miércoles, 6 de noviembre de 2013

DE SANTO DOMINGO DE SILOS A LA ERMITA DE SANTA CECILIA POR EL DESFILADERO DE LA YECLA

Este pasado puente, hemos pasado unos días estupendos en compañía de buenos amigos por la comarca del Río Arlanza, en Burgos. Además de disfrutar de cultura, historia y gastronomía, también hubo tiempo para la naturaleza, y aunque inmerso en un grupo de 11 adultos más y 4 niños, aún puedo rescatar un breve resumen de lo que observamos. 

El ecosistema más extenso, es el sabinar, siendo de hecho uno de los mayores de Europa. La sabina (Juniperus thurifera) puede vivir en estos suelos calcáreos, con inviernos heladores y veranos abrasadores. En otoño, además ofrecen sus frutos a multitud de pajarillos, que a cambio, esparcen sus semillas.

Sabinar de Santo Domingo de Silos
Zorzal charlo (Turdus viscivorus) amante de los frutos de la sabina
A pocos kilómetros de Santo Domingo de Silos, el Desfiladero de la Yecla, se abre paso a través de un macizo calcáreo en el que los buitres leonados (Gyps fulvus) hacen sus nidos.

Farallones con nidos de buitre
Grandes grupos de buitres sobrevuelan los acantilados
Buitre leonado en vuelo
Buitre leonado sobre un risco
Buitre aleteando para tomar altura
Buitre cicleando
No sólo buitres deben anidar en las rocas, pero ese día sólo pudimos ver además un par de cuervos (Corvus corax).

Cuervo alto en el cielo en el que se aprecia su enorme cola en forma de rombo

En las zonas de humbría y vaguadas se deasarrollan bosques de hoja plana como quejigares y encinares, en donde el paisaje y sus habitantes cambia completamente.

Quejigar de Hinojar de Cervera
Un carbonero común (Parus major) mira para otro lado 
Por fin el carbonero se da la vuelta y me observa
Finalmente, mencionar que en algún pueblo aún quedaba alguna cigüeña (Ciconia ciconia) que a pesar del frío que se avecina no ha emigrado. Debe ser que encuentra comida suficiente en algún vertedero

Cigüeña blanca en su nido en Salas de Los Infantes

Este viaje, dio para mucho más en otros aspectos, pero que no son objeto de este blog, sirva de recuerdo y dedicatoria para la agradable compañía, que hizo que no echase de menos más tiempo para pajarear.

jueves, 31 de octubre de 2013

OTOÑO: colores, aves, niebla, azafrán, hongos y huellas

El pasado domingo sí que la sensación era otoñal: olores, colores y sonidos lo corroboraban. Los primeros sonidos de la mañana en el propio pueblo de Santorcaz eran los silbidos, cantos e imitaciones de los estorninos negros (Sturnus unicolor) o tordos, como son llamados allí.

Grupo de estorninos o tordos, grandes imitadores que suelen copiar el
canto de aves como oropéndolas, perdices y cernícalos

La humedad también se sentía: todas las hierbas sostenían miles de gotas de rocío y desde lo alto del páramo, tan sólo descabezaba la parte superior del cerro de El Viso, estando el valle del Henares cubierto de niebla.

En el centro de la imagen y a la izquierda el cerro de El Viso sobresale entre la niebla



Era el aire enfriado y cargado de humedad del páramo el que se deslizaba por los cerros y acumulaba la niebla en los valles.

Niebla bajando por los cerros, hacia los valles. Al fondo la Sierra de Guadarrama

Los colores otoñales también empezaban a destacar en los árboles caducos:

Hojas amarilleando de nogal (Juglans regia)

Mientras unos iban de amarillo, otros árboles lucen de rojo.

Hojas de ciruelo silvestre (Prunus insititia)

Ya en medio del monte, los sonidos me trasladaban al otoño-invierno: zorzales y petirrojos bullían en las zarzas. Sin embargo no se mostraron a la cámara, como sí hicieron otras especies, aunque nunca tan cerca como me hubiese gustado.

