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domingo, 19 de marzo de 2017

PÁJAROS CANTORES Y GAVILÁN

Muy buen tiempo ha hecho este puente y la verdad es que hemos tomado bastante el sol. El sábado tocó por Tamajón, con amigos, pero allí no hice fotos. Hoy domingo, ya en Santorcaz, hemos hecho como el fin de semana anterior: he madrugado yo sólo, luego todos en bici por los caminos, y por la tarde otro paseíto corto.
Al amanecer, es una gozada esta época, porque todos los pequeños pájaros se pasan un buen rato cantando, y es que los machos buscan pareja desesperadamente. Además, también lucen sus mejores galas, así que el espectáculo está garantizado.

Un precioso verdecillo (Serinus serinus) hincha el pecho para soltar sus estrofas
En lo alto de un almendro, un pardillo (Carduelis cannabina) también cantaba
Y en el siguiente almendro, un jilguero (Carduelis carduelis) hacía lo mismo
Una golondrina (Hirundo rustica)descansaba en un cable
Un colorido herrerillo común (Cyanistes caeruleus)
Siempre medio escondidos, puede ver un picogordo (Coccothraustes c.)
Y también en el mismo olmo, cantaba un petirrojo (Erithacus rubecula)
Acabé el paseo un tanto cabreado al ver como sistemáticamente se gasta dinero en envenenar una gran superficie sin necesidad. Luego nos preguntamos por qué hay tanto cáncer, enfermedades autoinmunes, alergias, problemas de fertilidad, etc. Echar un veneno tan fuerte en algo que pretende ser un parque no creo que esté justificado.

Desolador
En fin... después de un pequeño descanso, con la bici y la pequeña en la sillita no es tan fácil ver pájaros... y fotografiarlos. Aún así, me he topado con un par de collalbas grises (Oenanthe oenanthe), y el macho se ha dejado fotografiar. En estos días habrá muchas más en camino hacia el Norte.

Las collalbas casi siempre se posan en lugares prominentes
Por la tarde no teníamos mucha intención de ver aves, pero con la cámara a cuestas, siempre te puedes topar con alguna cosa interesante, o con un bonito atardecer.

Un gavilán (Accipiter nisus) vuela con algo en las patas
Una mariposa ortiguera (Aglais urticae) tomando el sol
Atardecer con el cerro del Viso en la penunmbra

lunes, 5 de septiembre de 2016

MOSQUITERO MUSICAL, TARABILLA NORTEÑA Y GAVILÁN ATROPELLADO

No acaba nunca este verano, que obliga a madrugar o a salir tarde por el campo, si no se quiere sudar más de lo aconsejado. El sábado fuimos en familia a última hora a coger moras, pero el domingo madrugué yo sólo para ver qué había por el monte. Mientras la semana pasada casi lo primero que vi fue un gavilán (Accipiter nisus) vigilante en su atalaya, esta semana tocaba la de arena, y encontré uno atropellado en la carretera.

Pero empiezo con algo más amable, unos pajarillos que sólo podemos ver en estas fechas, pues ni crían ni invernan aquí, sólo están de paso hacia el África subsahariana. Se trata del mosquitero musical (Phylloscopus trochilus) y la tarabilla norteña (Saxicola rubetra). Los localicé haciendo una pequeña espera oculta en el carrizal.

Inquietos como pocos pájaros, los mosquiteros musicales casi no paraban quietos... 
... pues no dejaban de subir y bajar por los carrizos buscando insectos.
Estarán sólo unas semanas, así que hay que aprovecharlas
Algunos ejemplares tienen los colores más vivos...
... destacando sobre todo las partes ventrales
Las tarabillas norteñas también son migradoras, al contrario que las tarabillas comunes, que son residentes 
Muestran una conspicua ceja color crema
Y no pude fotografiar mucho más, salvo al pobre gavilán que ya no podía moverse tirado en la cuneta.

Restos del gavilán en la cuneta...
... el cuerpo partido en dos y sin cabeza.
En casa, me llamó la tención una ninfa del enorme saltamontes Anacridium aegyptium. En este estado de ninfa, es decir, aún no adulto, no disponen de las enormes alas que tendrá de adulto y que le permite volar grandes distancias.

