Otro año más publicando en el blog, ya van más de los que esperaba al principio. Al principio me agobiaba no tener nada que contar, nada que fotografiar, pero la realidad me ha demostrado que llevando la cámara encima, dar un paseo por Santorcaz, siempre me puede deparar sorpresas. Y es que incluso este primer fin de semana del año, bastante frío, paseando con dos niños pequeños y alejándonos del pueblo menos de 1 kilómetro por el Camino de Guadalajara me ha dado una historia bastante interesante: la interacción de un joven águila real, una imperial adulta y varias rapaces medianas incordiándolas. Y en este caso, no sólo es el hecho del disfrute de ese momento, si no que, con lo poco que voy al campo, estoy acostumbrándome a ver águilas imperiales adultas rondando por Santorcaz. Una especie insignia, que ha estado a punto de desaparecer del planeta y que de repente está escogiendo Santorcaz, para pasar la primavera pasada y este invierno. Y es cierto, se han perdido muchas especies, pero si se ha podido recuperar a un superdepredador como al águila imperial, es que está en nuestra mano no perder nada más y recuperar lo que falta. Con tanto corzo y jabalí, ya echo de menos al lobo...
Pero la mañana empezó con un grupito de gorriones, y algo ha cambiado también, porque si antes los gorriones más normales por el campo eran los gorriones molineros, ahora los más fáciles de ver son los gorriones morunos (Passer hispaniolensis), una especie que se ha extendido desde el sur.
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Tres gorriones molineros macho en un almendro |
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Detalle de uno de ellos, en primavera se le marcarán más las manchas negras del pecho |
Un poco más adelante en un chopo medio muerto, un pico picapinos (Dendrocopos major) nos llamó la atención, pero es que ese chopo es un imán para ellos, repleto de larvas de insectos que devoran la madera muerta cuando alrededor sólo hay algún olivar y unos pocos pinos rodeados de cereal.
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El chopo está seco por lo que aunque muy alto era fácil verlo |
Y aquí ya empezó el festival de rapaces, muy a lo lejos se veían varias rapaces cicleando, y cuando una de ellas se alejaba en nuestra dirección escuché el graznido de un águila imperial. Como tal la fotografié pero luego en casa me di cuenta de que en realidad era un águila real juvenil (Aquila chrysaetos). Las que se quedaron seguían lejos pero con la cámara vi que se trataba de un águila imperial adulta (Aquila adalberti) que estaba siendo acosada, primero por un ratonero (Buteo buteo) y luego por varios milanos reales (Milvus milvus).
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Desde lejos no pude discernir si era una real o una imperial, pero los 80 aumentos de la cámara lo dejan claro, una real, juvenil por tener la base de la cola blanca y manchas claras en las alas |
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Aquí es cuando se fue de la zona de la imperial y las otras rapaces |
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Lejos quedaba la otra gran águila y un ratonero que la acosaba |
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El águila se quedó sola y cuando se enfrentaba al sol sus hombros blancos ya no dejaron dudas, era una imperial |
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Un rato después, apareció otra rapaz acosando al águila |
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Aquí se puede ver que es un milano real el que ataca desde arriba |
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El milano fue más insistente que el ratonero y estuvo largo rato molestando al águila |
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Ya casi de vuelta, cerca de la piscina un cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) hacía lo que mejor saben hacer: cernirse |
El domingo también dimos un paseo, pero más corto porque hacía viento. Aún así algún milano real se dejó caer por Las Eras y pude fotografiarle desde más cerca.
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El milano aquí nos muestra su cola, que incluso abierta del todo, mantiene su escote |
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Desde el Molino de Viento el tejado de la torre cubierto de palomas tomando el sol |