Tarabilla común macho (Saxicola torquata)

Pinzón vulgar macho (Fringilla coelebs)

Sin embargo, el ave que más me sorprendió, fue una curruca carrasqueña (Sylvia cantillans), ave estival que yo ya suponía por el centro de África.

Curruca carrasqueña
Por el suelo, también todo era otoño:

Azafrán de otoño (Croccus serotinus)
Los hongos se mostraban en las formas más curiosas posibles, alimentándose sobre la materia muerta:

Hongo mixomiceto sobre acículas de pino

Hongo gelatinoso posiblemente Dacrymyces stillatus

Pequeña seta (parte reproductora de un hongo) creciendo sobre la madera

Y como días antes había llovido, los mamíferos dejaron sus huellas en el barro.

Huella de un gato pequeño, o de una gineta

Huella de jabalí (Sus scrofa)
Por fin, al llegar a casa una hiedra me llamó la atención, porque al estar en plena floración atraía a una gran multitud de insectos. Avispas, moscas y abejas se disputaban néctar y polen.

Avispa en vuelo que no sobrevuela a una enorme mosca cernícalo

Vista de la mosca cernícalo, se puede comprobar su gran tamaño en
comparación con una mosca común, que está a su izquierda.






miércoles, 23 de octubre de 2013

Identificando aves en parques II - Parque Forestal de Valdebernardo

Este fin de semana, en que la previsión meteorológica de lluvia nos mantuvo en Madrid, pudimos contemplar algunas aves en uno de sus parques, el de Valdebernardo. De hecho, en zonas urbanas es posible encontrar especies naturalizadas que son muy escasas en sus hábitats naturales. Esto es muy frecuente en lagos y estanques, encontrándose una gran variedad de especies de patos que pueden vivir perfectamente en medios artificiales mientras que en estado salvaje son muy escasas. A cambio de perdernos la motivación en la búsqueda de una ave, en un parque podremos contemplar detenidamente a un ejemplar que no nos tema e incluso nos busca para alimentarse.
En el parque citado existen varias masas de agua, una de las cuales cuenta con islas y vegetación riparia que proporciona descanso y refugio a multitud de aves acuáticas.
Una de las más curiosas es el pato colorado (Netta rufina), un bonito pato nadador no muy abundante, salvo en lugares como el Delta del Ebro, Doñana o las lagunas manchegas.

Pato colorado macho, en que destaca su pico rojo y cresta eréctil

Hembra de pato colorado, mucho menos llamativa
Otra anátida escasa, es el tarro canelo (Tadorna ferruginea), que prácticamente sólo cría de forma silvestre en las Canarias y Doñana.

Hembra de tarro canelo, el macho es similar con un collar negro
Junto a esas especies más raras, siempre están presentes los ánades reales o azulones (Anas platyrhynchos).

Azulón macho

Hembra de azulón mostrando el espejuelo azul que se aprecia al volar
Otra ave acuática que encontramos, que no es un pato, es la gallineta o polla de agua (Gallinula chloropus) que, más tímida que el resto de sus vecinos, aún se dejaba ver bastante bien.


Gallineta entre papiros y carrizos descansando,
 se aprecian listas blancas en los flancos

Gallineta nadando
Esta lista de acuáticas, vegetación de ribera y hasta pasarelas de madera, nos trasladaron vagamente a las Tablas de Daimiel. Pero bueno, aves más urbanas, nos recordaban que aún estábamos en Madrid.

Dos gorriones comunes (Passer domesticus) macho y una hembra se bañan en la orilla

Paloma doméstica (Columa livia) en la pasarela que cruza el estanque
Ya fuera del agua, las urracas (Pica pica) también se acercaban a la gente a tomar su correspondiente pedazo de pan, y parecía que estaba duro y "se les hacía bola" teniendo dificultades al tragar y acercándose con el pico abierto a beber a los charcos para que pasase mejor.