En el rosal e inmóvil, el saltamontes intentaba pasar desapercibido

domingo, 28 de agosto de 2016

GAVILÁN, FRINGÍLIDOS Y GATO MONTÉS FUGAZ

Una nueva escapada por los cerros de Santorcaz este domingo, apurando las horas en que la mayoría aún duerme. En esas horas tan tempranas, es posible encontrar animales "fuera de sitio". Es lo que me pasó con un gavilán (Accipiter nisus), una pequeña rapaz muy forestal que no se deja ver fácilmente, pero que me observaba desde un lugar muy expuesto y prominente: la atalaya árabe con sus grandes vistas.

Gavilán sobre la atalaya árabe
Muy tímidos los gavilanes, éste en seguida levantó el vuelo
Pronto llegó el calor, y como también era día de caza, la verdad es que no hubo mucho movimiento. En una de las pocas fuentes en las que no había cazadores apostados, estuve un rato escondido y sólo unos humildes fringílidos se atrevieron a mostrarse.

Joven jilguero (Carduelis carduelis)
Pardillo común (Carduelis cannabina)
Verderón común (Carduelis chloris)

De vuelta, vi una sombra fugaz cruzar la carretera a toda velocidad, y mi cerebro lo identificó como un gato montés (Felis sylvestris). Parece que este año están desatados los monteses. Al pasar por el lugar donde cruzó, allí estaban sus huellas en la cuneta pues debe ser que le sorprendí bebiendo y estaba manchado de barro.

Rastro del gato montés, mostrando el galope
Detalle de una de las impresiones de barro
Para terminar, casi a las puertas de casa descubrí una enorme camisa de, probablemente, una culebra bastarda (Malpolon monspessulanus).

Seguramente, la culebra utilizó la alambrera para desprenderse de su vieja piel

lunes, 7 de marzo de 2016

CÓPULA DE RATONEROS Y ATAQUE DE GAVILÁN A AZOR

Parecía que el domingo no iba a ser un buen día para ir al campo, pero al levantar la persiana y ver el sol radiante que había, confirmé que mi ausencia en casa durante un par de horas no supondría problema, desayuné, me abrigué y al campo que fui.
No había dado veinte pasos, cuando en uno de los árboles frente a mi casa un carbonero garrapinos (Parus ater) se entretenía picoteando algo entre un mar de flores de almendro. Ya en casa, en el ordenador, he podido comprobar que se debía tratar de un piñón de un cedro, porque de ése árbol iba y venía el pajarillo. Como si de un ave de presa se tratara, el minúsculo pajarillo sujetaba el piñón con sus garras contra la rama en la que estaba posado. Un primo mayor, carbonero común (Parus major) observaba atento, este curioso comportamiento.

Carbonero garrapinos picoteando un piñón que tiene agarrado entre sus garras
Los colores del garrapinos son apagados aunque destacan
 las mejillas blancas frente a la garganta y caperuza negra
Más grande y con el cuerpo mucho más colorido, 
los carboneros comunes son fácilmente diferenciables
Ya en pleno campo, con un frío aún intenso, un avistamiento fugaz me recordó que pronto el calor será mayor, pues pude ver a mi primera abubilla (Upupa epops) del año. Poco después el canto de dos de ellas me resultó aún más extraño, pues la costumbre, me dice que oír ese canto implica prácticamente ir en mangas de camisa.


Abubilla entre las ramas aún sin hojas de un olmo
Y después llegó el festival de las rapaces. Hace menos de un mes, compañeros expertos del grupo TAGONIUS, nos desvelaban muchos de sus secretos en un interesante curso. A lo largo de la mañana pude disfrutar de varias lecciones prácticas de la vida de estas interesantes aves.

La primera lección es que los pequeños muchas veces le echan narices y son capaces de acosar a los más grandotes, y es que un gavilán (Accipiter nisus) perseguía a su réplica de mayor tamaño: el azor (Accipiter gentilis). Yo creo que éste debió notar en su cola algún tirón de aquél.

Muy ágil, el gavilán se acercó hasta tocar al azor, que es más grande
Al final se impuso la fuerza y el azor siguió cicleando varias veces para demostrar quién mandaba allí. Ahora pueden verse en este tipo de vuelo, pues estarán en celo, pero lo normal es que aguarden ocultos en las pocas zonas con arbolado que quedan.

