martes, 28 de mayo de 2013

TIEMPO DE INSECTOS

La ausencia de grandes calores nos ha permitido pasear hasta bien entrada la mañana este fin de semana por Santorcaz. Como no hemos madrugado, los avistamientos de aves han sido más limitados, por lo que esta vez hemos tenido que mirar al suelo más de lo habitual. El calorcillo del mediodía y la explosión vegetal de esta primavera tan húmeda, hace que los insectos pululen por doquier, así que esta vez toca una crónica de bichos.


Los más espectaculares siempre son las mariposas, y aunque uno pueda pensar que el mejor lugar para fotografiarlas son las flores, los sitios más frecuentados son charcos a punto de secarse, donde acuden a libar el barro y absorber las sales minerales que ha disuelto el agua en el suelo y que se concentran en la superficie al evaporarse.



Grupo de licénidos libando sales en el barro, probablemente
se trate Polyommatus icarus y Lisandra bellargus



Melitaea phoebe, o doncella mayor libando en el barro



Misma especie que la anterior, pero con las alas desplegadas

No sólo, las mariposas gustan de tomar en pajita estos barros, también lo hacen algunos bombílidos, pequeños abejorros que se toman un trago en vuelo, permaneciendo inmóviles y estirando su largo aparato chupador.



Especie de bombílido por determinar a punto de absorber
sales disueltas en barro

Algunas mariposas, en cambio, buscaban un poco de intimidad para no ser molestadas en los momentos más íntimos y por eso preferían posarse sobre unos juntos



Doncellas mayores copulando



También en los juncos y cardos junto a los arroyos, y al acecho de mosquitos y moscas, los caballitos del diablo se posan y toman el sol.



Pyrrhosoma nymphula o caballito del diablo rojo

De vuelta a casa nos topamos con varias aceiteras, una especialmente grande, a la que tuve la mala idea de molestar y hacer que expulsase un líquido aceitoso corrosivo e irrigatante que repele a algunos de sus posibles depredadores. Por lo visto tiene hemoglobina, y por eso el color rojo sangre.



Berberomeloe majalis o aceitera



El domingo también vimos alguna especie interesante de mariposa, como esta Euphydrias desfontainii o doncella española, especie incluida en el  Catálogo Regional de Especies Amenazadas de Madrid.



Euphydrias desfontainii



También continúan floreciendo las orquídeas silvestres, que aunque ya son de por sí, muy diversas, aumentan su variedad al hibridarse entre ellas, como probablemente le suceda a este ejemplar, híbrido de Ophrys scolopax y Ophrys sphegodes.



Posible híbrido de Ophrys scolopax y Ophrys sphegodes. En la imagen siguiente se pueden ver los dos tipos de orquídeas originarias



Pero a pesar de mirar al suelo nunca conviene bajar la guardia pues las rapaces no descansan en las horas de más calor, y además de ver un aguilucho lagunero, un azor, un águila calzada, y varios buitres y cernícalos, conseguimos fotografiar a un ratonero y un águila culebrera.



Ratonero común (Buteo buteo)

Águila culebrera (Circaetus gallicus) cerniéndose


sábado, 18 de mayo de 2013

ESQUIVANDO TORMENTAS

Esta mañana estaba, desde bien temprano, dispuesto a disfrutar de un día de campo, esperando que la previsión de lluvias no se hiciese realidad. Pero no fue así, así que tuve que esperar un rato a que aclarase y a que la aplicación de alerta de lluvia del móvil no diese ningún aviso. Al final parecía que el radar estaba libre de lluvia y empezó a clarear así que me lancé.

Todo empezaba bien, con los primeros pájaros cantándole al sol que templaba un poco el frío de la mañana.

Zarcero común (Hyppolais polyglotta), especie llegada de África y
especialista en imitar el canto de otras aves como indica su apellido latino

Triguero (Emberiza calandra)

 También las flores de las orquídeas se mostraban en todo su esplendor.

Ophrys scolopax u orquídea becada

Las rapaces también comenzaban a activarse, seguro que con el estómago vacío por tener que esperar a que escampase.

