miércoles, 31 de julio de 2013

VERANO EN SANTORCAZ: CIGARRAS, VERDERONES, GORRIONES CHILLONES...

Esta entrada se refiere a varias cortas salidas al campo realizadas la semana pasada en Santorcaz. Algunas tardes, antes del anochecer, fuimos a dar paseos por los caminos que llevan a Pezuela, Píoz o Corpa. En los campos ya cosechados y comidos por el sol es difícil, pero no imposible, detectar elementos naturales dignos de mención.

Empiezo con el causante de uno de los sonidos más característicos del verano: la cigarra. Este pequeño insecto genera con el frotamiento de sus alas el ruido que acompaña las siestas del estío. El día anterior un niño de unos 3 años me preguntó qué bicho hacía ese ruido y que quería verlo. Le respondí que era un insecto muy difícil de descubrir, pero por casualidad, al día siguiente encontré una cigarra recién metamorfoseada tranquilamente subida al tallo de un hierbajo. Tal vez alguien que se haya hecho la misma pregunta, puede ver al ruidoso causante.

Cigarra, posiblemente Cicada orni

También hay otros insectos en las hierbas, como algunos dípteros que se dedican a capturar a las molestas moscas y mosquitos de toda la vida. Es por eso que los insecticidas acaban, tanto con los insectos plaga, como con sus depredadores, desequilibrando el ecosistema.

Mosca depredadora succionando a su presa
En este verano tan tardío, es de esperar que los aguiluchos cenizos (Circus pygargus) hayan tenido tiempo suficiente para sacar adelante a sus crías sin que les pasen por encima las cosechadoras. Un anochecer, a lo lejos, pudimos ver dos aguiluchos que se posaban sobre un acopio de paquetes de paja para pasar la noche, cada uno en una punta.

Aguilucho cenizo posado sobre paquetes de paja 
Ya con el sol bajo el horizonte, la luna salió y adoptó ese color rojizo que aún imperaba, pareciendo un inmenso semáforo en ámbar.

Luna sobre el horizonte al poco de anochecer

Otra tarde, que fuimos acompañados en el paseo, los nerviosos verderones (Carduelis chloris) comían semillas de cardo mariano, a pesar de la protección de las púas de esta planta.

Verderón adulto 
Una mañana, en cambio, me preparé un escondite con la intención de pasar desapercibido y que los pájaros no se alejasen de mi. Es verdad, que no me descubrieron, pero justo ese día decidieron posarse en árboles algo alejados y no en los posaderos más próximos que yo intuía que usarían y que podrían dar fotos más nítidas.

Empezaron a acercarse los verderones, en este caso un joven, que como se puede apreciar tiene un color más apagado y estrías en el pecho que lo diferencian de los adultos.

Verderón joven
Luego llegaron los gorriones chillones (Petronia petronia), o duresas, como se conocen en Santorcaz. Éstos se posaron algo más lejos, pero aún así se percibían sus marcadas cejas más claras, útiles para diferenciarlos de otros gorriones.

Gorriones chillones
Alguna paloma torcaz (Columba palumbus) me sobrevoló rozándome sin verme, pero sólo un pichón se posó algo lejos. Aún así se ve que es tan joven, que no tiene la característica mancha blanca en el cuello de las torcaces adultas.

Joven pichón de paloma torcaz
Y la mañana no dio para más, cambió el tiempo y amenazaba lluvia, al salir del "hide" o escondite que me preparé, me pasó cerca un águila culebrera (Circaetus gallicus), y me dio tiempo a tirarla una foto rápidamente.

Águila culebrera en cielo plomizo
Llegando al pueblo, frente al Caño Alto, la sorpresa desagradable del día: después del juego que están dando los verderones este verano, encontré a este joven que seguramente había impactado contra algún coche. Su inexperiencia le costó la vida.

Joven verderón atropellado

martes, 23 de julio de 2013

PASADA LA TORMENTA VUELVE EL SOL

Otro día más de verano caluroso, pero con un comienzo fresco gracias a las tormentas del día anterior. Como siempre, los pajarillos saludan al día cantando para marcar su territorio.

Verderón común (Carduelis chloris) macho
Aunque unos canten solos, algunos se mueven en pareja...


Pinzón vulgar (Fringila coelebs) macho

Pinzón vulgar hembra
Otros no tienen tiempo para cantos y enseguida se suben a su posadero a otear la hierba en busca de insectos.


Alcaudón común (Lanius senator)
Y algunos se posan en los olmos secos que flanquean las fuentes para saciar la sed.

