jueves, 31 de octubre de 2013

OTOÑO: colores, aves, niebla, azafrán, hongos y huellas

El pasado domingo sí que la sensación era otoñal: olores, colores y sonidos lo corroboraban. Los primeros sonidos de la mañana en el propio pueblo de Santorcaz eran los silbidos, cantos e imitaciones de los estorninos negros (Sturnus unicolor) o tordos, como son llamados allí.

Grupo de estorninos o tordos, grandes imitadores que suelen copiar el
canto de aves como oropéndolas, perdices y cernícalos

La humedad también se sentía: todas las hierbas sostenían miles de gotas de rocío y desde lo alto del páramo, tan sólo descabezaba la parte superior del cerro de El Viso, estando el valle del Henares cubierto de niebla.

En el centro de la imagen y a la izquierda el cerro de El Viso sobresale entre la niebla



Era el aire enfriado y cargado de humedad del páramo el que se deslizaba por los cerros y acumulaba la niebla en los valles.

Niebla bajando por los cerros, hacia los valles. Al fondo la Sierra de Guadarrama

Los colores otoñales también empezaban a destacar en los árboles caducos:

Hojas amarilleando de nogal (Juglans regia)

Mientras unos iban de amarillo, otros árboles lucen de rojo.

Hojas de ciruelo silvestre (Prunus insititia)

Ya en medio del monte, los sonidos me trasladaban al otoño-invierno: zorzales y petirrojos bullían en las zarzas. Sin embargo no se mostraron a la cámara, como sí hicieron otras especies, aunque nunca tan cerca como me hubiese gustado.

Tarabilla común macho (Saxicola torquata)

Pinzón vulgar macho (Fringilla coelebs)

Sin embargo, el ave que más me sorprendió, fue una curruca carrasqueña (Sylvia cantillans), ave estival que yo ya suponía por el centro de África.

Curruca carrasqueña
Por el suelo, también todo era otoño:

Azafrán de otoño (Croccus serotinus)
Los hongos se mostraban en las formas más curiosas posibles, alimentándose sobre la materia muerta:

Hongo mixomiceto sobre acículas de pino

Hongo gelatinoso posiblemente Dacrymyces stillatus

Pequeña seta (parte reproductora de un hongo) creciendo sobre la madera

Y como días antes había llovido, los mamíferos dejaron sus huellas en el barro.

Huella de un gato pequeño, o de una gineta

Huella de jabalí (Sus scrofa)
Por fin, al llegar a casa una hiedra me llamó la atención, porque al estar en plena floración atraía a una gran multitud de insectos. Avispas, moscas y abejas se disputaban néctar y polen.

Avispa en vuelo que no sobrevuela a una enorme mosca cernícalo

Vista de la mosca cernícalo, se puede comprobar su gran tamaño en
comparación con una mosca común, que está a su izquierda.






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