Ratonero común (Buteo buteo)

Aguilucho lagunero (Circus aeroginosus) visto desde atrás

Aguilucho lagunero macho de perfil

Pero yo estaba con la mosca detrás de la oreja, pues las mariposas no volaban, se aferraban a sus posaderos y apretaban sus alas para pasar desapercibidas y no mojarse en caso de lluvia.

Euchloe tagis
Mirando al cielo, pude ver que las mariposas tenían razón, y que se empezaban a formar nubes de tormenta. Por eso no aparecían en el radar, porque se formaban en la zona y no daba tiempo a verlas venir con tiempo suficiente. Lo bueno es que estaban muy localizadas y parecía que no seguían mi camino.


Las águilas calzadas seguían volando tan tranquilas y aunque parece mentira, la foto de más abajo, fue tomada, a la una de la tarde, pero con el fondo de un enorme cumulonimbus o nube de tormenta.

Águila calzada (Hieraaetus / Aquila pennatus)

Mirando al suelo seguía descubriendo la belleza en la simetría de flores sencillas. 


Iberis pectinata o carraspique

Pero un par de fogonazos y sonoros truenos me hicieron levantar de nuevo a la cabeza y darme cuenta de la espectacular nube de tormenta que se estaba formando sobre Santorcaz. Afortunadamente no me mojé, pero luego vi que había caído una pequeña granizada.



Con ganas de más, pero satisfecho, puse rumbo a casa, apretando el paso, pero con tiempo para fotografiar a este milano negro que pasaba por allí.

Milano negro (Milvus migrans)

Llegando a "Los Huertos" vi que en Anchuelo ya llovía, así que al menos me dije que podría refugiarme en el Lavadero hasta que pasase la nube. Así fue, y salvo las botas, no me mojé en esta "arriesgada mañana".


martes, 14 de mayo de 2013

NOCTUA Y PRIMEROS CALORES


NOCTUA

Este viernes ha tocado realizar la segunda visita de la temporada del programa de seguimiento NOCTUA (aquí cuento en qué consiste y cómo fue la primera visita). Esta vez la sensación no ha sido tan fría como en enero, pero al igual que la vez anterior, la estación de escucha situada entre Chiloeches y Los Santos de La Humosa, nos ha deparado un espléndido anochecer, en el que el sol sólo encontró un resquicio entre las nubes y el horizonte para iluminar de un intenso dorado el glacis (forma geomorfológica) entre Alcalá y Guadalajara.


Puesto que el sol ya se encontraba tan bajo, fue capaz de iluminar finas cortinas de lluvia, que por un momento creó un efecto óptico parecido a una aurora boreal como la que una vez observé en Islandia, aunque en ese caso el color era verde.


En cuanto el objetivo de la visita, no se dio mal, y entre las cinco estaciones de escucha situadas en Los Santos de La Humosa, Pozo de Guadalajara, Valdarachas y Santorcaz, pudimos escuchar mochuelos, autillos y chotacabras gris y pardo. La convivencia entre las dos especies de chotacabras, es una muestra más, de que nos encontramos en una zona de transición entre ambientes secos y otros, algo más húmedos. Estos chotacabras, son fuente de mitos y leyendas y se les atribuye la capacidad de mamar de las ubres del ganado, pero lo único que les atrae de estos animales es la multitud de insectos que los acompañan. Sólo salen de noche y verlos durante el día es cuestión de suerte pues su camuflaje perfecto hace que no se levanten hasta que casi se los pisa… o en el peor de los casos se los atropella. El nombre que se les da en Santorcaz, es el de gallina ciega.

Chotacabras pardo (Caprimulgus rufficollis) fotografiado el verano pasado

Camino de Pioz


A la mañana siguiente, con un espléndido y algo hiriente sol, nos fuimos a Pioz, yendo por el camino antiguo y volviendo por el nuevo. Miles de pequeños soles despuntaban en los pastos y yermos reflejando al que nos quemaba la piel.



A pesar del calor pudimos disfrutar de algunas aves, como lo gorriones chillones o duresas, como se les conoce en la zona (Petronia petronia) que viven entre las centenarias piedras del castillo de Pioz. Allí comparten territorio con palomas, vencejos y algún cernícalo.

