martes, 8 de enero de 2013

Vuelve la niebla...

Nuevo fin de semana, largo, que he pasado en Santorcaz. En el sábado y el domingo las horas centrales del día han sido un relativo oasis de sol y calor, en el frío invierno, y la Naturaleza parece que recibe esos rayos de sol con alegría.

Así lo hacen algunos pajarillos que se suben a lo más alto de olmos y álamos a darse baños de sol. Algunos machos incluso ya se "entrenan" con los cantos que desplegarán en la próxima primavera para buscar pareja. Así lo hacía este pardillo común que estaba en lo más alto de un olmo muerto por la dichosa grafiosis. Todavía no lleva en el pecho todo el color carmín que lucirá en unos meses.

Pardillo común macho (Carduelis cannabina)

Esta hembra de pinzón común, en cambio, siempre mantendrá sus colores apagados, pues como casi todas las hembras de las aves, no debe llamar la atención de nadie. Sin embargo, también disfruta del sol y ahueca un poco el plumaje para que el calorcillo le acaricie la piel bajo las plumas.

Hembra de pinzón común (Fringilla coelebs)

Volvemos con otro macho de un ave, esta vez de un escribano soteño. Un ave muy tímida y no tan abundante como las anteriores. Este macho se oculta tras su antifaz en un sauce, árbol típico de los sotos y riberas que frecuenta.

Escribano soteño macho (Emberiza cirlus)

Por la tarde, descienden de nuevo las temperaturas aunque los campos de cebada se resisten a dejar escapar los últimos rayos de sol tomando un color verde-dorado muy sugerente al objetivo de la cámara.




Finalmente el sol se despide en el horizonte y el intenso color rojizo nos hace pensar que mañana será de nuevo un día de tiempo estable.



Pero que la atmósfera sea estable no quiere decir que vaya a haber sol. Como vemos en la siguiente fotografía, tan sólo las cumbres de Guadarrama consiguen verse claramente por encima de las brumas, lo que nos da una idea de la cantidad de humedad que tiene el aire que nos rodea.



Al día siguiente, efectivamente la niebla es muy cerrada y las grises tórtolas turcas (Streptopelia decaocto) casi no se diferencian del fondo que las rodea.

Tórtolas turcas (Streptopelia decaocto)
Todo es calma y silencio y es difícil encontrar, y mucho más, fotografiar a ningún animal. Sin embargo, en lo alto de un majano, un visitante del norte que se ha decido a pasar el invierno en Santorcaz nos observa. Se trata de un bisbita común.

Bisbita común (Anthus pratensis)

Los que si disfrutan de la alta humedad del ambiente son musgos y líquenes que absorben la humedad y despliegan sus colores y estructuras para reproducirse. 



Identificar a estas especies es algo más complicado, pero el líquen pudiera ser una una Xanthoria parietina que ha crecido sobre la corteza de un olmo muerto.



Y me despido con el mismo protagonista que en la primera entrada del blog. Parece que esta curruca cabecinegra se ha aquerenciado en nuestro jardín y es una agradable sorpresa levantar la persiana de casa, encontrarla rebuscando entre las hierbas y dejarse grabar este pequeño vídeo.



jueves, 3 de enero de 2013

Empezando...

Comienza el año y comienzo otro de tantos proyectos: compartir y dejar constancia de lo que descubro en la naturaleza, unas veces sólo, y las más, acompañado de mi mujer, Lucía, y un perro "prestado", Jerry. Espero que todo esto le pueda interesar a alguien, y si así es, que, si lo cree necesario, me corrija y aconseje para que sea lo más fructífero posible.

Comienzo en el lugar que, seguro, será el que más aparezca en este blog: el pueblo de Santorcaz, el pueblo de mis padres y abuelos en el que paso la gran mayoría de fines de semana y vacaciones. Es, aún, un pequeño pueblo de la Comunidad de Madrid, lindando con la provincia de Guadalajara, y aunque no es Doñana o Monfragüe aún conserva pequeños tesoros naturales que estoy empeñado en descubrir, y mostrar. Si sabiendo de la existencia de dichos tesoros, fuésemos capaces de protegerlos, me daría por satisfecho completamente.

Comienzo en los últimos días de un año agotado y los primeros de uno a estrenar. Los últimos días de Diciembre han sido días de niebla y frío. Días que no son, aparentemente, los más vistosos para un fotógrafo, pero que permiten descubrir paisajes de acuarela, aguados. 




El frío nos recuerda que monte y olivar no se queman, es la niebla que llega tras unos segundos en que el sol quiso aparecer.



Buscando con más detalle podemos ver cómo esa niebla se agarra a todas las cosas y cómo las plantas acumulan esas gotas de agua que viajan con el viento.

Escaramujos de rosal silvestre (Rosa canina) rociados por la niebla

Hojas de lechetrezna (Euphorbia nicaaensis

Pilosidad empapada de marrubio (Marrubium vulgare)
Finalmente tras llover en Nochevieja, el día de Año Nuevo salió el sol y aunque no salí al campo, esta vez fueron algunos pajarillos los que se acercaron al jardín de casa buscando las pocas olivas que no hemos cogido este año. Así lo hizo un macho de curruca cabecinegra que, asustada por nuestra presencia, se subió a un almendro a tomar el sol.


Curruca cabecinegra macho (Sylvia melanocephala)  
  

Y con esto termino, ¡espero que nos veamos pronto!