Tras unos días sin publicar nada, entre otras cosas, por la visita relámpago que tuvimos que hacer a un nuevo miembro de la familia, volvemos este otoñal fin de semana a contar cosas de Santorcaz, así que esta entrada va para Ramón, ya la leerá cuando tenga unos añitos más... También va dedicada a Lucía, que no encontró manera mejor de celebrar la víspera de nuestro aniversario de boda, que poniéndose chubasquero, botas y paraguas para dar un paseo conmigo a pesar de la amenaza de lluvia.
No sé si será casualidad pero la primera foto que pude hacer, antes de salir del pueblo, fue esta pareja de tortolitas (Streptopelia decaocto).
Pareja de tórtolas turcas compartiendo posadero y miradas |
Como el cielo no estaba muy cerrado nos atrevimos a pasear, confiando en salir secos de la aventura.
A nuestro paso levantamos un bando de unas 20 perdices rojas (Alectoris rufa) que prefirieron apeonar por el rastrojo antes que levantar el vuelo.
Bando de perdices en un rastrojo |
Perdices a la carrera |
Se nota que el otoño ya ha llegado, pues los majuelos o espinos (Crataegus monogyna) estaban plagados de tapaculos.
En los majanos aún pueden verse bultos que sobresalen, que no son otra cosa que mochuelos (Athene noctua), cada vez más escasos.
Mochuelo sobre un majano, donde probablemente anide entre las piedras
El olor a humedad ya era evidente, y parecía que los conejos (Oryctolagus cuniculus) salían a ver si la promesa de agua traía las hierbas frescas que reemplacen la broza seca del verano. La verdad es que fue un buen día de conejos, más de 10 en menos de dos horas de paseo.
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Conejo adulto |
Finalmente las lluvias que veíamos pasar por el horizonte nos alcanzaron, y tuvimos que apretar el paso para llegar a casa.
El domingo por la mañana, hicimos una corta parada técnica antes de volver a la ciudad, y es que quería volver a ver unos restos arqueológicos aparecidos en unas obras de canalización de agua en Santorcaz. Hace unas semanas me llamaron la atención unas piedras, y tras consultar con personal del Museo Arqueológico Regional, me confirmaron que efectivamente conocían su existencia, ya que han supervisado la ejecución de dichas obras. Parece ser que han aparecido restos tardorromanos de los Ss. IV-V y medievales de los Ss. XII-XIV. Agradecerles de nuevo su trabajo y su rapidez en contestar a mi consulta. Una vez más se demuestra la importancia histórica de Santorcaz.
Como ese día salió algo el sol, algunos insectos y mariposas se pudieron ver.
Oedipoda caerulescens o saltamontes de alas azules |
Pararge aegeria o mariposa de los muros tomando el sol |
Pero lo que realmente hizo especial ese rato, fue la aparición de un águila real adulta (Aquila crhysaetos). Si en la entrada anterior comentábamos la presencia de dos jóvenes, esta vez ha sido un gran adulto el que nos sobrevoló. El color completamente oscuro de las partes inferiores, muestra que su edad supera seguramente los 5 ó 6 años de edad.
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Águila real adulta: muy oscura, grande con cola larga en abanico y "manos" del ala más anchas que el hombro |
No me gusta terminar con mal sabor de boca, pero sirva esta foto para denunciar el lamentable estado en que se encuentran "nuestros pinos" ¿tanto cuesta llevarnos de vuelta a casa la basura que generemos allí?