martes, 19 de marzo de 2013

Maestros del viento

Unas semanas de lluvia y frío dejaron, por fin, un lunes despejado, aunque fresco y ventoso, que nos permitió dar un paseo por Santorcaz. Esas lluvias y vientos permitieron una visibilidad magnífica, como demuestra la foto siguiente, en que desde el pueblo, que como dijimos al principio, es limítrofe con la provincia de Guadalajara, se podía ver perfectamente la Sierra de Guadarrama.


Cielo azulísimo, nubes blancas, cebada creciendo y almendros en flor permitían composiciones sencillas, pero de gran belleza.



Sin embargo, el viento no es muy propicio para ver aves, pues es normal que las haga permanecer en tierra o emboscadas en un matojo, para protegerse del frío y no tener que luchar contra el viento. Aún así, y cómo ya avanzábamos en la entrada anterior, continúan llegando las primeras aves estivales. Ya nos fue posible ver las primeras golondrinas deslizándose sobre el cereal, como si la ventolera no fuese con ellas, y de forma parecida también un macho de aguilucho cenizo. Sin embargo, no fue posible fotografiarlas, pero tirando de prismáticos y zoom pude ver una bonita collalba gris (Oenanthe oenanthe). Hoy la sorpresa ha llegado cuando al recortar la imagen con Photoshop, he podido ver dos ejemplares más, quién sabe cuántas más habría en el barbecho. Estas aves, que vimos en el Cráter del Ngorongoro en Tanzania este mes de octubre, tras pasar el invierno comiendo insectos junto a leones y elefantes, atraviesan el Sahara, el estrecho de Gibraltar y se instalan en zonas frescas de Europa, llegando hasta Islandia y Groenlandia.

Collalbas grises, la primera un macho con el plumaje nupcial

También pudimos escuchar varios carboneros comunes (Parus major) cantando para marcar su territorio. Uno se dejó acercar lo suficiente como para fotografiarle. ¡Claro! estaba entretenido buscando los primeros insectos escondidos en las grietas de las cortezas de los árboles.

Carbonero común

Y cuando ya llegábamos al pueblo se juntaron media docena de buitres a ciclear sobre nosotros. Con ellos tampoco sirven los vendavales, que hasta les pueden favorecer si la dirección es la correcta.


Buitre leonado planeando

Permanecieron largo rato sobre nuestras cabezas, y la causa podía ser la presencia de varias urracas (Pica pica) que con sus llamativos colores y tendencia a la algarabía, les sirven para encontrar las carroñas de las que se alimentan.
Urraca sobre un almendro
Pero el final se lo reservó el virtuoso del vuelo: el cernícalo vulgar (Falco tinnunculus). Este halconcillo recibe su nombre por su capacidad para cernirse, es decir, permanecer "clavado" en el aire mientras mueve las alas. Con el fuerte viento de cara, ni siquiera ha de batir las alas, ya que la velocidad del aire le sustenta y únicamente debe hacer pequeñas correcciones en el ángulo de ataque y apertura de las alas para mantener la posición. Para ello son imprescindibles las álulas, que son un conjunto de pequeñas plumas y vestigios óseos de un dedo, y que sobresalen en la foto en la parte delantera del ala. El álula evita la formación de turbulencias en el ala, y así el pájaro no cae.


Cernícalo vulgar cara al viento mientras busca sus presas.

En el vídeo siguiente, se puede ver en vivo la maestría con la que el pequeño cernícalo mantiene la posición fija de su cabeza mediante los movimientos de alas y cola, lo que le permite mantener la mirada fija en las posibles presas.


jueves, 7 de marzo de 2013

Primera estival del año: abubilla


A pesar de que aún es invierno y el tiempo lo confirma, ya hemos podido ver en Santorcaz el primer ave estival del año: una abubilla (Upupa epops). Según mis registros el avistamiento más temprano de esta ave en este pueblo fue el 2 de febrero de 2002 y el más tardío el 25 de abril de 2009, así que se puede decir que ha sido una fecha normal. De hecho, en Madrid ciudad y en zonas del Suroeste se la puede encontrar todo el año, aunque como digo, en Santorcaz sólo pasa la primavera y el verano.


Abubilla en el Cerro de La Elvira

El domingo que pasamos en el campo no dio para mucho más, tan sólo destacar varios buitres leonados (Gyps fulvus) y milanos reales (Milvus milvus). Ninguna de las dos especies cría en Santorcaz, ni en sus cercanías. El primero es visto de vez en cuando buscando carroña, y el segundo es observado algunas veces en invierno.

   
Buitre leonado, anchas y largas alas con el cuello blanco


Milano real en vuelo, alas estrechas, cola fuertemente escotada y manchas claras bajo las alas

Y cuando en el cielo no hay mucho que ver, siempre queda la opción de mirar al suelo, y descubrir cosas, como algunas miniplantas, que en menos de 5 cm de altura florecen y completan su ciclo vital. 


Androsace maxima

Centranthus calcitrapa

La identificación de herbáceas no es mi fuerte, así que se agradecen correcciones o confirmaciones de estas identificaciones.