domingo, 19 de octubre de 2014

PUERTO DEL CARDOSO, CHICHARRAS, SETAS, LAGARTIJAS...

La luminosa mañana con que empezó el sábado, hizo que nos decidiésemos a salir a la "sierra", esa sierra a la que hordas de madrileños se lanzan los fines de semana, y a las que ahora que paramos menos por Santorcaz, nos uniremos más a menudo. El destino elegido fue el Puerto del Cardoso, en la Sierra del Rincón.

Aunque el día era primaveral, las gentes llenas de cestas de mimbre, nos recordaron que estábamos en otoño, y en seguida, a la sombra de los pinares, comprobamos que las lluvias de días atrás habían hecho brotar cientos de setas.

Un grupo de Amanita muscaria adorna el bosque
Pequeñas setas crecían por doquier
Otras con forma globosa, probablemente del género Lycoperdon
Ascendimos hacia zonas más rocosas y despejadas de árboles, donde descubrimos que era un día de hiperactividad para unos curiosos insectos. Se trata de unas chicharras de piornal llamadas Lluciapomares stalli. Estos saltamontes han perdido las alas y han engrosado sus cuerpos para sobrevivir en los lugares ventosos y expuestos en los que habitan ¡Para qué volar, si el viento te puede arrastrar! Vimos muchos ejemplares, y pudimos comprobar las diferencias entre machos y hembras, e incluso escuchamos cómo aquéllos cantaban para atraer a éstas.

Macho de Lluciapomares stalli
Detalle de las alas atrofiadas, que frota entre ellas para cantar y atraer a las hembras, fenómeno llamado estridulación
Desde atrás se comprueba cómo las alas atrofiadas quedan protegidas por el pronoto
Hembra de la misma especie, sin alas pues no estridula y con un enorme ovopositor
Detalle del ovopositor, que entierra en el suelo para depositar los huevos
 Ya que estábamos con saltamontes, me entretuve en fotografiar algunas especies más.

Saltamontes que al volar, mostraba sus alas rojas
En esta especie, Oedipoda caerulescens, las alas son azules
Después de la ascensión paramos a comer, y la verdad es que no hay tarjeta black que pueda pagar por tomarse unas croquetas caseras con pisto ecológico, con las vistas que se nos ofrecían.

Al fondo valle por el que discurre el joven río Jarama
Desde nuestro balcón, podíamos ver perfectamente los numerosos grupos de piquituertos comunes (Loxia curvirostra) que volaban entre las copas de los pinos.

Piquituerto hembra, de colores verdosos, al contrario que los machos adultos, que son rojizos
Entre las piedras, también las lagartijas roqueras (Podarcis muralis) disfrutaban del sol y de las vistas.

Lagartija roquera, probablemente hembra
Macho de lagartija roquera, con la cola regenerándose tras una amputación
Tras un poco de reposo nos encaminamos a los bosques, y aunque muy cerca del famosísimo Hayedo de Montejo, nos deleitamos con pinares de pinos silvestres y otros árboles de montaña.

Abedul al borde de un arroyo
Acebo con la Sierra de La Hiruela al fondo
Cerezo silvestre (Prunus avium) de otoñada entre rebollos (Quercus pyrenaica)
En el suelo, allí donde hacía el sol, verdes cicindelas buscaban a sus presas y sobre nuestras cabezas, los buitres leonados (Gyps fulvus), buscaban sus carroñas.

Cicindela maroccana?
Buitre leonado planeando
En definitiva, un estupendo día serrano con los que probablemente sean los últimos calores del otoño.

domingo, 5 de octubre de 2014

AVUTARDAS EN LA ZEPA 139

Ahora que tenemos más complicado campear por Santorcaz, he aprovechado la primera ocasión para volver a uno de los sitios por donde más me gusta pajarear: los alrededores de Fresno de Torote. Este sábado dimos un paseo desde la El Jardín de Serracines para adentrarnos por la ZEPA 139 "Estepas cerealistas de los ríos Jarama y Henares", que se trata de una Zona de Especial Protección para las Aves, en la que quisimos celebrar el fin de semana de las aves. Esta zona se declaró para proteger las aves propias de los hábitats esteparios.

Estepas abiertas de cultivos con el Valle del río Torote al fondo
 y cerros de retama y Genista hirsuta en primer término
Aunque la tarde se nubló, lo que dificultaba la fotografía, en seguida varias rapaces se nos pusieron a tiro, manteniéndose inmóviles frente al viento.

Ratonero común (Buteo buteo)
Milano real (Milvus milvus)
Muy lejos un corro de buitres negros y leonados cicleaba 
En el suelo, todavía se dejaban ver algunas aves migratorias que descansaban en su camino en busca de sus zonas de invernada tropical.

Collalba gris (Oenanthe oenanthe)
Pero pronto, oteando los rastrojos, descubrimos a la estrella de esta ZEPA, la avutarda (Otis tarda):

Avutarda, una de las aves voladoras más pesadas
Grupo de avutardas alimentándose en un rastrojo
Lo que parece un macho levanta la cola ante otro ejemplar de detrás
Compartiendo el rastrojo con las avutardas, rebaños de ovejas pastaban, y a su vez, acompañando a éstas, grupos de garcillas bueyeras (Bubulcus ibis) daban caza a los insectos que levantaban las ovejas.

Ovejas y garcillas bueyeras
Tras superar un pequeño altozano nos sorprendió una avutarda aislada que se asustó ante nuestra presencia y echando a volar nos mostró el color de sus alas y partes ventrales.

Extendiendo las alas muestra sus blanquísimas partes ventrales
El dorso en cambio es ocre, con blanco y negro en las alas
A algunos centenares de metros nos miró ya más tranquila
En contraste con el blanco de las alas de la avutarda, otro gigante de los cielos nos sobrevoló, esta vez con alas negras.