Alas cortas con "antebrazos" anchos y cola larga son características del azor
También destacan las partes inferiores claras. En esta foto,
 la larga cola algo extendida, mostró que faltaban las rectrices centrales
Visto por la popa los azores destacan por sus "mechones" blancos sobre las patas
Cuando desapareció el azor y ya empezaba a continuar mi marcha, apareció una pareja de ratoneros (Buteo buteo) volando muy juntos. Pero en seguida, me sorprendió un fuerte picado. Al rato apareció un tercer ratonero, esta vez juvenil al que seguramente levantaron de su posadero. Supongo que la pareja que observé la semana pasada había detectado en su territorio de cría a ese jovenzuelo al que querían expulsar. Puede que incluso fuese una cría de la temporada pasada pues la sangre no llegó al río.

Una pareja de azores acosan a un tercero
Pese a algún picado espectacular, no llegó a haber contactos
Salvo opinión más experta, éste es el ratonero más joven, pues todas sus plumas están enteras y nuevas y no tiene el extremo de las alas con una banda oscura
Continué mi marcha viendo de vez en cuando al azor y a los ratoneros y un buen rato después, a lo lejos vi como uno de los ratoneros se posaba en una torre de telecomunicaciones, adoptando una postura como inclinada. Al instante apareció el otro, y ante mis ojos se pusieron a copular. Entre que estaban lejos y hacía mucho frío y aire, la imagen no es estable, pero el documento es interesante. Pronto llegarán las puestas.

La hembra de ratonero inclina el cuerpo hacia adelante...
...y el macho se prepara para aterrizar sobre ella.

Ya de vuelta, algún pajarillo también quiso aparecer en la crónica de ayer. Un grupo de gorriones morunos (Passer hispaniolensis) demostraron el imparable crecimiento de esta especie, que hace unos años no existía en esta zona. Dispersión natural, cambio climático o ambos motivos estarán detrás de su expansión.

Macho de gorrión moruno con sus mejillas claras,
 parte superior de la cabeza rojiza y pecho muy marcado de negro
El mismo macho junto a otro y una hembra
Y en las zonas palustres, los buitrones (Cisticola juncidis) se desgañitaban marcando su territorio. Estaban poco voladores como es habitual en ellos, debe ser que el fuerte viento los empujaba a cantar desde el refugio de un posadero elevado, pero es que pesando en torno a 10 gr no debe ser fácil luchar contra el viento.

Pequeño buitrón cantando

Para acabar apareció uno de los dueños de estas zonas palustres: un aguilucho lagunero hembra (Circus aeroginosus), que ya ha vuelto a sus dominios después de un invierno en el que habrá vagabundeado por zonas húmedas de mayor calado. Es una satisfacción verlos regresar cada año a las raquíticas zonas húmedas de Santorcaz. Eso también es amor al terruño o más científicamente filopatría.

Aguilucho lagunero con sus alas largas y estrechas. Las hembras como ésta, tienen un color oscuro, con hombros garganta y parte superior de la cabeza más claras
Aún hubo tiempo para volver a casa y pasear por un camino con las chicas de la casa, pero los pájaros, esta vez no aparecieron.

sábado, 26 de septiembre de 2015

SILVIA

Me tengo por una persona a la que no le sienta bien que le cambien los planes, pero el día que tenía pensado publicar una entrada sobre el fin de semana pasado, una causa de fuerza mayor me lo impidió. ¿Y puede imaginar alguien una fuerza mayor de la naturaleza que el nacimiento de una primera hija? Y con esa vitalidad y fuerza imparable de quien aterriza en este mundo, lleva sólo cuatro días con nosotros y la cachorrilla ya lo ha cambiado todo. Pañales, calostros, pises y meconios, son sólo nombres que entran en nuestro nuevo vocabulario, pero una sóla palabra ya lo es todo para nosotros: SILVIA. 
Ella, y la campeona de su madre, están perfectas y yo sólo quiero estar a su altura y acompañarlas en cada paso en este mundo. Y cómo este mundo también debe ser objeto de cuidados, espero seguir mostrándoselo a todo al que se interese. Probablemente me sea más difícil acercarme a un gavilán durante un tiempo, pero incluso con niños, siempre habrá una mariposa o un bichito del que haya algo interesante que contar. Así que espero seguir a menudo por aquí.
Sylvia es el nombre genérico de un grupo de pequeñas aves de canto melodioso, vida inquieta y amantes del monte y el bosque, silva en latín. No puedo empezar de otra manera hoy este blog, que con una foto de una hembrita que vi el domingo pasado, tal vez un presagio...