Gorrión chillón o duresa en el que se destaca una marcada ceja

La vuelta bordeando el vallado de la Estación Transmisora de La Marina, nos permitía disfrutar de los confiados trigueros (Emberiza calandra), que cada 200 o 300 m. proclamaban que esos cultivos y pastos eran de su propiedad.

Triguero, pájaro sencillo y confiado que gusta de espacios abiertos

Una sorpresa llegó a casi las dos de la tarde cuando un corzo (Capreolus capreolus) pastaba tranquilamente al otro lado de la valla. Es una paradoja que los vallados den seguridad a muchos animales, que alejados de la presencia humana, adoptan un comportamiento mucho más tranquilo. Mal nos debemos comportar los humanos cuando es necesario un doble valla con alambre de espino para poder disfrutar así de algunos animales.


Al final, un pequeño grupo de ciclistas lo asustó y lo hizo huir.


La segunda sorpresa llegó poco después, cuando una de esas veces que tanto miro al suelo, me deparó una nueva especie de orquídea que nunca antes había visto en Santorcaz. Su nombre latino: orquídea mariposa, no viene sino a corroborar la espectacularidad de sus flores.

Anacamptis (Orchis) papilionacea

Hontanilla y Cerro de La Elvira


El domingo también sacamos algo de tiempo para dar un corto paseo en buena compañía, y como ya hacía calor y era tarde, sólo algunas rapaces nos entretuvieron aprovechando el aire cálido y ligero para buscar comida. Pudimos ver ratoneros, buitres, un aguilucho lagunero y un águila calzada.

Águila calzada (Hieraaetus pennatus)

lunes, 6 de mayo de 2013

CAMBIOS PARA SEGUIR IGUAL


Como ornitólogo y naturalista aficionado, siempre tengo una irresoluble lucha interior, a saber: por un lado ir a conocer nuevas zonas naturales donde descubrir especies o paisajes nuevos; o por el contrario, volver a las tierras de Santorcaz a reecontrarme con lo conocido, con lo esperable y comprobar que todo sigue más o menos igual. 

En el primer caso, me maravillo con los pinsapares de Grazalema, los cortados de Cuenca, las cigüeñas negras del Jerte o el Río Perales en Navalagamella (ver entradas anteriores del blog).

En el segundo caso, me complace comprobar cómo año tras año siguen cantando los sisones en los secanos de Santorcaz a pesar de los venenos, o que los ruiseñores siguen alegrando los anocheceres por San Pedro Mártir aunque se hayan desbrozado los zarzales del Arroyo Pasadero. 

Y para comprobar si todo sigue igual o todo cambia, participo en el Programa de Seguimiento de Aves Comunes Reproductoras de España (SACRE) promovido por la Sociedad Española de Ornitología. En la cuadrícula de 10 x 10 km de lado que tengo asignada, dos mañanas de la primavera al año me lío a contar pájaros por Santorcaz, Los Santos de La Humosa, El Pozo de Guadalajara, Pioz, y Valdarachas.

SACRE


Así el sábado desde las 7,30 de la mañana, ya me quedé un poco más tranquilo al comprobar que oropéndolas, ruiseñores, codornices, cucos y abejarucos ya andaban de nuevo entre nosotros. Muchos de estos pájaros son espectaculares por sus colores, que nos recuerdan que pasan mucho tiempo en África. A algunos los vimos este octubre en Kenya y Tanzania, y recuerdo escuchar los abejarucos al amanecer en Amboseli o al ruiseñor en el Cráter del Ngorongoro mientras fotografiábamos leones.

Abejaruco (Merops apiaster) sobre un almendro junto a su nido

También han llegado del sur muchas rapaces, ya que durante el invierno no hay reptiles, insectos, ni casi roedores que comer por estos páramos.

Águila culebrera (Circaetus gallicus) 

Águila calzada (Hieraaetus pennatus)

A pesar del contraluz, las estrechas alas y la cola larga
identifican al aguilucho cenizo macho (Circus pygargus)


Atareados también andan las especies que se quedan con nosotros en invierno, o que no se van muy lejos. Como he dicho, madrugando un poco, se puede escuchar el curioso canto del sisón (Tetrax tetrax), que recuerda muy poco glamurosamente a una pedorreta.