Urraca a punto de beber
Prácticamente ya no queda estanque o lago en ciudad alguna que no albergue una boyante población de galápagos de Florida, alóctonos e invasores, que en el medio natural suponen una amenaza formidable para nuestros galápagos ibéricos, anfibios y peces. Por ello tienen el dudoso honor de estar incluidos en la lista de las 100 especies exóticas invasoras más dañinas.

Grupo de galápagos tomando el sol
Con detenimiento, se podía incluso diferenciar dos subespecies diferentes de galápago de Florida: el de orejas rojas (Trachemys scripta elegans) y el de orejas amarillas (Trachemys scripta scripta). 

Galápago de Florida de orejas rojas, la primera que empezó a
 importarse masivamente en Europa

Galápago de Florida de orejas amarillas y que se importó después, 
al prohibirse la importación de la subespecie de orejas rojas
Ya de vuelta a casa, un espléndido cernícalo vulgar (Falco tinnunculus), demostró que también los pequeños depredadores se han venido a la gran ciudad: no pueden desperdiciar la gran cantidad de pequeños pájaros, roedores e insectos que en ella habitan.

Cernícalo vulgar planeando






sábado, 19 de octubre de 2013

TEJONES EN LA ALCARRIA DE ALCALÁ

Escribir un blog es una forma de abrirte al mundo: te leen desde familiares o amigos que te aprecian, pero cuyo interés por el medio natural es incipiente, hasta investigadores en formación dependientes del Museo Nacional de Ciencias Naturales.
El pasado sábado por la tarde, junto a un par de amigos, uno del Museo y otro agente forestal, fuimos a la búsqueda de rastros de tejón (Meles meles), que había descubierto este último hace ya 10 años.
El caso es que como aprendí ese día, el tejón está prácticamente ausente en las alcarrias de Alcalá y Guadalajara, como así se aprecia en el mapa siguiente:

Zona donde buscamos y detectamos la presencia de tejón (punto rojo)
 y que no contaba con registros previos.
Imagen modificada del Atlas y Libro Rojo de los Mamíferos Terrestres de España.
 
D. G. para la Biodiversidad-SECEM-SECEMU (2007)

.

Siempre tengo la sensación de que los páramos y vaguadas del Este madrileño y de la alcarria, no están suficientemente explorados, ya que en atlas y mapas de distribución de especies, tanto animales como vegetales, detecto numerosas ausencias de especies que he confirmado que crían, o al menos, campean por este territorio.
Por ello, era de gran interés comprobar si se mantenía la presencia de los tejones descubiertos hace 10 años, y si así era, incluir esta población en los estudios que se desarrollan en el centro de investigación.  
Tras una corta búsqueda, encontramos lo que perseguíamos gracias a la excelente memoria de nuestro “guía”. Yo desconocía las características de las tejoneras, que utilizan para descansar, guarecerse, criar a la descendencia y relacionarse entre ellos. Gracias a mis acompañantes, aprendí gran cantidad de datos y curiosidades sobre estos carnívoros y que para no aburrir a nadie, describo brevemente junto a las fotografías.

Boca de una tejonera, donde se observa un montón a la 
entrada del escombro proveniente de la excavación. También se 
observan hierbas secas que usan para hacerse camas

Salida de una boca en la que se aprecia la gran cantidad de
tierra excavada y un profundo surco de salida y entrada

Surco de acceso a una de las bocas
En primer término se aprecia una boca y su escombrera asociada, sobre ella,
 escombrera de otra boca en la que se aprecia el surco de acceso.
Más montoneras de escombro que destacan en el quejigar donde su ubicaban

Huella de tejón, que no es la típica. En un terreno más blando, 
se marcarían los dedos con sus respectivas uñas. 
Al ser semiplantígrados, las huellas son como las de un oso en miniatura
Letrina con excrementos. El tejón defeca en pequeños agujeros.
En este caso se aprecian las semillas por la ingesta de gran cantidad de moras

