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sábado, 22 de abril de 2017

PICO PICAPINOS, MÁS Y MÁS AGUILUCHOS Y HEMBRAS DE TARABILLA, ÁNADE REAL, VERDERÓN Y JILGUERO

Como dije en la anterior entrada, el domingo pasado me di un paseíto de dos horas temprano por la mañana. Agradecí madrugar, porque al menos pude ponerme una manga larga. Me dieron un par de sustos, primero un corzo que me salió muy cerca pero desapareció en seguida y después un pico picapinos (Dendrocopos major) que casi me dio en la cara. El motivo es que pasé muy cerca de su nido y salió asustado. Me llamó la atención que el nido lo hiciese tan bajo, y sobre todo en uno de los árboles con la madera más dura...

Justo donde se abren las ramas se aprecia el agujero del nido,
y en el suelo, todo el serrín acumulado por la obra

La verdad es que luego vi picapinos más adelante, pero para relacionar el nido con su artista, pongo la foto del pájaro a continuación.

Pico picapinos macho, como demuestra su nuca roja

En esas ramas puntisecas de olmos y álamos, además de tamborilear los pájaros carpinteros, son muy usadas por otros pájaros para cantar o tomar el sol vigilando los alrededores.

Una abubilla (Upupa epops) y dos palomas torcaces (Columba palumbus) comparten posadero

Llevamos varios días disfrutando de los aguiluchos laguneros (Circus aeroginosus) y ayer no faltaron a su cita. Llegué a ver dos machos y una hembra, uno de los machos estaba posado por el suelo, y no se si sería ese o el otro al que pude fotografiar en vuelo un buen rato después.

Aguilucho lagunero en un lindero con su cuerpo marrón típico
Cuando abre las alas, el aspecto es diferente
Tienen alas largas y estrechas, como la cola y un patrón de color muy definido


Como siempre, algún pajarillo más se puso a tiro de cámara.

Hembra de verderón (Chloris chloris), de colores más apagados que los machos
Y otra hembra, esta vez de tarabilla común (Saxicola torquata)

La nota triste me la dio esta hembra de ánade real (Anas platyrhynchos), atropellada y tirada en una cuneta. Entre la escasez de agua y estas cosas, no sé si podré ver algún patito este año.

Aquí se aprecia perfectamente los colores crípticos de las hembras
que han de ocultarse ellas y sus polluelos que no pueden volar de los depredadores

Y ya de vuelta a casa, siguiendo las idas y venidas de los jilgueros (Carduelis carduelis) descubrí que ya andan en sus nidos.

Cuando te ocultas en un buen nido, aunque seas hembra puedes tener colores llamativos

martes, 23 de agosto de 2016

FAMILIAS DE ABUBILLAS, CULEBRERAS, MOCHUELOS, PERDICES Y PIQUITUERTOS

Esta semana de vacaciones en Santorcaz, he salido un par de veces al campo, pero además hemos paseado casi todas las tardes con la cámara metida en el carro.
En la piscina, una vez cerrada, hemos encontrado varios días una familia de 5 abubillas (Upupa epops). Yo no fui capaz de diferenciar jóvenes de adultos, pero algunos alimentaban a los demás: introduciendo el pico en el césped, conseguían sacar lombrices de vez en cuando.

Uno de los adultos con una lombriz en el pico

Junto a las arizónicas, también buscaban bichos
Dos de ellas se asustaron y volaron al campo de fútbol
Al día siguiente también estaban las cinco, aunque en este encuadre sólo pude sacar a cuatro.

En el vídeo siguiente, se puede ver cómo una joven espera a que la adulto encuentre la lombriz

Entre esos paseos, también hay algunos nocturnos en los que uno se puede encontrar bichos tan curiosos como un solífugo:


Aunque emparentado con las arañas, realmente no lo es
Una mañana, decidí pajarear en bici. Recorrí los caminos a Pezuela, Corpa y Anchuelo, y aunque ahora el campo está un poco tristón me entretuve con otra familia, esta vez de águilas culebreras (Circaetus gallicus) formada por tres miembros. Vi hasta cuatro águilas culebreras posadas en diferentes postes en la mañana, pero como estas águilas sólo ponen un huevo al año, he deducido que las tres que estaban más próximas entre sí, eran las que formaban la familia.

El individuo más cercano a mí se mantuvo tranquilo, igual era el pollo del año
Varios postes hacia un lado otro individuo...
... y hacia el otro lado el otro individuo
También vi algunas collalbas grises (Oenanthe oenanthe), lo que quiere decir que algunos pájaros, ya están de camino a África.

Collalba gris a la luz del amanecer
En algunos majanos también vi un par de mochuelos (Athene noctua), una visión que afortunadamente no desaparece en Santorcaz. Igual también eran familia, porque estaban muy próximos.

Un mochuelo en un majano lejano
En un majano más cercano, otro mochuelo se dejó ver para mí y
para un ciclista que paró a ver qué demonios estaba mirando yo
Y para acabar, el sábado por la mañana también madrugué. El día tenía un cielo raro, aunque bonito. De pájaros, no vi muchos, pero desde un oteadero tuve una perspectiva envidiable para cualquier cazador, llegué a contar 30 conejos (Oryctolagus cunniculus), 20 perdices (Alectoris rufa) y otras tantas palomas torcaces (Columba palumba).