Sisón macho cantando en un barbecho 

En las zonas arboladas, los carboneros comunes (Parus major) están atareados construyendo nidos o defendiendo el territorio, tareas que se dividen entre los miembros de la pareja.

Carbonero común hembra con material para el nido en el pico.
Colores más pálidos y línea del pecho negra más bien fina.

Carbonero común macho cantando en lo alto del mismo árbol que la hembra anterior.
Se nota un color más vivo y la línea del pecho negra mucho más ancha.

Camino de Corpa


Como no tuvimos bastante, por la tarde nos fuimos andando a Corpa para disfrutar de esta primavera tan verde.



También aquí nos sorprendieron algunas especies curiosas como una pareja de collalbas rubias (Oenanthe hispanica), especie también estival, que está a punto de desaparecer en Santorcaz, pues cada vez veo menos.

Collalba rubia hembra

Otro pájaro viajero es el papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), que sólo se deja ver un poquito en primavera de paso al Norte, y ya más tranquilamente al final del verano cuando baja al Sur.

Papamoscas cerrojillo medio oculto en un majuelo

Como siempre mirando al suelo se encuentran joyas como estas orquídeas que imitan el cuerpo de abejas para atraerlas y que las polinicen.

Ophrys speculum

Ophrys sphegodes

Por último ese día salieron dos avutardas (Otis tarda), señora del secano que puede que críe de manera muy escasa en Santorcaz. A pesar de ser el ave más pesada de Europa, está amenazada por la intensificación de los cultivos, el uso de pesticidas… y el choque con tendidos eléctricos. Nosotros cruzamos los dedos para que éstas dos no tuviesen un final fatal.

Dos avutardas vuelan hacia un tendido eléctrico

Camino a Anchuelo

Y como aún no tuvimos bastante, y la semana se hace larga en Madrid, el domingo sacamos fuerzas para dar otro paseo. Como todo anda cambiando para ser como siempre, también pudimos ver que habían llegado los alcaudones comunes (Lanius senator), o cabezotas como los llaman por aquí.

Alcaudón común que nos quiso salir en la foto de cara

Igualmente, llaman la atención de cualquiera unas delicadas y elegantes flores llamadas Fritillaria lusitanica, una curiosidad vegetal familia de los afamados tulipanes. Todos conocen al tulipán, aunque venga de lejos, ¿pero cuántos de Santorcaz saben que tienen primos autóctonos a diez minutos de casa?

Fritillaria lusitanica

jueves, 2 de mayo de 2013

LOS MOLINOS DE NAVALAGAMELLA

Ayer fue fiesta, y aunque el tiempo aún estaba uno poco revuelto, hicimos una escapada a Navalagamella, a una sencilla ruta llamada Los Molinos de Navalagamella. Este pueblo, del Suroeste de Madrid, está dominado por encinares, dehesas y monte mediterráneo donde habitan joyas como el águila imperial o la cigüeña negra.

La ruta en cuestión, apta para todos los públicos, sigue en parte el curso del Río Perales, que se encontraba pletórico de agua.


Río Perales, con riberas de fresnos y hierba lagunera (Ranunculus peltatus)
Azulón macho (Anas platyrhynchos) descansando en el Río Perales

A los márgenes del Perales, el matorral mediterráneo, que en esta época estaba está en plena floración, mostraba algunas especies animales en celo, mientras que otras ya han tenido sus primeras crías:

Pareja de lagartijas colilargas (Psammodromus algirus) preparándose
para la cópula. El macho muestra sus lunares azules sobre las patas delanteras.

Mito (Aegithalus caudatus) que acaba de abandonar el nido.
Se aprecian las comisuras amarillas en el pico

Debido a la amena compañía no reparé mucho en otros detalles naturalísticos, pero como siempre, sí que me agaché alguna vez para inmortalizar alguna curiosidad:
Orquídea silvestre (Orchis sp.)

Cercopis vulnerata, un tipo de saltador rana de las plantas