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lunes, 22 de junio de 2015

CORZOS Y ÁGUILAS CULEBRERAS

¡Cuánto hacía que no disfrutaba un día de campo en Santorcaz, a solas, con un buen madrugón, y sin tener que coger coche! Sólo tenía que volver relativamente pronto para ayudar a tener todo preparado en casa, pero como sabía que iba a hacer calor, contaba con estar de vuelta pronto.
La primera de las fotografías que hice, no me hizo pensar en que parte de lo que vendría después estaría muy relacionado.

Camisa de culebra bastarda (Malpolon monspessulanus)

Sabiendo que aún era una hora "hábil" para los mamíferos, me encaramé a uno de los cerros del pueblo. Pronto se cumplieron mis pronósticos y pude fotografiar a dos corzos (Capreolus capreolus) a gran distancia, separados entre ellos y yo unos 400 m. Mirando con cuidado me di cuenta de que uno de los corzos era corza, y tenía a su corcino oculto en la cebada.

Uno de los corzos, al sol...
... y el otro a la sombra, y entre la cebada se aprecian las orejas de la cría
También al moverme en mi atalaya me di cuenta de que un águila culebrera (Circaetus gallicus) había elegido el mismo lugar elevado, pero yo sólo me di cuenta de su presencia cuando salió huyendo y se posó al otro lado del valle.

Parte superior del águila culebrera
Culebrera vista desde el otro lado del valle
Volviendo la atención a los corzos, como entre la madre con su cría y yo, había varios matorrales y olivos, y además, había un viento lateral que ocultaría mi olor y el ruido de mis pisadas, me acerqué hasta unos 100 metros sin ser visto, con lo que pude disfrutar de los lametones, carantoñas y mamoneos que se traían madre e hijo.

Carantoñas de la corza a su cría
El corcino mamando

Formando parte de un olivo, nadie me veía, y algún pájaro se me puso a tiro, mientras disfrutaba de la familia de corzos.

Abejaruco (Merops apiaster)
Curruca mirlona (Sylvia hortensis) cantando
Contento, me alejé por donde había venido, y crecido con mi capacidad de confundirme con el paisaje, me acordé de la culebrera. Viendo que continuaba posada a casi un kilómetro y sabiendo de un bosquete próximo que me ocultaría, me acerqué a ella y de nuevo la fotografié, esta vez más cerca.

Águila culebrera, con su espectacular ojo amarillo
Ya me iba a ir cuando levantó el vuelo y tras coger algo de altura se acercó hacia donde me ocultaba, así que la pude fotografiar planeando, dándome cuenta de que estaba mudando varias rectrices de su cola.

Ciñendo el viento para girar y coger altura
Sobre mi vertical, se aprecia perfectamente el diseño de su plumaje 
y las rectrices externas creciendo
Abandoné el bosquete buscando nuevos bichos, pero al mirar arriba de nuevo ¡águila culebrera! Aunque esta vez no era una, sino una pareja y además una hembra de aguilucho lagunero que sintió amenazado su territorio, por lo que decidió acosar a las águilas hasta que se alejaron.

A la izquierda una de las águilas culebreras, a la derecha, 
más pequeña y oscura, la hembra de aguilucho lagunero
La pareja de águilas culebreras, ambas muy blancas
La lagunera, color chocolate con dorado en los hombros y cabeza
Ya me sentía un elemento más de la naturaleza, pero aunque me salieron un par de azores y un búho real, éstos no fallaron, y me vieron mucho antes que yo a ellos, así que no puede fotografiarlos. Sólo unos perdigones (Alectoris rufa), sin duda aún inexpertos, me salieron casi entre los pies al andar por un camino.

Perdigón a todo correr por un camino
Sentado a la sombra, pues ya hacía calor, se me presentó una cogujada montesina (Galerida theklae) que con algún saltamontes en el pico no se decidía a entrar a su nido, no fuese que lo descubriese.

Cogujada montesina con su ceba en el pico
Sabiendo que molestaba me volví para casa, aunque antes de llegar me entretuve con varias golondrinas (Hirundo rustica) y aviones (Delichon urbicum) que cogían barro para hacer sus nidos en el lavadero municipal.

Golondrina común a la izquierda y avión común a la derecha
Tras currar bastante en casa, al atardecer salí a dar una vuelta con mi mujer por el camino de Corpa. Con el contraluz del atardecer, algunas mariposas tenían un encanto especial al estar retroiluminadas.