Buitre negro (Aegypus monachus)
Carroñas de lo abundantes conejos y ganado de la zona, atraen a estas aves
De nuevo, volvimos a ver otras rapaces en el camino de vuelta.

Milano real mostrando su cola escotada 
Ratonero común oteando desde un poste eléctrico con puente lateral sin proteger
Para terminar, aunque en esta época las plantas no presentan muy buen aspecto, hubo dos que llamaron nuestra atención:

Sandía espinosa (Cucumis myriocarpus)
Detalle de los frutos, del tamaño de una pelota de golf
Flores de quitameriendas (Merendera montana). El nombre le viene por la fecha de su floración: cuando el tiempo empeora y se acaban las meriendas camperas veraniegas

domingo, 28 de septiembre de 2014

ÁGUILAS REALES, MANTIS RELIGIOSAS Y PLÁSTICOS

La mañana del sábado hicimos una visita relámpago a Santorcaz, y dimos un corto paseo por el campo. Ya pasado el mediodía no había mucho movimiento, y se notaba que ya estamos en otoño, el monte está tranquilo y silencioso, no quedan ya golondrinas y tampoco vimos a las avecillas que han protagonizado las entradas anteriores: papamoscas, mosquiteros, tarabillas norteñas, etc. 
Sin embargo, siempre conviene parar un rato a mirar y pronto fuimos recompensados con el avistamiento de tres águilas reales (Aquila chrysaetos). Las reinas de la avifauna ibérica siempre son dignas de aparecer en una foto, aunque estuviesen a gran altura. Fueron dos águilas adultas y un juvenil, lo que parece indicar que este año, la pareja que regenta esta zona ha conseguido sacar adelante a al menos un pollo .

Águilas reales adultas cerniéndose contra el viento
Tras mirar al cielo, miramos al suelo, y esta vez descubrimos una enorme hembra de mantis religiosa (Mantis religiosa). Este amenazador, aunque inofensivo insecto, es famoso por la costumbre de las hembras de comerse al macho mientras se produce la cópula. La verdad es que esta situación es posible, pero la mayor parte de las veces, el macho sale indemne. Algunos en Santorcaz, también la conocen con el nombre de cerbatana.

Mantis religiosa con sus pinzas plegadas, a modo de rezo,
lo que ha dado apellido a este insecto
Por último, una foto que denuncia cómo la basura que dejamos por ahí interfiere con la fauna. Los excrementos de jabalí de esta foto muestran que hoy por hoy, muchos animales encuentran su alimento en la basura humana. Luego algunos se extrañan de que jabalíes y zorros, se acerquen a zonas pobladas o sean cada vez más abundantes. Animales inteligentes y adaptables como ellos, siempre encontrarán algo que llevarse a la jeta, si no controlamos nuestras basuras. 

Excrementos de jabalí con restos de plásticos

domingo, 21 de septiembre de 2014

AÚN SIGUEN LAS MIGRATORIAS

Continúa el paso de aves migratorias por toda la península y en una tarde libre de este fin de semana no hemos querido perdérnoslo. No sé si es que estas aves norteñas creen que los ibéricos somos tan respetuosos con las aves como los europeos a los que están acostumbrados en sus territorios de cría, o es simplemente la necesidad de repostar antes de cruzar el Estrecho de Gibraltar y el Desierto del Sáhara, pero la verdad es que me da la sensación de que son menos asustadizas que las que se reproducen por estos lares. En todo caso, que no sean tan asustadizas, no quiere decir que sean tranquilas, y es que no paran de lanzarse a cualquier insecto que se cruce en su camino, así que no es fácil fotografiarlas sin ocultarse y con la cámara en mano, como solemos pasear por Santorcaz.

Tras esta reflexión he de decir que no fue una pequeña avecilla la primera que fotografiamos el sábado, si no un enorme buitre leonado (Gyps fulvus).

Buitre leonado planeando
En seguida vimos en barbechos y rastrojeras que había animación con las migradoras transaharianas y que algunas se dejaban acercar lo suficiente.

Papamoscas gris (Muscicapa striatus)
Dos tarabillas norteñas (Saxicola rubetra)
Pero con quien nos entretuvimos un buen rato fue con un grupo de mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus) que buscaban insectos entre los hierbajos con acrobáticos vuelos y posturas. 

Mosquitero musical mirando a izquierda...
... a derecha...
... hacia arriba...
... y por fin en vuelo lanzándose a por un insecto.
No sólo los pájaros migratorios se dedican a cazar insectos, también algunas aves residentes aprovechan los últimos calores, y siempre que haya majanos vale la pena perder unos instantes a ver si alguna de las "rocas" tiene una forma redondeada y una postura en un equilibrio imposible para un pedrusco. En uno de esos majanos hicimos !bingo¡ y encontramos un mochuelo (Athene noctua), ¿lo véis?

Mochuelo en un majano a la sombra de un almendro
Ya anocheciendo y con poca luz, continuamos viendo, y pudimos por fin fotografiar al que probablemente sea el pajarillo más conspicuo en septiembre, el papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca).

Papamoscas cerrojillo sobre un olmo a la espera de insectos
Por fin el sol se puso, y llegando a casa, todo el campo quedó bajo el dominio de los habitantes crepusculares y nocturnos.


Y aquí acabo, no sin antes advertir a los lectores, que por cuestiones logísticas, seguramente la frecuencia de entradas sobre Santorcaz disminuya a partir de ahora. No obstante, la intención es no faltar a la mitad del título de este blog, y compensarlo con entradas de "otras tierras". Espero que la mayor diversidad de lugares compense la falta de experiencia en esas "otras tierras".