Mostrando entradas con la etiqueta orquídeas. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta orquídeas. Mostrar todas las entradas

lunes, 6 de mayo de 2013

CAMBIOS PARA SEGUIR IGUAL


Como ornitólogo y naturalista aficionado, siempre tengo una irresoluble lucha interior, a saber: por un lado ir a conocer nuevas zonas naturales donde descubrir especies o paisajes nuevos; o por el contrario, volver a las tierras de Santorcaz a reecontrarme con lo conocido, con lo esperable y comprobar que todo sigue más o menos igual. 

En el primer caso, me maravillo con los pinsapares de Grazalema, los cortados de Cuenca, las cigüeñas negras del Jerte o el Río Perales en Navalagamella (ver entradas anteriores del blog).

En el segundo caso, me complace comprobar cómo año tras año siguen cantando los sisones en los secanos de Santorcaz a pesar de los venenos, o que los ruiseñores siguen alegrando los anocheceres por San Pedro Mártir aunque se hayan desbrozado los zarzales del Arroyo Pasadero. 

Y para comprobar si todo sigue igual o todo cambia, participo en el Programa de Seguimiento de Aves Comunes Reproductoras de España (SACRE) promovido por la Sociedad Española de Ornitología. En la cuadrícula de 10 x 10 km de lado que tengo asignada, dos mañanas de la primavera al año me lío a contar pájaros por Santorcaz, Los Santos de La Humosa, El Pozo de Guadalajara, Pioz, y Valdarachas.

SACRE


Así el sábado desde las 7,30 de la mañana, ya me quedé un poco más tranquilo al comprobar que oropéndolas, ruiseñores, codornices, cucos y abejarucos ya andaban de nuevo entre nosotros. Muchos de estos pájaros son espectaculares por sus colores, que nos recuerdan que pasan mucho tiempo en África. A algunos los vimos este octubre en Kenya y Tanzania, y recuerdo escuchar los abejarucos al amanecer en Amboseli o al ruiseñor en el Cráter del Ngorongoro mientras fotografiábamos leones.

Abejaruco (Merops apiaster) sobre un almendro junto a su nido

También han llegado del sur muchas rapaces, ya que durante el invierno no hay reptiles, insectos, ni casi roedores que comer por estos páramos.

Águila culebrera (Circaetus gallicus) 

Águila calzada (Hieraaetus pennatus)

A pesar del contraluz, las estrechas alas y la cola larga
identifican al aguilucho cenizo macho (Circus pygargus)


Atareados también andan las especies que se quedan con nosotros en invierno, o que no se van muy lejos. Como he dicho, madrugando un poco, se puede escuchar el curioso canto del sisón (Tetrax tetrax), que recuerda muy poco glamurosamente a una pedorreta.

Sisón macho cantando en un barbecho 

En las zonas arboladas, los carboneros comunes (Parus major) están atareados construyendo nidos o defendiendo el territorio, tareas que se dividen entre los miembros de la pareja.

Carbonero común hembra con material para el nido en el pico.
Colores más pálidos y línea del pecho negra más bien fina.

Carbonero común macho cantando en lo alto del mismo árbol que la hembra anterior.
Se nota un color más vivo y la línea del pecho negra mucho más ancha.

Camino de Corpa


Como no tuvimos bastante, por la tarde nos fuimos andando a Corpa para disfrutar de esta primavera tan verde.



También aquí nos sorprendieron algunas especies curiosas como una pareja de collalbas rubias (Oenanthe hispanica), especie también estival, que está a punto de desaparecer en Santorcaz, pues cada vez veo menos.

Collalba rubia hembra

Otro pájaro viajero es el papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), que sólo se deja ver un poquito en primavera de paso al Norte, y ya más tranquilamente al final del verano cuando baja al Sur.

Papamoscas cerrojillo medio oculto en un majuelo

Como siempre mirando al suelo se encuentran joyas como estas orquídeas que imitan el cuerpo de abejas para atraerlas y que las polinicen.

Ophrys speculum

Ophrys sphegodes

Por último ese día salieron dos avutardas (Otis tarda), señora del secano que puede que críe de manera muy escasa en Santorcaz. A pesar de ser el ave más pesada de Europa, está amenazada por la intensificación de los cultivos, el uso de pesticidas… y el choque con tendidos eléctricos. Nosotros cruzamos los dedos para que éstas dos no tuviesen un final fatal.

Dos avutardas vuelan hacia un tendido eléctrico

Camino a Anchuelo

Y como aún no tuvimos bastante, y la semana se hace larga en Madrid, el domingo sacamos fuerzas para dar otro paseo. Como todo anda cambiando para ser como siempre, también pudimos ver que habían llegado los alcaudones comunes (Lanius senator), o cabezotas como los llaman por aquí.