Curruca cabecinegra hembra (Sylvia melanocephala) Acaso, ¿no es preciosa?
A partir de aquí, todo sigue tal como lo redacté en su momento:

Sigo aprovechando la mañana de los domingos en Santorcaz. Ésta empezó fresca pero acabó sofocante.
Pero la verdad es que la crónica la empiezo con fotos de un paseo al atardecer que dimos el sábado. Y es que encontramos un pardillo (Carduelis cannabina) que estaba mudando las plumas de su cola, que parecía un abanico en lugar de la habitual cola escotada.

Pardillo común con las plumas externas de la cola a medio crecer
Ya de noche, volviendo a casa, es fácil descubrir salamanquesas (Tarentola mauritanica). No sé si es realidad o una figuración mía, pero desde hace poco tiempo, cada vez parecen más abundantes. Igual era que antes no me fijaba, pero hace años yo no las veía por Santorcaz y recuerdo algún libro de la fauna de Alcalá y alrededores en que sólo se distribuían hasta Anchuelo, sin pasar la cota de los 800 m de altitud. Tal vez el cambio climático hace que, de media, las noches ya no sean fan frescas como antaño y permitan la vida a este curioso reptil.

Pequeña salamanquesa
Ya el domingo inicié un paseo matutino yo sólo. Hacía tiempo que no escuchaba el canto de las totovías, aunque no se dejaron ver, como sí hicieron sus primas las cogujadas montesinas (Galerida theklae).

Cogujada montesina (Galerida theklae). Ojo a las uñas de su dedo posterior
A la vera de una fuente me aposté camuflado, aguardando a ver si algún pajarillo se dejaba fotografiar después de darse un baño o antes de bajar a beber. Muchos lo hicieron, pero no pude fotografiar a todos.

Carbonero común (Parus major)
Herrerillo común (Cyanistes caeruleus) a la salida del baño
Papamoscas cerrojillo (Ficedula hypoleuca), un migrante
Otro pardillo con la cola a medio mudar
Pinzón vulgar hembra (Fringilla coelebs)
Ante tanta concentración de carne emplumada, apareció el gran enemigo de los pájaros pequeños: el gavilán (Accipiter nisus). Fueron unos segundos solamente, pero de esos que los amantes de la naturaleza no olvidamos. Por delante de mis narices, a unos dos metros de mi escondite, el gavilán llegó raseando a escasos palmos del suelo pero a una gran velocidad, de hecho fue el silbido del viento el que me hizo verlo. Abrió alas y cola para frenar a la vez que ganó altura y se posó en un quejigo. Los mirlos dieron la voz de alarma y todo pájaro se puso al resguardo en las pinchudas hojas de la coscojas, sin duda mejor que las afiladas garras del gavilán. Tres fotos pude hacer y tal como llegó desapareció…

Gavilán hembra en busca de presas
Aún a la sombra, se aprecia el amarillo de su ojos
Contento, salí de mi escondite y seguí el paseo previsto, pudiendo hacer alguna foto más a algún otro pájaro de los que están en paso, que viniendo del norte no tiene tan mal concepto del hombre y se dejan acercar algo más que los “nativos”.

Papamoscas gris (Muscicapa striata)
Acabó el paseo con una concentración de colores en forma de alas de mariposa, reunidas en las aromáticas flores de los espliegos, que ante el secarral circundante eran de las pocas flores presentes. A algunas mariposas no me atrevo a nominarlas por lo que si algún voluntario se anima, se agradece.

Chinche del género Carpocoris
Lampides boeticus
Un licénido, al igual que el anterior
El mismo con las alas abiertas
Otro licénido
Ahora con las alas abiertas
Más licénidos...
Muschampia proto
Pontia daplidice o blanquiverdosa
Zygaena fausta, una polilla muy colorida