Este fin de semana sólo un rato anduve con la cámara, y no fue muy lejos: el parque junto al campo de fútbol y la piscina de Santorcaz. Allí los tirantes, redes y alambradas del campo de fútbol servían de posadero a muchas golondrinas jóvenes (Hirundo rustica) mientras sus padres capturaban insectos y bebían en la piscina.
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Golondrina adulta con un color herrumbre no habitual en el pecho. |
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Un par de jóvenes descansan en un tirante de acero. Aún conservan las comisuras amarillas del pico, no tienen las rectrices externas de la cola tan largas y la garganta, aunque rojiza es de un color apagado. |
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Tan tranquilos estaban algunos jóvenes que cerraban los ojos para dormir. |
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Otros aprovechaban para arrascarse la nuca |
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Este jovenzuelo se contorsionaba para picotearse la cola |
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De nuevo algunos descansaban con los ojos cerrados, mientras el resto vigilaba |
Buscando compañía con sus parientes cercanos apareció un avión común adulto (Delichon urbicum).
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Las partes ventrales, incluida la garganta, diferencian claramente los aviones de las golondrinas. |
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Inmediatamente se puso a acicalarse el plumaje |
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Tras un corto vuelo, volvió de nuevo al cable a mostrar su blanquísimo pecho |
No sólo había hirundínidos en el parque, que es la familia que engloba a aviones y golondrínas, sino que también había varios fringílidos.
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Un pardillo común juvenil (Carduelis cannabina) picoteaba algo en la red tras la portería. |
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Un verderón común (Carduelis chloris) cantó un rato en uno de los árboles
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El domingo no hubo paseo campero y sólo saqué la cámara para fotografiar a una libélula.
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Libélula probablemente del género Sympetrum
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