. Y es que es difícil fallar allí, incluso cambiando pañales en observatorios de aves o intentando que no te tiemble mucho el pulso mientras con una mano aguantas a una pequeña que mira con sus prismáticos. La verdad es que la nueva cámara ayuda: 80 aumentos ópticos son muchos aumentos. 
No me enrollo más y empiezo con lo que vimos en alguno de los observatorios del Arroyo de la Rocina.

Empecé con una de las joyas de Doñana: una espátula (Platalea leucorodia)

De frente, enseña su curioso pico
Otra estrella de las marismas, un calamón (Porphyrio porphyrio) se estira a la orilla del arroyo
Ésta es la esencia de Doñana: diversidad a raudales, en pocos metros, ánades reales,
porrones comunes, patos colorados, espátulas, calamones, moritos...


En vuelo muestran su elegancia
En un momento dado un individuo joven se puso muy cerca de nosotros
Una gallineta (Gallinula chloropus) quiso salir en la foto junto a la joven espátula
Otra de las especialidades de Doñana: un morito (Plegadis falcinellus)
Otro morito descansando
A lo lejos un garceta (Egretta garzetta) se arrascaba el cuello
De entre los juncos salió una elegante garza imperial (Ardea purpurea)
Con su largo cuello llega a arrascarse a cualquier lado

Otra garza llegó volando, esta vez una real (Ardea cinerea)
Desde otro lugar también pudimos ver una garza, esta vez de cuerpo entero
En aguas más abiertas un grupo de porrones comunes (Aythya ferina)
Entre los juncos chillaba un pequeño zampullín chico (Tachybaptus ruficollis)
Por estar muy vistos, casi no hago caso a los pobres ánades reales (Anas platyrhinchos)
Tres anátidas en una foto, un ganso (Anser anser) y 
porrón común nadando y un ánade real en la orilla
Después de la Rocina comimos en El Acebuche y también nos acercamos a un observatorio. 

Merodeando por el pinar donde comimos había muchos los rabilargos (Cyanopica cyanus)
Inteligentes como sus primas las urracas, sus alas son destellos de color azul
En el pinar donde comimos, los agateadores comunes (Certhia brachydactila),
subían y bajaban por los troncos
De camino a los observatorios, al sol una hembra de tarabilla (Saxicola torquata)
El macho se me puso a tiro justo en frente del primer observatorio
Sus idas y venidas eran con insectos en el pico
El observatorio no dio para mucho, nada nuevo respecto a La Rocina excepto un galápago
En los postes, las salamanquesas (Tarentola mauritanica) tomaban el sol. Como 
era de día adoptaban colores oscuros para calentarse al sol, porque el aire era fresco
También a pleno sol un alcaudón común (Lanius senator) oteaba en busca de insectos
Al final, tras mojarnos los pies en Matalascañas, nos fuimos a las marismas de El Rocío, donde acabamos una intensa jornada de campo con niños. La luz no acompañó, porque se nubló bastante, pero aún así algo vimos. Volveremos.

Junto al paseo marismeño, una espátula removía el fango en busca de invertebrados
De vez en cuando se aseaba. Buscaré el origen de esa anilla que lleva en la pata
En El Rocío las estrellas suelen ser los flamencos (Phoenicopterus roseus)
Los juveniles son menos llamativos
En el agua y las orillas había muchas fochas (Fulica atra)
Patrullando por todos lados los recién llegados milanos negros (Milvus migrans)

sábado, 12 de mayo de 2018

AVES EN PARQUES, PISCINA Y EN LOS CAMINOS

El fin de semana pasado sí que hizo buen tiempo, aunque con alguna tormentilla que nos pilló a la intemperie. Fue el sábado en que cogí la bici con la pequeña y a la vuelta nos encontramos todos en el parque de la piscina. Con la bici vimos un alcaudón común (Lanius senator), en el parque una lagartija rabilarga (Psammodromus algirus) tomaba el sol antes de que se ocultase y en la piscina un ánade real macho (Anas platyrhynchos) descansaba.


A la caza de insectos en una viña abandonada
Un macho de lagartija rabilarga en el bordillo del parque
Después de un baño en la piscina el pato se secó en la orilla
Como es habitual, el domingo, madrugón, esta vez para hacer la primera visita del SACRE. No me entretuve con muchas fotos pero no pude evitar fotografiar una pareja de perdices (Alectoris rufa) huyendo por el camino de Guadalajara y un grupo de avutardas (Otis tarda) en vuelo hacia Los Santos.

Pareja de perdices a la carrera
Avutardas en vuelo de desplazamaiento
En vuelo son muy llamativas por su combinación de blanco y negro... y su enorme tamaño
Antes de comer nos fuimos todos al parque del Molino de Viento, allí un aguilucho cenizo (Circus pygargus) nos sobrevoló, y mientras controlaba que mi hija no se despeñase por el tobogán, hice alguna foto a este esbelto aguilucho.

Aguilucho cenizo

jueves, 7 de diciembre de 2017

AVES DEL PUENTE DE CARLOS IV EN PRAGA

Estamos recién llegados de unas mini-vacaciones en Praga, una ciudad con una oferta de cultura, historia y ocio estupenda, y aunque la oferta de naturaleza es más limitada, y más aún en estas fechas, siempre queda algún resquicio para poder contar algo que cumpla con lo esperado en este blog. La verdad es que no ha dado para mucho en cuanto a bichos, y además el día que estuvimos en uno de los parques de Praga, estuvo nevando a ratos así que "sólo" disfrutamos de las vistas de la torre de Petrin y no paseamos entre los árboles. Todo lo que queda por contar es sobre las aves del magnífico puente de Carlos IV sobre el río Moldava.
En una de sus orillas, los cisnes (Cignus olor) decoran las fantásticas fotos que ofrecen el puente, las torres y campanarios de esta ciudad. No obstante ¡ojo con los cisnes! que al mínimo descuido te asaltan para robar cualquier pedazo de galleta que tenga uno entre manos. Nuestra pequeña Silvia tuvo que vérselas con alguno, que al verla de su mismo tamaño, la acosó para robarle el desayuno.

Cisnes y otras aves rellenan el espacio para hacer aún más bonitas las fotos del puente
Como siempre, entre las aves acuáticas más frecuentes están los azulones (Anas platyrynchos)
No sé por qué, pero casi todos eran machos...
... aunque la verdad es que son preciosos
También había bastantes fochas (Fulica atra), aunque no se acercaban demasiado
Otras acuáticas del río, son las gaviotas reidoras (Larus ridibundus)
Y no siendo acuáticas, se acercan al mismo borde las grajillas (Corvus monedula)
Las grajillas parece que miran para ver qué pueden obtener de los humanos
Sobre las estatuas y barandillas del propio puente, esos mismos protagonistas también aprovechan las sobras y limosnas de los humanos.

Gaviotas reidoras al anochecer
Otra grajilla muestra su delicado plumaje negro y grisáceo
Un hecho curioso: en cinco días que pasamos no vimos ni un sólo gorrión en la ciudad. Parece que las ciudades europeas van perdiendo a sus más antiguos co-habitantes. 
Acabo como dije al principio, ojo con los cisnes que son capaces de acosar al que tenga comida entre manos, y si es a alguien de su tamaño, con más motivo.
Cisne y niña se aguantan la mirada, en juego, una galleta