lunes, 8 de julio de 2013

ALCAUDONES, ZORRO, BUITRE NEGRO, ETC.

Cuando el verano está instalado en Santorcaz (Madrid), no queda más remedio que madrugar para disfrutar del campo. Aunque el cuerpo se resiente por descansar menos, las especies silvestres nos suelen resarcir con su presencia, pues junto con el anochecer, las primeras horas del día son las de máxima actividad de la mayoría.

Nada más levantar las persianas, ya se oyen los coros de verdecillos, jilgueros, pardillos y verderones, si bien, ninguno de ellos fue lo suficientemente “valiente” para aguantar unos segundos a que les fotografiase. Sin embargo, un alcaudón común (Lanius senator) de blanquísimo pecho soportó estoicamente mi presencia a una distancia bastante cercana. Este cabezota, como también se les llama en Santorcaz, tenía el pico con un gran insecto y probablemente se disponía a alimentar a su prole, motivo por el cual permaneció vigilante y sin entrar al nido para no delatar su ubicación.


Alcaudón común macho con comida en el pico
A esas horas muchos pajarillos andan ocupados capturando insectos, como este escribano montesino macho (Emberiza cia), posado en un quejigo, al que se le unió sin previo aviso un mosquitero papialbo (Phylloscopus bonelli) que se metió de improviso en el encuadre de la cámara.


Escribano montesino (arriba) y mosquitero papialbo con insectos en el pico

También un poco más adelante, pude ver una totovía (Lullula arborea) posada en las ramas secas de una almendro.


Totovía, aláudido con una pequeña cresta y ceja blanca muy marcada

Muchos insectos “caen como moscas” en picos, garras y hocicos de animales sin poder presentar mucha defensa. Algunos listos, en cambio, se hacen pasar por quienes no son, como este inofensivo escarabajo avispa (Chlorophorus varius), que con sus colores puede llegar a confundir a sus depredadores y hacerles creer que el portador de esas bandas negras y amarillas también dispone de un doloroso aguijón.


Escarabajo avispa comiendo tranquilamente sobre flores

De nuevo me topé con alcaudones, esta vez una pareja, que alarmados, no hacían más que chillar y agitar sus colas frente a mí, síntoma de que otra vez me encontraba próximo a su nido.


Alcaudón común macho

Alcaudón común hembra


Vídeo de alcaudón en estado de alerta

Cuando estaba fotografiando y grabando a los alcaudones, en la ladera de enfrente me llamó la atención el movimiento de un animal más grande. En este caso un zorro (Vulpes vulpes) adulto deambulaba a ver qué podía pescar antes de irse a echarse la siesta. Odiado por muchos, a pesar del pelaje de verano mucho más corto, los zorros son animales bellísimos que con su caminar alegre y su hocico y orejas permanentemente alertas, nos muestran que son conscientes de ese odio que despiertan en algunos. A pesar de venenos, lazos y disparos, la ausencia de otros depredadores mayores, y la presencia de basuras y animales vivos o muertos en cunetas, granjas y pueblos, no hace sino beneficiarle.


Zorro con el pelaje de verano

Vídeo del mismo zorro

Como no era bastante con atender a los alcaudones, y grabar al zorro, un buitre negro me sobrevoló bien alto, así que aún pude tirarle una foto borrosa en la que dejar constancia de ello. Puedes estar una hora sin ver nada  por el campo y en cinco minutos se te amontona el trabajo.


Buitre negro en vuelo

A partir de esas horas, la cosa ya no dio para mucho más, pero aún así siempre se puede tomar algunas lecciones de ecología cuando se está en el medio natural. Desarrollo brevemente algunas de ellas:

Adaptación al entorno: al contrario que el escarabajo avispa que mencionaba, otras especies prefieren pasar desapercibidas, así que cuando eres una polilla blanca, qué mejor sitio para descansar que una servilleta tirada en el suelo.



Obtención de micronutrientes: la sal es uno de los bienes más preciados para los herbívoros, y hace que se concentren allí donde se presenta este recurso, de hecho, cualquier ganadero aporta piedras de sal a sus ganados. Estas mariposas blanquitas de la col (Artogeia rapae) se juntaban allí donde el barro comenzaba a secarse y permitía la succión de las sales suficientemente concentradas antes de que se secase el charco.


Blanquitas de la col libando sales
Efectos de las especies invasoras: siempre me pregunto por qué casi no hay anfibios en el Arroyo de La Dehesa o de Anchuelo. La presencia de cangrejo rojo americano (Procambarus clarkii), y su voracidad nos muestra la razón.


Cangrejo de río americano muerto
Efecto barrera: carreteras, autopistas y vías férreas no sólo suponen una barrera en la dispersión de los animales, sino que en muchos casos suponen verdaderos sumideros donde mueren a miles muchos de ellos. El efecto contrario es que los más generalistas  se aprovechan, como los zorros y milanos que saben sacar partido a esta fuente de alimento tan predecible.


Carbonero común (Parus major) atropellado en una cuneta

Cogujada común (Galerida cristata) atropellada

El siguiente tema no nos quitará el mal sabor de boca de las fotos anteriores, pero ya que estamos haciendo nuestros pinitos con una pequeñísima huerta, acabamos con unas fotos de ajos y puerros silvestres. Éstos muestran sus flores antes de secarse, así que, los que tenemos plantados ya estarán a punto de ser arrancados también, a ver qué sabor de boca nos dejan.


