Sigo sin muchas fuerzas para darme un madrugón y salir al campo temprano, ¡pero no pasa nada! Sólo hace falta mirar al cielo desde la puerta de casa y en un rato pude ver un montón de rapaces cruzando el cielo de Santorcaz. Con la cámara nueva y un poco de pulso, hice el trabajo y puedo venir hoy a mostrar fotos de 5 rapaces que pude ver en 10 minutos. Así que para ver rapaces, lo primero, es mirar al cielo.
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Muy lejana, pude ver un águila culebrera (Circaetus gallicus) |
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Girando y girando esta gran rapaz se fue acercando... |
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...y en cada giro dejaba ver sus blanquísimas partes inferiores |
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Al final se podía ver su cola desflecada y muescas en las alas, es decir,
estaba mudando sus plumas de vuelo, así que debía ser un ejemplar adulto |
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Casi a la vez una rapaz oscura apareció, y una vez hecha la foto pude comprobar
que se trataba de un aguilucho lagunero (Circus aeroginosus) nacido este año: color
chocolate oscuro, plumaje nuevo sin muescas, y garganta y antifaz dorado |
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Pasé a casa a por algo, y cuando salí, una aguililla calzada (Hieraetus pennatus) de fase clara |
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Este individuo volaba realmente bajo y giraba la cabeza para mirar lo que había sobre ella |
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Son prácticamente inconfundibles si son del tipo claro: primarias y secundarias oscuras y resto de
las partes inferiores color crema casi blanco |
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De nuevo a la vez que el águila pasó en vuelo directo otra rapaz muy alta. Hecha
la foto, era claramente un macho adulto de aguilucho cenizo (Circus pygargus) |
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Después me quise entretener en fotografiar a los velocísimos vencejos (Apus apus)
y algo pude hacer |
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Después los chillidos de los cernícalos (Falco tinnunculus) me hicieron levantar la vista, uno
de ellos salía de la torre de la iglesia... |
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... y un grupito de vencejos le hacían pasadas amenazadoras pues no es un buen vecino |
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El cernícalo vigila al vencejo, que tampoco puede hacer gran cosa contra él |
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El cernícalo abría su cola y alas todo lo posible para coger altura |
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Acabo con una foto de la noche anterior, con el cielo despejado se podían ver todas las cicatrices de nuestro satélite |
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