Colias crocea alimentándose de unas flores de alfalfa
Como el día iba de culebras y culebreras, encontramos en una cuneta una enorme culebra bastarda recién atropellada. Como siempre una pérdida inútil que bien habría hecho las delicias de las culebreras de la mañana. Algún zorro se la comería por la noche…

Enorme culebra bastarda atropellada
El sol siguió bajando y en algunos momentos lanzaba curiosos destellos en las espigas de las gramíneas silvestres.

Atardecer en el camino de Corpa, al fondo, las antenas de Anchuelo
Ya sin sol, llegaba el turno de los noctámbulos y antes de llegar a Santorcaz, con el sonido de fondo de algún alcaraván, había que entretenerse en buscar en los majanos la silueta de algún mochuelo (Athene noctua). Afortunadamente uno se recortaba sobre el oeste donde se puso el sol.
Mochuelo apostado en un majano

domingo, 21 de septiembre de 2014

AÚN SIGUEN LAS MIGRATORIAS

Continúa el paso de aves migratorias por toda la península y en una tarde libre de este fin de semana no hemos querido perdérnoslo. No sé si es que estas aves norteñas creen que los ibéricos somos tan respetuosos con las aves como los europeos a los que están acostumbrados en sus territorios de cría, o es simplemente la necesidad de repostar antes de cruzar el Estrecho de Gibraltar y el Desierto del Sáhara, pero la verdad es que me da la sensación de que son menos asustadizas que las que se reproducen por estos lares. En todo caso, que no sean tan asustadizas, no quiere decir que sean tranquilas, y es que no paran de lanzarse a cualquier insecto que se cruce en su camino, así que no es fácil fotografiarlas sin ocultarse y con la cámara en mano, como solemos pasear por Santorcaz.

Tras esta reflexión he de decir que no fue una pequeña avecilla la primera que fotografiamos el sábado, si no un enorme buitre leonado (Gyps fulvus).

Buitre leonado planeando
En seguida vimos en barbechos y rastrojeras que había animación con las migradoras transaharianas y que algunas se dejaban acercar lo suficiente.

Papamoscas gris (Muscicapa striatus)
Dos tarabillas norteñas (Saxicola rubetra)
Pero con quien nos entretuvimos un buen rato fue con un grupo de mosquiteros musicales (Phylloscopus trochilus) que buscaban insectos entre los hierbajos con acrobáticos vuelos y posturas. 

Mosquitero musical mirando a izquierda...
... a derecha...
... hacia arriba...
... y por fin en vuelo lanzándose a por un insecto.
No sólo los pájaros migratorios se dedican a cazar insectos, también algunas aves residentes aprovechan los últimos calores, y siempre que haya majanos vale la pena perder unos instantes a ver si alguna de las "rocas" tiene una forma redondeada y una postura en un equilibrio imposible para un pedrusco. En uno de esos majanos hicimos !bingo¡ y encontramos un mochuelo (Athene noctua), ¿lo véis?

Mochuelo en un majano a la sombra de un almendro
Ya anocheciendo y con poca luz, continuamos viendo, y pudimos por fin fotografiar al que probablemente sea el pajarillo más conspicuo en septiembre, el papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca).

Papamoscas cerrojillo sobre un olmo a la espera de insectos
Por fin el sol se puso, y llegando a casa, todo el campo quedó bajo el dominio de los habitantes crepusculares y nocturnos.


Y aquí acabo, no sin antes advertir a los lectores, que por cuestiones logísticas, seguramente la frecuencia de entradas sobre Santorcaz disminuya a partir de ahora. No obstante, la intención es no faltar a la mitad del título de este blog, y compensarlo con entradas de "otras tierras". Espero que la mayor diversidad de lugares compense la falta de experiencia en esas "otras tierras".

miércoles, 28 de mayo de 2014

PAJAREO EN FAMILIA POR CÁCERES

Este fin de semana lo hemos pasado en familia haciendo turismo en la provincia de Cáceres. El objetivo de las salidas no ha sido pajaril, pero sabiendo que estaba en uno de los destinos de turismo ornitológico con reconocimiento mundial, siempre he ido con la cámara a cuestas por si algo se ponía a tiro.

HINOJAL

La base de operaciones la teníamos en Hinojal, un pequeño pueblo ganadero entre Cáceres y Plasencia. En la preciosa casa rural La Resolana   (http://www.hinojalrural.com) hemos visto cubiertas notablemente nuestras expectativas de alojamiento y manutención. Por las mañanas temprano disfruté de un par de paseos por sus campos, dominados por pastos, cercados de piedra y afloramientos de pizarras, conocidos como dientes de perro, además de algún árbol y charca dispersa.