Alcaudón común que nos quiso salir en la foto de cara

Igualmente, llaman la atención de cualquiera unas delicadas y elegantes flores llamadas Fritillaria lusitanica, una curiosidad vegetal familia de los afamados tulipanes. Todos conocen al tulipán, aunque venga de lejos, ¿pero cuántos de Santorcaz saben que tienen primos autóctonos a diez minutos de casa?

Fritillaria lusitanica

jueves, 2 de mayo de 2013

LOS MOLINOS DE NAVALAGAMELLA

Ayer fue fiesta, y aunque el tiempo aún estaba uno poco revuelto, hicimos una escapada a Navalagamella, a una sencilla ruta llamada Los Molinos de Navalagamella. Este pueblo, del Suroeste de Madrid, está dominado por encinares, dehesas y monte mediterráneo donde habitan joyas como el águila imperial o la cigüeña negra.

La ruta en cuestión, apta para todos los públicos, sigue en parte el curso del Río Perales, que se encontraba pletórico de agua.


Río Perales, con riberas de fresnos y hierba lagunera (Ranunculus peltatus)
Azulón macho (Anas platyrhynchos) descansando en el Río Perales

A los márgenes del Perales, el matorral mediterráneo, que en esta época estaba está en plena floración, mostraba algunas especies animales en celo, mientras que otras ya han tenido sus primeras crías:

Pareja de lagartijas colilargas (Psammodromus algirus) preparándose
para la cópula. El macho muestra sus lunares azules sobre las patas delanteras.

Mito (Aegithalus caudatus) que acaba de abandonar el nido.
Se aprecian las comisuras amarillas en el pico

Debido a la amena compañía no reparé mucho en otros detalles naturalísticos, pero como siempre, sí que me agaché alguna vez para inmortalizar alguna curiosidad:
Orquídea silvestre (Orchis sp.)

Cercopis vulnerata, un tipo de saltador rana de las plantas







martes, 2 de abril de 2013

Sierra de Grazalema



Ruta del Pinsapar


Como quien tienta a la suerte, estos días de fiesta hemos estado en la zona más lluviosa de la Península Ibérica: la Sierra de Grazalema, en Cádiz. Su posición entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, hace que las cumbres de esta sierra supongan una barrera a los vientos húmedo marinos, y en su ascenso por salvar su relieve, se enfríen y condense el agua que transportan en forma de lluvia o nieve. De hecho, lo pudimos observar perfectamente, ya que un fuerte viento apelotonaba las nubes sin permitirnos ver más allá de unos metros en algunos momentos.





Estas condiciones de humedad han permitido la permanencia de formaciones vegetales muy singulares, entre la que destaca la existencia de un tipo de abeto, el pinsapo (Abies pinsapo). Se trata de un árbol que cabría encontrar en latitudes más norteñas, pero que tras las últimas glaciaciones, encontró refugio en la ladera norte de esta sierra.



Para acceder a este pequeño bosque, es necesario pedir una autorización a la Junta de Andalucía, y creo que gracias a las malas perspectivas metereológicas, pudimos encontrar un hueco. 



Tras un fuerte ascenso se alcanza la ladera norte en la que continúa la senda; lo que al principio son ejemplares sueltos, se convierte en una formación cerrada de pinsapos, donde la luz casi no puede abrirse paso.





Entre los pinsapos, algunos añosos quejigos consiguen habitar, eso sí cubiertos de gran cantidad de musgos y líquenes.



En cuanto a la fauna, no es fácil avistarla en zonas tan tupidas. Nos sorprendió, un macho joven de cabra montés (Capra pyrenaica hispanica) que nos asustó en medio de la senda y que se detuvo a observarnos un rato a unos pocos metros.



También pudimos fotografiar a uno de los numerosos pajarillos que amenizaba el paseo, el petirrojo (Erithacus rubecula), que cada pocos metros cantaba junto a especies como mirlos, carboneros, herrerillos, agateadores, chochines, currucas capirotadas, etc.



Cuando las animales grandes no aparecen, siempre queda la opción de mirar al suelo, donde uno puede encontrar cosas tan interesantes como este llamativo ácaro del que desconozco su nombre.



Ruta del Río Majaceite


Después de helarnos de frío al comer en las alturas, iniciamos la ruta del río Majaceite, que discurre entre Benamahoma y El Bosque. Se trata de un curso de montaña encajado y bordeado de una densa vegetación de ribera y mediterránea.



Al comienzo de la ruta, sobre el pueblo de Benamahoma, pudimos ver tres águilas calzadas (Hieraetus pennatus) que frente el cielo plomizo no mostraban todo su esplendor.



Aquí tampoco la fauna fue fácil de observar, pero en cambio sí se podían ver numerosas especies de flora, algunas con llamativas flores.




Varias especies de orquídeas mostraban sus complicadas flores, que imitan la forma de insectos para atraerlos y polinizarlas




  


Por último, destacar que incluso las humildes higueras mostraban sus primeros brotes como si de llamaradas verdes se tratasen