Amanecer del sábado.
Con cuidado se observa que sólo tres de las perdices son adultas, el resto jóvenes del año

Inmunes al sonido de los disparos cercanos, unos cuantos piquituertos (Loxia recurvirostra) tomaban el sol en los álamos del lavadero, donde ya volví a casa.

Piquituerto macho, con su color rojizo
Piquituerto hembra, con su color verdoso

miércoles, 12 de agosto de 2015

ZORROS, CORZOS Y DESPEDIDA

La pasada, ha sido esta una semana atípica, pues aunque hemos trabajado, la hemos pasado en Santorcaz. Por tanto entre semana hemos salido a dar algún paseo al atardecer, y aunque el ambiente ha sido tórrido, siempre algo curioso se puede ver.
El domingo, Lucía y yo, salimos a pasear hacia Pioz y la sorpresa me la llevé pronto, pues pude ver dos gangas ortegas (Pterocles orientalis) en vuelo alto. Nunca antes las había visto en Santorcaz. Habrá que estar atentos a ver si estaban “de paso” o son más residentes de lo que pensaba. En cualquier caso con la cámara no hubo mucho que hacer. Sólo perdices (Alectoris rufa), un ratonero (Buteo buteo) y al final, una familia de zorros (Vulpes vulpes) que nos entretuvieron con sus juegos, aunque desde muy lejos.


Perdiz en un mar de rastrojo
Ratonero común posado en una encina
Dos zorros se persiguen, y aunque con poca calidad de imagen, en el vídeo de más abajo, se aprecian las carreras y juegos de tres individuos



El lunes salí a dar una vuelta con un amigo del pueblo y dos miembros del Grupo Tagonius, asociación que en el ámbito de la comarca de la “Alcarria madrileña” tiene por objetivos la conservación de los patrimonios natural, etnográfico e histórico. Supongo que en breve empezará a cobrar más importancia en mis devaneos camperos. Incluso a la vez que una animada charla sobre las amenazas y oportunidades del medio que nos rodea, pudimos disfrutar del avistamiento de hasta cuatro corzos (Capreolus capreolus) al atardecer.


Corzo alertado por nuestra presencia
Otro día salimos Lucía y yo hacia Pezuela, y molestamos durante un rato a una abubilla (Upupa epops) que se levantaba del camino que llevábamos para volverse a posar unos metros más adelante, así que volvíamos a la situación inicial.


Las abubillas buscan insectos en los caminos y linderos
El día después, por el camino a Pioz no hubo suerte con los bichos, pero siempre es un gusto disfrutar de los atardeceres veraniegos, pues los juegos de luces y la caída de las temperaturas allí donde no hay asfalto ni hormigón, estimulan los sentidos.


Puesta de sol entre nubes
Y ya el domingo, sí que saqué tiempo para madrugar, y acompañado de un amigo alcalaíno, que ya siente este pueblo como suyo, dimos un buen paseo por Santorcaz y Anchuelo. El día estuvo tranquilo y la charla amenizó la caminata. 

De nuevo, disfrutamos con un zorro que nos debió estar observando durante un buen rato, hasta que nos dimos cuenta de que estábamos siendo “acechados”. Es un alivio que las leyes de la naturaleza se impongan, y que ni lazos, venenos ni furtivos consigan hacer menguar a tan adaptable, prolífico, astuto y bello animal. Si hay basureros, atropellos, naves y edificaciones por el campo llenas de ratones y ratas, va a haber zorros. Es así.

Zorro vigilando a los humanos
Siguiendo con el paseo, disfrutamos de algún pajarillo más, y aunque más de una vez tuvimos que guardar la cámara cuando ya teníamos casi enfocado al animal, algunos sí que aguantaron hasta poder apretar el “gatillo”, que es nuestro botón de disparo.

Hembra de pinzón (Fringilla coelebs) en un olmo seco
Macho de tarabilla común (Saxicola torquata) en un álamo seco
Ya en las puertas de Santorcaz, en el antiguo lavadero, mi compañero descubrió una culebra acuática viperina (Natrix maura), e intrigados, buscamos a ver de qué se podía alimentar. Descubrimos algunos renacuajos de gran tamaño, que por estar en un pilón y por lo avanzado del verano, me hacen sospechar que puedan tratarse de sapos parteros (Alytes obstetricans). Se trata de una especie cada vez más escasa y digna de nuestra protección y cuidado. Labores de “limpieza” de pilones mal llevadas a cabo pueden provocar el desastre reproductor para la especie, así que la solución es fácil, hay que evitar limpiezas en la temporada de cría. No obstante, como casi siempre, había algún carpín (Carassius auratus), que acabará con todo bicho viviente que intente reproducirse en el agua. Esta especie de Asia oriental, sin duda eliminará a ranas, sapos, libélulas, caballitos del diablo y otros animalillos que deberían alegrar las fuentes. El lugar de estos peces debería estar restringido a Asia oriental, acuarios y estanques de jardín.