Jilguero (Carduelis carduelis)
Pero gracias al suelo húmedo, no sólo hay movimiento en las alturas, sino que animales más humildes se mueven a la búsqueda del desayuno.

Sapo común (Bufo bufo
Muy escasos como reproductores en el área de Santorcaz, pues son habitantes de bosques más húmedos, los petirrojos (Erithacus rubecula) un año más, han sacado adelante algunos pollos. Han tenido que elegir las cercanías de fuentes y bosquetes de quejigos para poder establecerse.

Petirrojo juvenil aún sin su babero rojo

Los que sí son reproductores habituales son los jilgueros, que acabándose la estación de cría, empiezan a disgregar las parejas y se juntan en pequeños bandos de adultos y jóvenes para alimentarse de semillas de cardos y otras herbáceas. Los juveniles se diferencian claramente por la ausencia del característico dibujo cefálico de los adultos, como se puede ver en el individuo que está "de espaldas".

Grupo de jilgueros adultos y juveniles en unas matas de achicoria
Acabo la crónica con esta bonita perdiz roja (Alectoris rufa) que no vio en mí el peligro suficiente como para levantar el vuelo, siéndole suficiente una carrera entre los olivos para desaparecer de mi objetivo.


domingo, 21 de julio de 2013

NOCTURNAS DE DÍA

Este pasado sábado, de nuevo ha hecho calor en Santorcaz (Madrid), así que ha sido inevitable madrugar un poco para evitar las peores horas del día. Pero no sólo el calor agrede al paseante en verano, también cardos, aliagas e insectos hacen que sea una época bastante hostil.

Tábano de especie desconocida
Aún así, pertrechado de sombrero, pantalón largo y repelente de insectos, salí al campo y pronto me recibieron las cogujadas montesinas (Galerida theklae) a la luz del amanecer.

Cogujada montesina entre el pasto seco
Tan pronto era, que las mariposas aún seguían "durmiendo" esperando que el aire se calentase algo más.

Colias croceus
Poco tiempo después el calor ya apretaba, y los perdigones (Alectoris rufa) acompañados de su madre, saciaban su sed bajo el viaducto del AVE.

Perdigones huyendo asustados
También en el entorno de la línea del AVE, algunas especies se han establecido. De nuevo, las cogujadas montesinas aparecían buscando insectos entre el balasto.

Cogujada montesina adulta con la cresta levantada
Pero una de las primeras sorpresas del día, llegaba cuando el sol ya estaba muy alto. De repente, un chotacabras pardo (Caprimulgus rufficollis), especie nocturna, levantaba el vuelo para volverse a posar unos metros más adelante. Debía tener el nido cerca, puesto que simulaba estar herido para atraerme y alejarme del nido.

Chotacabras pardo abriendo su enorme boca con la que
captura insectos en vuelo durante la noche
Tan valiente fue, que me dio tiempo a grabarle en esta curiosa actitud.


La siguiente sorpresa, fue otra ave nocturna, en este caso, un enorme búho real (Bubo bubo) que se levantó silenciosamente bajo una encina en la que sesteaba.

Búho real en vuelo
Y como si no quisiesen ser menos que el rey de la noche, las reinas de la mañana aparecieron señoreándose por su cazadero: una pareja de águilas reales adultas.


Por la tarde, dimos un corto paseo por el camino de Corpa y el cielo tormentoso dejaba bellas estampas.

Atardecer en el camino de Corpa
Al ponerse el sol, un resquicio entre las nubes y la línea del horizonte simulaba el efecto de un fuego en el rastrojo.

Rastrojo "en llamas"

Finalmente apretamos el paso de vuelta, porque se veían las nubes tan cerca que no queríamos mojarnos.

Tormentas hacia Pioz y El Pozo de Guadalajara

lunes, 8 de julio de 2013

ALCAUDONES, ZORRO, BUITRE NEGRO, ETC.

Cuando el verano está instalado en Santorcaz (Madrid), no queda más remedio que madrugar para disfrutar del campo. Aunque el cuerpo se resiente por descansar menos, las especies silvestres nos suelen resarcir con su presencia, pues junto con el anochecer, las primeras horas del día son las de máxima actividad de la mayoría.

Nada más levantar las persianas, ya se oyen los coros de verdecillos, jilgueros, pardillos y verderones, si bien, ninguno de ellos fue lo suficientemente “valiente” para aguantar unos segundos a que les fotografiase. Sin embargo, un alcaudón común (Lanius senator) de blanquísimo pecho soportó estoicamente mi presencia a una distancia bastante cercana. Este cabezota, como también se les llama en Santorcaz, tenía el pico con un gran insecto y probablemente se disponía a alimentar a su prole, motivo por el cual permaneció vigilante y sin entrar al nido para no delatar su ubicación.