Allium ampeloparasum (Puerro silvestre)

Allium sphaerocephalon (Ajo de monte)


miércoles, 26 de junio de 2013

ASTURIAS: Somiedo y Costa central

Durante una semana de vacaciones hemos cambiado totalmente de aires, hemos pasado unos días en el Parque de Somiedo, en la montaña occidental asturiana, y hemos hecho un rápido acercamiento a la costa del entorno de Gijón y el Cabo de Peñas. Siempre es sorprendente y gratificante para unos "mesetarios" vivir por unos días en el corazón de la Iberia verde y andar por zonas costeras, así que esta entrada será un poco más larga de lo habitual.

SOMIEDO


Bosques de hayas, robles, arces y fresnos, mezclados con prados y pastos cubren las laderas de los profundos valles de Somiedo, mientras que en las alturas se encuentran pastizales de montaña, roquedos y matorrales de escobas y tojos. 


Lago del Valle o del Ajo
Senda hacia el Lago del Valle
Vista desde la senda hacia la Braña de Sousa

Dado que los días son largos en junio dio tiempo para hacer varias rutas al día, e incluso aguardos en busca de osos, pero a pesar de que, según nos dijeron, se movían por la zona, el señor de estos bosques no quiso dejarse ver. 

En cambio sí que pudimos ver varias de las especialidades ornitológicas de la España húmeda:


Escribano cerillo macho (Emberiza citrinella)
Curruca zarcera (Sylvia communis) macho cantando sobre un acebo 
Acentor común (Prunella modularis)
Camachuelo común macho (Pyrrhula pyrrhula)
Camachuelo hembra

Chochín (Troglodytes troglodytes)
Petirrojo (Erithacus rubecula), también cantando desde un acebo
Bisbita arbóreo (Anthus trivialis) cantando, de nuevo, en un acebo
Bisbita alpino (Anthus spinolletta)
Collalba gris (Oenanthe oenanthe) macho, bajo la lluvia.
Lavandera blanca (Motacilla alba)
¿Juvenil de bisbita alpino?
La verdad es que no era imprescindible dar grandes paseos por el monte para ver algunas aves, pues las podíamos ver desde la propia ventana de la casa en la que nos albergábamos, ya que anidaban en los paredones calizos del pueblo de Valle de Lago.

Chovas piquirrojas (Pyrrhocorax phyrrocorax)
Alimoche (Neophron percnopterus)
Además de aves también encontramos diversos anfibios y reptiles:


Tritón palmeado (Lissotriton helveticus)
Salamandra (Salamandra salamandra) cruzando las calles de Valle de Lago y que tuvo
suerte al encontrarnos, pues algunas de sus compañeras fueron atropelladas
Lagartija serrana macho (Iberolacerta monticola)
Lagartija serrana hembra con la cola amputada recientemente
Aunque no es un reptil, sin embargo el animal reptante más abundante, es la  enorme babosa negra.
Babosa Arion ater
En cuanto a mamíferos, a gran distancia pudimos ver rebecos, ciervos y corzos, y en la carretera un zorro joven y una garduña.

Corza (Capreolus capreolus) en un prado 
Ciervos (Cervus elaphus) entre el matorral 
Como describir la flora ya alargaría demasiado la entrada, únicamente menciono la existencia de grasillas, unas plantas carnívoras que crecen en roquedos húmedos y que obtienen nutrientes con los insectos que quedan pegados en sus hojas.

Grasilla (Pinguicola sp.)
No sólo hay elementos de fauna silvestre destacable en Somiedo, sino que las diversas razas autóctonas de ganado forman parte del paisaje asturiano.
Toro de la raza "Asturiana de los Valles"
Yegua con su potro

Este burro estudió con atención nuestros movimientos
Por último, si por algo es también conocido Somiedo, es por sus brañas, lugares en que vaqueiros y pastores pasaban (y en algunos casos aún pasan) el verano junto a sus ganados en los prados de altura. También se encuentran otros elementos etnográficos y arquitectónicos que nos muestran cómo era la vida en Somiedo.

Braña de corros (el modelo más primitivo) de Sousa 
Braña de teito (techo de escobas) de Mumián
Único hórreo con techo de teito y madera de haya de Asturias, en Urria
Fuente abrevadero y olleras (agujeros donde corre el agua
para enfriar la leche y separar la grasa del suero)

COSTA


En los últimos días del viaje pasamos rápidamente por Cudillero, Luanco, Cabo de Peñas y Gijón, pasando de la montaña a la costa en una corta distancia.

Cabo de Peñas
Vista hacia el Este desde el Cabo de Peñas
Playa de Bañugues

Acantilados a las afueras de Gijón
Aves marinas, de roquedos y de prados se combinan en perfecta armonía en estos ambientes de transición.

Cormorán moñudo (Phalacrocorax aristotelis) en Cudillero
Gaviota patiamarilla (Larus michahellis) en Cudillero

Joven de colirrojo tizón (Phoenicurus ochruros)
Volantón de tarabilla común (Saxicola torquata) en Gijón
Adulto de tarabilla común en Gijón
Garceta común (Egretta garzetta) pescando
en la desembocadura del Río Piles en Gijón

Sin duda, quedan muchas imágenes en el disco duro y comentarios en la cabeza que hacer, pero ya parece suficiente para mostrar parte de la riqueza natural y cultural asturiana. Otra riqueza es la de sus gentes y costumbres, algo más difícil de describir, pero baste decir que cuando dejamos el apartamento en que nos hospedábamos, nos obsequiaron con unas galletas caseras riquísimas, así que pongo el enlace por si alguien se anima a ir por allí. www.casaengracita.com/