Hay que ir al campo siempre que se pueda, siempre que haya tiempo, porque por mucho que uno crea conocer un territorio, los seres vivos, son libres y siempre están dispuestos a recompensarnos con nuevos y curiosos avistamientos. Da igual lo que digan las guías y los expertos, su libertad los saca de la norma. Esta Semana Santa la hemos pasado en Santorcaz y casi todos los días he salido al campo, unas veces con mis chicas y una vez con unos nuevos, pero ya grandes amigos del grupo TAGONIUS, al que pertenezco desde hace poco. Da igual ir de parloteo con Lucía y empujando un carrito de bebé o ir con dos expertos naturalistas, en ambos casos me llevé gratas sorpresas que sin más preámbulos empiezo a relatar.
El sábado, el proyecto HOSPEDA del grupo TAGONIUS aterrizó en Santorcaz con la colocación de dos cajas nido para cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), o cualquier otra ave que se anime a utilizarlas (búho chico, autillo, mochuelo, etc.). Pasamos un rato agradable de bricolaje y trabajo en altura, mientras nos sobrevolaban milanos, cernícalos, ratoneros y aguiluchos laguneros. Después de despedirnos, cuando estaba a punto de entrar en casa, me llamaron al móvil: que me esperase, que venían a buscarme para intentar fotografiar a un gato montés (Felis silvestris) que vieron desde el coche. No tenía yo esperanzas en verlo después de 2 minutos, pero ahí estaba un fabuloso macho a la caza de roedores a plena luz del día y no muy lejos de la carretera. Era la primera vez que fotografiaba uno, y encima en mi pueblo.
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Gato montés de caza en el rastrojo |
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Mirando fijamente a la cámara |
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Sentado casi pasa desapercibido entre la hierba seca |
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Antes de desaparecer en la vegetación nos enseñó su gruesa cola rematada de negro y la "suela" de sus patas, también de negro |
Como dije, ese día hicimos más cosas y vimos varias rapaces, y para dejar constancia, ahí van algunas fotos. Esperemos que pronto sean ocupadas estas cajas y podamos hacer un seguimiento de sus moradores.
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Caja recién instalada lista para ser ocupada |
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Un cernícalo ya se animó a inspeccionar su posible nuevo alojamiento |
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Milano negro (Milvus migrans) |
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Milano real (Milvus milvus) comiendo algo en el aire |
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Incluso con la cola desplegada se aprecia su fuerte escotadura, mayor que la del milano negro |
Otra sorpresa, de la semana, fue el jueves, que nos animamos a pasear con la pequeña. La tarde era un poco sosa pero ya al atardecer apareció una rapaz con un vuelo raro para lo que acostumbro a ver por Santorcaz. Finalmente se posó en lo alto de un tendido de alta tensión y mis ojos no daban crédito: un águila pescadora (Pandion haliaetus). Obviamente se trataba de un ejemplar en paso, probablemente de vuelta desde África hacia el Norte de Europa. Como nuestro camino seguía al tendido fuimos levantando al animal, que se iba desplazando de un apoyo al siguiente, hasta que regresamos a casa.
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Águila pescadora con su vientre completamente blanco y partes superiores oscuras |
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En el siguiente poste, con algomás de luz y de perfil se aprecia su antifaz negro |
El domingo, en otro de nuestros paseos en familia me entretuve fotografiando el amplexo de hasta tres parejas de sapo común (Bufo bufo), una de las cuales ya había empezado a poner sus hileras de huevos. Esperemos que la primavera sea algo húmeda y permita a los renacuajos completar su ciclo vital.
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Los sapos machos son más pequeños, pero ambos sexos comparten un curioso color naranja en los ojos |
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Los huevos de sapo son cordones enredados entre la vegetación |
Y aunque eso fue lo más significativo de la semana, como digo, algún paseo dimos más y algún rato he pasado en el jardín cámara en mano, lo que siempre hace que algún pajarillo se ponga a tiro, y que no por ser más comunes, no tengan los mismos méritos para aparecer en este blog.
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Carbonero garrapinos (Parus ater) en la acacia del jardín de al lado de casa |
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Inclinado, otro individuo muestra su característico diseño facial |
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En las paredes de mi jardín buscando ¿nido o insectos? |
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En la misma acacia un jilguero (Carduelis carduelis) |
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De nuevo en la misma acacia un mosquitero común (Phylloscopus collybita) |
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Detalle del mosquitero |
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Pareja de pardillos (Carduelis cannabina) el macho con el pecho ya con el plumaje de celo |
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Otro pardillo macho, esta vez de espaldas y con la luz del atardecer |
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Estornino negro (Sturnus unicolor) en una antena |
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Lavandera blanca (Motacilla alba) |
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Atardecer desde el camino de Pioz
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