Alcaudón común macho con comida en el pico
A esas horas muchos pajarillos andan ocupados capturando insectos, como este escribano montesino macho (Emberiza cia), posado en un quejigo, al que se le unió sin previo aviso un mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli) que se metió de improviso en el encuadre de la cámara.


Escribano montesino (arriba) y mosquitero papialbo con insectos en el pico

También un poco más adelante, pude ver una totovía (Lullula arborea) posada en las ramas secas de una almendro.


Totovía, aláudido con una pequeña cresta y ceja blanca muy marcada

Muchos insectos “caen como moscas” en picos, garras y hocicos de animales sin poder presentar mucha defensa. Algunos listos, en cambio, se hacen pasar por quienes no son, como este inofensivo escarabajo avispa (Chlorophorus varius), que con sus colores puede llegar a confundir a sus depredadores y hacerles creer que el portador de esas bandas negras y amarillas también dispone de un doloroso aguijón.


Escarabajo avispa comiendo tranquilamente sobre flores

De nuevo me topé con alcaudones, esta vez una pareja, que alarmados, no hacían más que chillar y agitar sus colas frente a mí, síntoma de que otra vez me encontraba próximo a su nido.


Alcaudón común macho

Alcaudón común hembra


Vídeo de alcaudón en estado de alerta

Cuando estaba fotografiando y grabando a los alcaudones, en la ladera de enfrente me llamó la atención el movimiento de un animal más grande. En este caso un zorro (Vulpes vulpes) adulto deambulaba a ver qué podía pescar antes de irse a echarse la siesta. Odiado por muchos, a pesar del pelaje de verano mucho más corto, los zorros son animales bellísimos que con su caminar alegre y su hocico y orejas permanentemente alertas, nos muestran que son conscientes de ese odio que despiertan en algunos. A pesar de venenos, lazos y disparos, la ausencia de otros depredadores mayores, y la presencia de basuras y animales vivos o muertos en cunetas, granjas y pueblos, no hace sino beneficiarle.


Zorro con el pelaje de verano

Vídeo del mismo zorro

Como no era bastante con atender a los alcaudones, y grabar al zorro, un buitre negro me sobrevoló bien alto, así que aún pude tirarle una foto borrosa en la que dejar constancia de ello. Puedes estar una hora sin ver nada  por el campo y en cinco minutos se te amontona el trabajo.


Buitre negro en vuelo

A partir de esas horas, la cosa ya no dio para mucho más, pero aún así siempre se puede tomar algunas lecciones de ecología cuando se está en el medio natural. Desarrollo brevemente algunas de ellas:

Adaptación al entorno: al contrario que el escarabajo avispa que mencionaba, otras especies prefieren pasar desapercibidas, así que cuando eres una polilla blanca, qué mejor sitio para descansar que una servilleta tirada en el suelo.



Obtención de micronutrientes: la sal es uno de los bienes más preciados para los herbívoros, y hace que se concentren allí donde se presenta este recurso, de hecho, cualquier ganadero aporta piedras de sal a sus ganados. Estas mariposas blanquitas de la col (Artogeia rapae) se juntaban allí donde el barro comenzaba a secarse y permitía la succión de las sales suficientemente concentradas antes de que se secase el charco.


Blanquitas de la col libando sales
Efectos de las especies invasoras: siempre me pregunto por qué casi no hay anfibios en el Arroyo de La Dehesa o de Anchuelo. La presencia de cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), y su voracidad nos muestra la razón.


Cangrejo de río americano muerto
Efecto barrera: carreteras, autopistas y vías férreas no sólo suponen una barrera en la dispersión de los animales, sino que en muchos casos suponen verdaderos sumideros donde mueren a miles muchos de ellos. El efecto contrario es que los más generalistas  se aprovechan, como los zorros y milanos que saben sacar partido a esta fuente de alimento tan predecible.


Carbonero común (Parus major) atropellado en una cuneta

Cogujada común (Galerida cristata) atropellada

El siguiente tema no nos quitará el mal sabor de boca de las fotos anteriores, pero ya que estamos haciendo nuestros pinitos con una pequeñísima huerta, acabamos con unas fotos de ajos y puerros silvestres. Éstos muestran sus flores antes de secarse, así que, los que tenemos plantados ya estarán a punto de ser arrancados también, a ver qué sabor de boca nos dejan.


Allium ampeloparasum (Puerro silvestre)

Allium sphaerocephalon (Ajo de monte)