Para terminar y añadir algunos datos más, decir que el tejón es uno de los mustélidos (comadrejas, turones, nutria, etc.) de mayor tamaño, con hasta 12 kg. y algo menos de un metro de largo, incluyendo una corta cola. Vive en pequeños grupos familiares, normalmente una pareja reproductora, sus crías y alguna hembra joven. Las tejoneras disponen de varias bocas y túneles que comunican cámaras de encame, de cría y letrinas interiores. Se trata de animales omnívoros, que consumen gran cantidad de lombrices en terrenos húmedos, frutos, invertebrados y pequeños vertebrados. Como muchos otros mamíferos, sus hábitos son casi exclusivamente nocturnos. 
Se distribuye por toda Europa, excepto en las zonas del extremo Norte, continúa por el centro de Asia, llegando hasta las zonas próximas a la costa del Pacífico y Japón. En España es más frecuente en zonas boscosas frescas, pero se le puede encontrar en zonas más secas, mientras haya vegetación y agua.
Es un animal tímido y cauteloso, y sus mayores amenazas son las habituales: transformación de su hábitat, persecución directa por supuestos daños a la caza (trampas, disparos y veneno) y atropellos en carreteras.







lunes, 14 de octubre de 2013

OTOÑO, PERO... MARIPOSAS Y CULEBRA DE ESCALERA

Una agenda un poco apretada y este otoño seco y cálido está dificultando la aportación de contenidos al blog. El sábado pudimos dar un paseo por Santorcaz en una mañana espléndida en lo meteorológico, pero pobre en lo ornitológico. Sin embargo la naturaleza nunca defrauda, y los aún cálidos rayos de sol, mantienen a especies que se resisten a la llegada del frío.
Un caso bastante espectacular es el de las mariposas, que se concentran en las pocas flores que quedan por el monte en estas fechas. El conocimiento del poco tiempo que les queda por delante, y la escasez de néctar, hace que, una vez encontrada una flor, permanezcan libando en ellas confiadamente, permitiendo mejores acercamientos.

Lycaena phlaeas o Manto bicolor

Colias crocea o canario azufrado libando en unas flores de romero, 
sin embargo se alimenta de leguminosas cuando es una oruga

Lampides boeticus o canela estriada, en el mismo romero y que 
en fase de oruga también se alimenta de algunas leguminosas

Lampides boeticus con las alas entreabiertas

Licénido en el que se observa que a estas alturas del año,
 sus alas están desflecadas y han perdido 
algunas de sus escamas violáceas

A pesar de todo, advertido el peligro, algunas especies prefieren posarse entre la hojarasca, ya que su timidez vence al hambre que puedan sentir.

Hipparchia semele o sátiro común, también con las alas desgastadas, 
es una especie que como oruga se alimenta de gramíneas

El otro elemento “veraniego” que descubrimos y que apuraba la calidez otoñal, fue una bonita culebra de escalera (Rhinechis scalaris). Este reptil, a pesar de su algo más de un metro de longitud, es totalmente inofensivo y no dispone de veneno. En esa atrasada y pueril división entre animales buenos y malos, esta sería de los buenos, pues consume muchos insectos y roedores que pueden ser plagas de cultivos. En el siglo XXI todos los integrantes de un ecosistema son elementos fundamentales de los mismos, y no pueden valorarse subjetivamente en función de la simpatía que nos despierten. Tras unas breves molestias para fotografiarla, la dejamos tranquilamente para que siga cumpliendo su papel.

Culebra en posición de defensa, y extendiendo la lengua bífida,
 que utiliza para captar partículas químicas




El nombre de culebra de escalera le viene de cuando son jóvenes, pues entre las dos líneas dorsales aparecen unos llamativos peldaños negros. Con la edad, estas culebras los pierden, y sólo conservan las dos líneas paralelas que vimos en el ejemplar de este sábado.