martes, 3 de septiembre de 2013

OJOS DE MOCHUELO Y OCELOS DE MARIPOSA

Un círculo negro, rodeado de otro más claro, y que incluso tiene un pequeño brillo en el centro, es casi siempre un ojo que mira. La pasada mañana del domingo, en Santorcaz, uno de los primeros pájaros que vi fue un mochuelo (Athene noctua) que llegaba asustado por los tiros de los cazadores. Se posó en una noguera y, nervioso, me miraba a mí y hacia los lados para ubicar otros posibles peligros. Me dio tiempo a sacar la cámara y hacer alguna foto, como la de abajo, en la que sus limpios ojos y su expresión nos muestran el terror que producimos los humanos en muchos animales.

Mochuelo clavando sus ojos en mi. 
La mañana fue bastante fresca y algunas mariposas necesitaban calentar motores para poder volar. Esta pandora (Argynnis pandora) extendió sus enormes alas perpendicularmente a los rayos del sol, y permitió mi acercamiento, pues no quería malgastar sus pocas fuerzas si no era estrictamente necesario.

Pandora ¿hembra? al sol.
Además del fresco, también se notaba que el verano está acabando por la mayor presencia de aves en grupos mixtos, muchos jóvenes y en la llegada de los primeros migrantes que se dirigen al sur. 

Entre los jóvenes, los alcaudones comunes (Lanius senator) ya practican las técnicas de caza de sus mayores: otear desde un lugar elevado para caer sobre los insectos.

Alcaudón común joven del año
Los piquituertos (Loxia curvirostra) buscan también lugares elevados para descansar. Su pico retorcido los delata incluso a contraluz.

Piquituerto común joven en el que se aprecia su pico curvado para extraer piñones

Los pinzones jóvenes (Fringilla coelebs) lucen colores apagados para no llamar la atención de los depredadores.

Pinzón vulgar
Los abejarucos (Merops apiaster) descansaban en grupos, sobretodo de jóvenes, aunque también se observan aún adultos con los colores más vivos (ejemplares de la derecha).

Grupo de abejarucos

Entre los viajeros de final del verano, el único  que pude fotografiar fue este mosquitero musical (Phylloscopus trochilus), a pesar de ver papamoscas cerrojillos, colirrojos reales o currucas zarceras.

Añadir leyenda
Volviendo al comentario del comienzo, la evolución ha dotado de falsos ojos u ocelos a algunas especies para despistar o asustar a sus depredadores o presas. Algunas mariposas, como esta festón blanco (Pseudtergumia fidia), son capaces de adoptar varias formas en función de su estado de ánimo. Cuando está asustada, cubre las alas anteriores con las posteriores, tomando un color uniforme de camuflaje.


Festón blanco en estado de alerta con los ocelos ocultos
Cuando se relaja, o en vuelo, se pueden ver perfectamente los ocelos, con lo que cualquier posible depredador quedará espantado por esos grandes ojos que le miran fijamente. Es curioso observar, como la mariposa cambia rápidamente de una postura a otra, yo creo que sabe que unos ojos tan pequeños no son capaces de asustar a un humano, y en cuanto te acercas, los oculta, confundiéndose con el entorno. Sería interesante comprobar si, al revés, cuando se acerque por ejemplo una lagartija, reacciona levantando el ala y mostrando los amenazadores ojos. Estaré atento  por si observo ese comportamiento.

Festón blanco con los ocelos desplegados
Cuando estaba tirado en el suelo fotografiando a las mariposas, se acercó esta mosca cernícalo disfrazada de avispa para libar el néctar de las flores de las correhuelas.

Mosca cernícalo a punto de aterrizar









No hay comentarios:

Publicar un comentario