Hinojal con las elevaciones de Monfragüe al fondo
Ganado vacuno descansando en un pastizal ya agostado
Una de las aves más típicas de Extremadura, es la cigüeña blanca (Ciconia ciconia)
que no falta en ninguna torre de iglesia
Abubilla (Upupa epops), sobre un cuarzo blanco.
Era imposible no escucharlas a cada paso por las mañanas
Cogujada común (Galerida cristata), mirando de reojo 
Hembra de colirrojo tizón (Phoenichruros ochruros), de colores apagados
Este joven colirrojo tizón, en el que aún se aprecian sus comisuras amarillas,
 reclamaba alimento por las mañanas junto a nuestra ventana
El macho, con colores más vivos y un panel alar claro, vigilaba de cerca a sus crías
Un macho de golondrina (Hirundo rustica), a la izquierda, canta a una hembra, que permanece impasible. Se aprecia la enorme diferencia de la longitud de las plumas de los extremos de la cola. En el vídeo siguiente se aprecia el "acercamiento"


En una casa, sobre una ventana, alguien ató un grupo de plumas de un córvido. El motivo, lo desconozco, pero en ese alero no había nidos de avión.
Los jilgueros (Carduelis carduelis) también eran abundantísimos,
y ya había muchos juveniles, que carecen de la típica máscara roja
Hembra de jilguero, que sí muestra la máscara
Entre las rapaces, los milanos negros (Milvus migrans) patrullaban por doquier

Sin miedo, nos sobrevolaban y mostraban su cola escotada

Algún mochuelo (Athene noctua) a pleno día buscaba su alimento...
... como las salamanquesas (Tarentola mauritanica), que se asoleaban para contrarrestar el frescor matinal.
También en una pared blanca, este macho de Empussa pennata tomaba el sol.
 Se sabe que es macho por sus antenas en forma de pluma
Como dije al principio, también las charcas para el ganado salpicaban el lugar, introduciendo diversidad de ambientes, y por tanto, diferentes especies de flora y fauna.

Charca en el pueblo de Hinojal


Un grupo de cuatro juveniles (Tachybaptus ruficollis)
al verme, se ocultaron en la vegetación riparia
Galápago leproso (Mauremys leprosa) alimentándose en el fondo
Las ranas (Pelophylax perezi) croaban con fuerza


MONFRAGÜE

No sé si engañados por mi o por propia iniciativa, pero al final acabamos una mañana en Monfragüe y todos acabaron encantados. Ver aves de gran tamaño tan cercanas y en esos paisajes espectaculares impresionan a todo el mundo.

El Salto del Gitano, lugar privilegiado para la observación de aves
El río Tajo a su paso por Monfragüe
Interminables dehesas extremañas
Buitres leonados (Gyps fulvus) en el Salto del Gitano
Buitre leonado en vuelo
Otro buitre sobrevolando el Tajo


Foto testimonial de una cigüeña negra (Ciconia nigra), una de las estrelllas del Parque Nacional
Escribano montesino (Emberiza cia) junto al Tajo

CÁCERES Y TRUJILLO

Por último, las ciudades de Cáceres y Trujillo, son unos conjuntos monumentales de gran importancia cultural y artística, pero igual no todo el mundo sabe de su importancia ornitológica pues cobijan unas importantísimas comunidades de aves, algunas de ellas amenazadas como los cernícalos primillas (Falco naumanni)

Foto testimonial de un cernícalo primilla
Nido de cigüeñas en Trujillo. A la izquierda el adulto con el pico rojo, y a la derecha los juveniles con el pico oscuro y más corto
Una grajilla (Corvus monedula) se entretenía picando algo en un poste

En un posadero poco habitual, este verdecillo (Serinus serinus) cantaba a pleno pulmón

Junto a una higuera, dos tórtolas turcas (Streptopelia decaocto) se hacían arrumacos
Mariposa monarca (Danaus plexippus)

Quien sepa algo de mariposas o vea documentales, quizá se extrañe de encontrar la foto de esta mariposa en Cáceres. Las mariposas monarcas son muy conocidas por su migraciones entre sus zonas de cría en Estados Unidos y Canadá y las zonas de congregación invernal en México. La explicación de que aparezca fotografiada aquí, es la nueva "moda" de soltar mariposas a la salida de las bodas. Efectivamente, tras estar atrapada en una caja, con un vuelo renqueante se dirigieron a las piedras expuestas al sol para calentarse. Como siempre, la práctica de soltar especies alóctonas debe evitarse y perseguirse.