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miércoles, 1 de marzo de 2023

ALGUNAS AVES DE BARCELONA

Estamos recién llegados de pasar cuatro días en Barcelona aprovechando la semana blanca de los niños. Hemos pateado la ciudad de cabo a rabo y el tiempo nos ha respetado dentro de que ha hecho fresco. Como gran ciudad que es, y encima con playa, la oferta cultural es inabarcable, pero hemos visto lo imprescindible y los niños ya nos piden otra excursión. Entre tanta visita, y como siempre llevaba la cámara encima, siempre mantuve un ojo por si algún pájaro se ponía a tiro. No fueron muchos en las condiciones suficientes pero al menos servirán como recuerdo de este viaje tan intenso.

Empezamos en la Playa de la Barceloneta

Mientras los niños cogían piedras en la playa, yo me entretenía con las gaviotas reidoras (Chroicocephalus ridibundus). Ésta estaba en transición a tener la cabeza completamente negra

En la arena, ésta otra casi la tenía negra

Y ésta otra ya la tenía completamente negra 

Al día siguiente, empezamos por la Sagrada Familia, y antes y después de visitarla pasamos algún rato descansando en el parque de enfrente.

Una curruca capirotada hembra (Sylvia atricapilla) se alimentaba de las semillas de una sófora (Styphnolobium japonicum)

Esta tórtola turca (Streptopelia decaocto) estaba entretenida acicalándose el plumaje

Camino del Park Güell, en un parque un colirrojo tizón (Phoenichruros ochruros) nos observaba desde una curiosa atalaya.

Este perro guardián no asusta a los pájaros

Por la espalda se justifica el nombre de colirrojo

Al día siguiente en la plaza de Cataluña, el mediano sudó la camiseta persiguiendo palomas (Columba livia).

Los palomos andaban atareados buscando paloma

Además de palomas se acercaron algunas gaviotas patiamarillas (Larus michahellis)

Entre un par de gaviotas adultas un joven se atrevía a disputarles el alimento a ellas y a las palomas

Después de comer, entre otros sitios, pasamos un rato por el Parque de la Ciudadela. 

Alguien daba de comer a las cotorras argentinas (Myiopsitta monachus) y se mostraban confiadas

Algunas cotorras se encontraban identificadas de una manera muy curiosa

Un ganso (Anser anser) mostrando su gran tamaño respecto a una hembra de azulón

En los estanques no faltaban los azulones (Anas platyrrynchos)

Y el último día, antes de montar en el tren estuvimos por los alrededores de la Plaza de España y ahí acabó nuestra visita.

Una bonita cotorra de Kramer con su pico rojo y collar negro (Psittacula krameri)

martes, 30 de abril de 2019

DOÑANA CON NIÑOS: LA ROCINA, EL ACEBUCHE Y EL ROCÍO

Esta Semana Santa hemos estado por Sevilla y teníamos tres novedades desde la última vez: un bebé de meses, una niña de 3 años y medio y una cámara nueva. Como el campo a los niños les sienta muy bien y había que estrenar la cámara, qué mejor lugar que Doñana en primavera. Y es que es difícil fallar allí, incluso cambiando pañales en observatorios de aves o intentando que no te tiemble mucho el pulso mientras con una mano aguantas a una pequeña que mira con sus prismáticos. La verdad es que la nueva cámara ayuda: 80 aumentos ópticos son muchos aumentos. 
No me enrollo más y empiezo con lo que vimos en alguno de los observatorios del Arroyo de la Rocina.

Empecé con una de las joyas de Doñana: una espátula (Platalea leucorodia)

De frente, enseña su curioso pico
Otra estrella de las marismas, un calamón (Porphyrio porphyrio) se estira a la orilla del arroyo
Ésta es la esencia de Doñana: diversidad a raudales, en pocos metros, ánades reales,
porrones comunes, patos colorados, espátulas, calamones, moritos...


En vuelo muestran su elegancia
En un momento dado un individuo joven se puso muy cerca de nosotros
Una gallineta (Gallinula chloropus) quiso salir en la foto junto a la joven espátula
Otra de las especialidades de Doñana: un morito (Plegadis falcinellus)
Otro morito descansando
A lo lejos un garceta (Egretta garzetta) se arrascaba el cuello
De entre los juncos salió una elegante garza imperial (Ardea purpurea)
Con su largo cuello llega a arrascarse a cualquier lado

Otra garza llegó volando, esta vez una real (Ardea cinerea)
Desde otro lugar también pudimos ver una garza, esta vez de cuerpo entero
En aguas más abiertas un grupo de porrones comunes (Aythya ferina)
Entre los juncos chillaba un pequeño zampullín chico (Tachybaptus ruficollis)
Por estar muy vistos, casi no hago caso a los pobres ánades reales (Anas platyrhinchos)
Tres anátidas en una foto, un ganso (Anser anser) y 
porrón común nadando y un ánade real en la orilla
Después de la Rocina comimos en El Acebuche y también nos acercamos a un observatorio. 

Merodeando por el pinar donde comimos había muchos los rabilargos (Cyanopica cyanus)
Inteligentes como sus primas las urracas, sus alas son destellos de color azul
En el pinar donde comimos, los agateadores comunes (Certhia brachydactila),
subían y bajaban por los troncos
De camino a los observatorios, al sol una hembra de tarabilla (Saxicola torquata)
El macho se me puso a tiro justo en frente del primer observatorio
Sus idas y venidas eran con insectos en el pico
El observatorio no dio para mucho, nada nuevo respecto a La Rocina excepto un galápago
En los postes, las salamanquesas (Tarentola mauritanica) tomaban el sol. Como 
era de día adoptaban colores oscuros para calentarse al sol, porque el aire era fresco
También a pleno sol un alcaudón común (Lanius senator) oteaba en busca de insectos
Al final, tras mojarnos los pies en Matalascañas, nos fuimos a las marismas de El Rocío, donde acabamos una intensa jornada de campo con niños. La luz no acompañó, porque se nubló bastante, pero aún así algo vimos. Volveremos.

Junto al paseo marismeño, una espátula removía el fango en busca de invertebrados
De vez en cuando se aseaba. Buscaré el origen de esa anilla que lleva en la pata
En El Rocío las estrellas suelen ser los flamencos (Phoenicopterus roseus)
Los juveniles son menos llamativos
En el agua y las orillas había muchas fochas (Fulica atra)
Patrullando por todos lados los recién llegados milanos negros (Milvus migrans)