lunes, 30 de diciembre de 2013

NEGRO Y BLANCA - ESTORNINO Y LAVANDERA

Nuevo fin de semana en Santorcaz en que aprovechando el sol invernal hemos dado un par de paseos. 

El sábado por la tarde, con agradable compañía, fuimos por el camino de Corpa, y la verdad es que en zonas abiertas, en grupo y charlando, poco pudimos ver. El único que aguantó estoicamente una foto fue un estornino negro (Sturnus unicolor). Los tordos no son pájaros muy queridos por su "manías": comer frutos y grano, y anidar bajo las tejas, moviéndolas. En todo caso, y para lavar su imagen, decir que también consumen muchos insectos en la época de cría, limpiando los campos de plagas, y por qué no, destacar sus silbidos, cantos e imitaciones de ruidos, que son un alegre despertar en cualquier pueblo que se precie. Es una especie no cinegética en Madrid, así que me asombra ver cómo la gente los mata y cuelga sus cadáveres de árboles frutales, exponiéndose a sufrir una desagradable multa.

Color negro brillante, patas rojas y pico agudo y amarillo señalan a los estorninos
No dio para más el sábado, sólo para hacer alguna foto a los paisajes. 

Tras las lluvias y al sol, parece que la cebada despunta con fuerza

Atardecer en el camino de Corpa

El domingo, también salimos, y el único entretenimiento pajaril fue un grupito de lavanderas blancas (Motacilla alba). Algunos en Santorcaz las llaman pajaritas de la nieve, probablemente debido a que en invierno son más abundantes. Aves confiadas y muy corredoras, en el grupo había machos y hembras, así que aprovecho para remarcar las diferencias.

Cara muy blanca, nuca y pecho negro: macho adulto
Detalle del gran babero negro típico de los machos adultos
Vista desde atrás del mismo individuo, en primavera
la nuca es completamente negra.
Dos hembras corretean, observándose algo de negro en la garganta
Hembra: garganta negra, nuca gris y cara que no es blanca
Vista desde atrás en el que se observa la ausencia total
 de negro en la parte superior de la cabeza: hembra.
A ver si en la próxima, encuentro un juvenil, que se asemeja a las hembras, aunque con la cara amarillenta.

Supongo que esta será la última entrada de este año, así que aprovecho para desear un feliz 2014 a los lectores y seguidores. Espero encontraros el año que viene, y que venga cargado de muchas alegrías.

miércoles, 25 de diciembre de 2013

INVERNANTES EN CULTIVOS

El año está acabando y un temporal ha llegado, pero un par de días antes y aprovechando las vacaciones, hemos disfrutado de días soleados en Santorcaz. El viernes un corto paseo por el camino de Pioz nos permitió ver algunas aves invernantes de zonas abiertas. Unas no las pude fotografiar: como un grácil esmerejón y un par de avefrías, pero otras sí.

Una de ellas fue una pareja de alcaudones reales meridionales (Lanius meridionalis), un pájaro pequeño pero que posado en lo alto de arbustos y postes se lanza a por insectos, lagartijas e incluso roedores y musarañas.

Alcaudón meridional con su antifaz, cola y alas negras y dorso gris.

Alcaudón en vuelo, mostrando el vientre blancuzco
y marcas alares también blancas
Desde el suelo, una bisbita común (Anthus pratensis) también se posó sobre una encina, aunque en este caso para tenernos mejor vigilados.

Bisbita común
Otro pájaro del suelo es la cogujada común (Galerida cristata), que se aleja correteando hasta que no aguanta más, y tras un corto vuelo, se posa en un majano para observar con sus enhiestas plumas cefálicas.

Cogujada común, con su característica cresta
Ya volviendo al pueblo, tras la protección de un valla y al calorcillo de un montón de estiércol un colirrojo tizón (Phoenicurus ochrurus) nos vio pasar antes de que se fuese a picotear los insectos que rodeaban unas cuadras.

Colirrojo tizón, negro como el carbón y con la cola roja
La mañana siguiente la dediqué a contar aves para el programa SACIN (Seguimiento de Aves Comunes Invernantes). Como el objetivo era censar, no pude hacer muchas fotos y el frío de primera hora no invitaba a pararse mucho.

Escarcha en el Camino de Guadaljara
A las afueras del pueblo las palomas (Columba livia) se alimentaban del cereal que no ha sido bien enterrado.

