Me he llegado a plantear descargarme el juego del verano,
Pokemon Go, pero he pensado que a algo parecido llevo jugando desde hace
años. Ese juego será una fiebre, que no creo que llegue al verano que viene,
pero los que jugamos a ver o fotografiar, aves, otros bichos, plantas o minerales, nunca vamos a cansarnos. Para el
que quiera iniciarse, en Santorcaz decirle que llevo vistas casi 170 especies y cada día
que salgo es un reto a ver cuáles encuentro. El domingo pasado ha sido uno de
los que mejor cosecha me he llevado.
Con las primeras luces, sin salir casi de casa hasta las
palomas torcaces (Columba palumbus) lucen un color especial.
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Paloma torcaz adulta con su característica mancha blanca en el cuello |
Ya en el campo, algunos jovenzuelos siguen permitiendo
buenos acercamientos, que no admitirán cuando sean más experimentados.
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Joven alcaudón común (Lanius senator) con su típico plumaje escamoso |
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Siempre oteando desde lugares visibles por si hay algún insecto |
Como esa mañana decidí salir por la zona llana y de
cultivos, me encontré cosas nuevas y la mayor sorpresa fue un bandito de
avutardas (Otis tarda). El sol lo tenía en frente y no había escondite posible,
así que sólo hice unas fotos testimoniales y cambié de rumbo.
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Avutardas a contraluz |
Aún en las zonas de cultivos, se aventuran las rapaces más
forestales, y es que un azor (Accipiter gentilis) llegó raseando hasta posarse
en un almendro y casi desaparecer a la vista.
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¿Dónde está el pajarito? |
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¿Se ve ahora? |
Siguiendo por el llano, descubrí una collalba rubia
(Oenanthe hispanica), que cada vez se ven menos.
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Bonita collalba rubia |
Y continuando por la zona llana, nos sorprendimos un corzo
(Capreolus capreolus) y yo. Sólo pude fotografiar su huida al trote.
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Corzo al trote antes de desaparecer de mi vista |
De un almendro me salió un mochuelo (Athene noctua) que no
dejó de perderme de vista desde varios posaderos, mientras yo seguía mi camino.
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Desde un hueco en una encina... |
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...y después desde un majano, no perdió de vista |
Luego me llamó la atención un alcaudón común adulto (Lanius
senator) que observaba un conejo (Oryctolagus cunniculus) que tenía al lado. Parecía que soñaba en
convertirse en azor y darse un banquete.
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Un blanquísimo alcaudón observa a un conejo |
Y ya tras una buena caminata y con buena cosecha de fotos,
me senté bajo mi red de camuflaje al lado de una fuente con la esperanza de que
llegaran pájaros a beber. No hubo que esperar mucho y enseguida aparecieron
decenas de pájaros de varios tipos.
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Siempre hay que mirar si viene algún peligro por arriba |
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Se llevan bien los trigueros y gorriones, aquí dos trigueros abajo y tres gorriones arriba, más pequeños |
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Visto que no había peligro, todos a beber |
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Gorrión bebiendo |
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Triguero bebiendo |
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Joven triguero, secándose en unas eneas |
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Alguna cogujada común (Galerida cristata) también se animó, aunque sin pasar por las ramas |
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También hubo alguna cogujada que por su plumaje más marcado y vientre más blanco me pareció que era montesina (Galerida theklae) |
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Todo lo veían algunas palomas torcaces jóvenes que no se atrevieron a bajar.
Más les vale andar con ojo que la media veda está en marcha
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Como siempre, las currucas cabecinegras (Sylvia melanocephala), no se mostraban mucho |
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Una mirada rápida, y pronto desaparecían entre las zarzas |
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Otra curruca que llegó, fue una tomillera (Sylvia conspicillata) |
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Las plumas de las alas bordeadas de color teja delatan a las tomillera |
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Algún jilguero (Carduelis carduelis) se animó también |
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No faltó algún mirlo (Turdus merula) como este joven |
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Con esa especie de collar parecía un mirlo capiblanco |
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Pardillos (Carduelis cannabina) también fueron |
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Y por último fotografié algún ruiseñor (Luscinia megarrynchos) |
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Muy cautos, no se estaban quietos y miraban a todos lados |
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Al sol, se aprecia su color pardo, salvo las alas más rojizas y el anillo ocular blanco |
Satisfecho tras una hora de tirar fotos, que no puedo poner
para no saturar al personal, me levanté con destino a casa, aunque aún tuve que
disparar el “arma” varias veces, primero con un abejaruco (Merops apiaster) que
siempre quedan bien en las fotos, y finalmente con un águila culebrera (Circaetus
gallicus) que sorprendí debajo de mi al
coronar un cerro, y que tras varias vueltas, ganó altura hasta perderse en el
cielo.
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Los coloridos abejarucos siempre gustan |
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Águila culebrera con las partes inferiores muy blancas |
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En esta imagen contra una zona de sombra parece aún más blanca |
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Ya más alta, se ve que es un ave adulta pues tiene muchas plumas mudando |
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En esta imagen mostró las garras |