Culebra acuática viperina, una de las culebras más tímidas e inofensivas
Posible renacuajo de sapo partero
No quiero acabar, sin dejar una pequeña reseña en recuerdo de quien más horas ha compartido conmigo en el campo, y si cabe, con aún más entusiasmo que yo mismo. Hace dos semanas que ya no pudo más. Alegre y fiel, delante o detrás de mí, pero siempre con ganas de patear monte aun cuando la edad y el calor querían vencerte... te echaré de menos Yerry.




lunes, 25 de mayo de 2015

PRADERAS, DEHESAS Y CHARCAS DE BROZAS

Hace ahora un año, y a poca distancia de donde estuvimos esa vez, hemos vuelto a pasar una semana en familia en la provincia de Cáceres. En esta ocasión hemos estado en Brozas, un pueblo ganadero rodeado de pastos, dehesas y alguna zona húmeda.


Extensas praderas rodean al monumental pueblo de Brozas
Como no puede ser de otra manera en cualquier conjunto monumental en Extremadura, el casco urbano de Brozas, acoge una gran población de cigüeñas, cernícalos primillas, aviones roqueros, grajillas, vencejos, etc.


Un vencejo común (Apus apus) quiso robar protagonismo
a una altiva cigüeña blanca (Ciconia ciconia)
Avión roquero (Ptyonoprogne rupestris) descansando 
Cernícalo primilla (Falco naumanni) en vuelo cernido,
con la cola extendida y las álulas apuntadas
El canto de los gallos, el balido de corderos y el cencerro de terneros me despertaron el sábado, así que no tuve ni que esperar a que sonase el despertador para levantarme. Nada más salir del pueblo, las praderas infinitas, los grandes herbívoros pastando, las cigüeñas comiendo saltamontes, los milanos patrullando y los afloramientos graníticos, me recordaron las praderas Y kopjes del Serengueti.


Ganado pastando junto a algo parecido a los kopjes africanos
Avutardas en vuelo (Otis tarda) junto al ganado
Una avutarda más cercana
Cigüeñas blancas salían de sus campanarios en busca de alimento
Abundantísimos, los milanos negros (Milvus migrans) no dejaban de buscar comida
En estas tierras abiertas, los aláudidos alegran el paseo con sus cantos y algunos individuos incluso no temen al hombre.

Cogujada ¿montesina? (Galerida theklae)
El mismo individuo, con mejor iluminación
Calandria (Melanocorypha calandra)
También otros pájaros se dejan ver, sobre todo en zonas con más presencia de agua.


Buitrón (Cisticola juncidis) abundante en juncales y herbazales altos
Juvenil de carbonero común (Parus major) fuera de su hábitat típico,
 aunque la presencia de agua probablemente lo llevó a zonas abiertas
Tras algo más de una hora de paseo llegué a una zona de dehesa de encina y algún alcornoque. En seguida hicieron su aparición otras especies más forestales, o aunque también de zonas abiertas, al tener escondites cercanos, se dejaban acercar algo más.


Alcornoque a la izquierda, de color más vivo, y encinas al fondo más apagadas
Abejaruco (Merops apiaster) en una cancela
Abubilla (Upupa epops) también en en una cancela
Alcaudón común (Lanius senator)
Alcotán (Falco subbuteo), aunque borroso, aparece ya que no es un ave que vea a menudo
Tarabilla común macho (Saxicola torquata)
Como aún era temprano, no sólo pude disfrutar con pájaros, y un zorro (Vulpes vulpes) no me detectó, camuflado como iba yo con un sostenido viento de cara que ocultaba mi olor y mi ruido.

Con el hocico pegado al suelo, buscaba el rastro de sus presas
Como el sol ya calentaba, durante unos instantes descansó a la sombra
La ruta marcada volvía siguiendo la Rivera del Jumadiel, un arroyo medio seco aunque con pozas que servían de supermercado de ranas y peces a varias aves pescadoras, que tampoco me oían llegar. Tan de cerca me salían y tan desprevenido me cogían, que no me daba tiempo a enfocar en condiciones.


Cigüeña blanca despegando a escasos metros
Una escasa cigüeña negra (Ciconia nigra) también me salió muy cerca
Garza real (Ardea cinerea) a la que también sorprendí
De vuelta, llegando a Brozas, también el suelo me deparó una pequeña joya.


Julodis onopordi, un brillante escarabajo
Tras reponer fuerzas con bollería artesanal de la casa rural en la que nos alojábamos, ya con toda la familia, nos acercamos a la charca de las afueras de Brozas. Decenas de paisanos pescaban tencas, trofeos que debían compartir con pescadores profesionales a tiempo completo.


Primas cercanas, una cigüeña y una garza pescaban sin molestarse
Pareja de somormujos lavancos (Podiceps cristatus)
La hierba circundante y unas cuantas garrapatas que vimos en nuestros pantalones, nos hicieron desistir de rodear la charca, así que ahí acabaron las actividades naturalísticas de ese estupendo fin de semana.