Bandada de palomas picoteando la sementera
Por fin el sol se pudo abrir paso entre las nubes, así que pude disfrutar de una agradable mañana soleada.

Cirrocúmulos
Un total de 31 especies de aves diferentes identifiqué esa mañana aunque sólo me entretuve en fotografiar a dos de ellas: un triguero y un verdecillo.

Triguero posado en un espino albar, en el que se
aprecia el plumaje listado y las marcas cefálicas
Verdecillo común

lunes, 16 de diciembre de 2013

SORIA Y SU LAGUNA NEGRA

Un viaje por el centro de Europa me ha tenido un poco alejado del blog, pero como si el frío que hemos sufrido allí no hubiese sido suficiente, este fin de semana lo hemos pasado en Soria. En realidad no ha sido tan helador como cabría esperar, pero viendo la primera foto, está claro que calor tampoco ha hecho.

La Laguna Negra completamente helada
En la propia ciudad de Soria, el Duero traza su curva de ballesta, y en sus riberas es posible encontrar bastantes pajarillos. 

Río Duero, con el monasterio de San Juan de Duero a la derecha

Los que siempre se dejan fotografiar con más facilidad son los carboneros comunes (Parus major).

Un carbonero común vigila de soslayo al fotógrafo

Desde el suelo otro carbonero, se asoma para vigilar

Otro tipo de carbonero es el garrapinos (Parus ater), que es mucho más común en Vinuesa, y aunque como su nombre indica, frecuenta los pinares, a este le fotografié en un jardín del pueblo, en un sauce de tallos recurvados.

Carbonero garrapinos, menos colorido, más pequeño y sin franja ventral oscura

Desde Vinuesa se accede fácilmente a la Laguna Negra, rodeada de pinares en los que pudimos ver, piquituertos, trepadores azules, carboneros comunes y garrapinos, reyezuelos sencillos, etc. No todos se dejan fotografiar, pues frecuentan las copas altas y se mueven con agilidad.

Laguna Negra

Trepador azul (Sitta europaea)

Macho de piquituerto (Loxia curvirostra) cantando en lo alto de un pino silvestre 
Además de los pájaros también ponían su nota de color algunos frutos, que proporcionan alimento en el invierno a multitud de fauna.

Hojas y frutos de acebo (Ilex aquifolium)

Frutos de serbal de los cazadores (Sorbus aucuparia)

lunes, 2 de diciembre de 2013

OTOÑO INVERNAL EN SANTORCAZ

Mucho frío y viento este domingo en Santorcaz, condiciones que dificultan el avistamiento de fauna, pero bien protegido, no pude dejar de aprovechar parte de la mañana a ver qué había por ahí.

Parece que los pinzones vulgares (Fringilla coelebs) siguen sin faltar a su cita fotográfica conmigo en cada paseo otoñal. En este caso fue un macho el que en lo alto de un álamo reseco tomaba el sol.

Pinzón macho mostrando su pecho anaranjado
Más de cerca, se observa su "casco" gris y alas negras con franjas blancas
Otro macho, en este caso de carbonero común (Parus major), y esta vez a menor altura, se mantenía a escasa distancia de mi y mostraba sus colores. 

Carbonero, tiznado siempre de negro carbón en garganta, cabeza salvo las mejillas
 y línea ventral, que en la hembra es más estrecha.
Pocos pájaros más pude fotografiar a corta distancia, este buitrón (Cisticola juncidis) estuvo a tiro unos instantes, pero su pequeñísimo tamaño, no permitió un enfoque adecuado.

Buitrón sobre un cardo, mostrando su pequeño tamaño
No es un ave demasiado frecuente, pero ayer pude ver una corneja negra (Corvus corone) dando vueltas sin saber dónde aterrizar. Los truenos de las escopetas, seguramente vuelven más cautelosos a estos inteligentes córvidos.

Tamaño mediano e intenso color negro, identifican a la corneja,
que también es conocida en Santorcaz como grajo.
Los restos de otro córvido mucho más frecuente, la urraca (Pica pica) encontré al pie de un quejigo. La escarcha cubría las plumas del pájaro, que seguramente fue víctima de un azor o un búho real. 

Plumas de urraca arrancadas por un ave de presa, en caso de haber 
sido mordidas por un mamífero estarían quebradas
Otros restos en cambio, me recordaron al verano, como esta camisa de culebra de escalera.


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Y la mañana no dio mucho más de sí, el frío continuaba imperando, y volví a casa tras echar un ojo a la Sierra de Guadarrama.