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lunes, 10 de marzo de 2014

CIGÜEÑA NEGRA EN PASO Y PRIMERA GOLONDRINA

De las nubes, lluvia y viento de las semanas pasadas, hemos pasado al sol radiante que este fin de semana ya hemos podido disfrutar en Santorcaz. El sábado acompañado, y el domingo en solitario, el campo, además de agradable paseos, ha deparado sorpresas, como el avistamiento de una cigüeña negra o la primera golondrina del año en el pueblo. Comienzo con la crónica:
El sábado el sol brillaba y el olor a miel de los almendros acompañaron nuestro paseo.


Sin embargo, algunos pequeños habitantes del matorral no pudieron aguantar el frío de la noche, como esta musaraña (Crocidura russula).

Cola corta, orejas pequeñas, hocico muy apuntado y muelas carniceras,
diferencian a musarañas de ratones y topillos
En los quejigos, los machos de pinzón común (Fringilla coelebs) se desgañitaban para marcar su territorio, poco preocupados de las fotos que les tirábamos.

No es habitual apreciar el obispillo verde de los pinzones

Como dije al principio, el aire limpio fue surcado por otro gran bando de milanos negros (Milvus migrans) en ruta hacia el Noreste.

Milanos girando para establecer un nuevo rumbo
Como en la entrada de hace dos semanas, los milanos llevaban un acompañante que no quería viajar solo: una cigüeña negra (Ciconia nigra), una de las especies más escasas de Europa.

Cigüeña negra, que también se aprecia en la imagen superior, en la parte de arriba
Ya sentados tomando un refresco, una lavandera blanca (Motacilla alba) nos observaba tranquilamente tomando el sol en el caballete de un tejado.

Una lavandera blanca muestra su gran babero negro
Al atardecer, la puesta de sol sacó a la luz las millones de arañas que lanzan sus telas de al viento para viajar hasta encallar en lo que será su próximo hogar.
Telas de araña enredadas en la cebada
El domingo, madrugué algo más, y aunque el cielo seguía azul, el frío de la noche se garraba al cuerpo en cuanto uno se paraba.

El domingo, también la visibilidad era enorme
El primer pájaro en fotografiar, fue una tarabilla (Saxicola torquata) que me observó desde un almendro en flor.

Tarabilla hembra
Las cogujadas montesinas (Galerida theklae) andaban en celo, e incluso también me vigilaron en pareja desde lo alto de un zumaque.

Cogujadas montesinas con su típica cresta y pecho moteado
Durante un buen rato me aposté junto a un zarzal cubierto con una red de camuflaje. La fotografía de más pájaros se facilitó, aunque al no preparar un posadero, era difícil sacar fotos limpias, sin ramas o con la iluminación adecuada.

Casi nunca faltan a la cita los carboneros comunes (Parus major)
Una curruca capirotada hembra (Sylvia atricapilla) posaba junto las flores de un olmo.
 Los machos tendrían el capirote negro
Mirlo hembra (Turdus merula)
Un bonito picogordo (Coccothraustes c.) se ocultó a la sombre de una rama
Un verderón (Carduelis chloris) tomaba el sol con las plumas ahuecadas tas tomar un baño
Un triguero (Emberiza calandra) se acercó y tras un par de cantos se fue
Sin lugar a dudas, los zorzales comunes (Turdus philomelos) siguen siendo
 abundantes en estas fechas, aunque pronto marcharán
También queda algún zorzal alirrojo (Turdus iliacus), con sus remarcadas cejas y flancos rojizos
Con frío ya en el cuerpo, me deshice de mi camuflaje y al salir me topé con un ratonero común (Buteo buteo) que escapó ladera abajo.

Ratonero en vuelo y contraluz
Por último me acerqué al arroyo de la Dehesa para comprobar la "limpieza" perpetrada. A pesar de facilitar el acceso de depredadores y disminuir las zonas de ocultación, una pareja de ánades reales (Anas platyrhynchos) parece que se ha establecido.

La hembra primero y el macho después huyeron de mi presencia
mostrando el azulejo azul de sus alas
En el agua, una pareja de sapos comunes (Bufo bufo) en pleno amplexo se dedicaban a poner huevos.

En los anfibios, normalmente la hembra es de mayor tamaño.
En la foto, se aprecian los cordones gelatinosos de huevos recién puestos.
Si en la foto anterior se muestra cómo la vida busca su propagación, en la siguiente se ve la cruz de la moneda. La carretera hacia Los Santos de La Humosa es una barrera en la que muchos sapos perecen por el sólo hecho de buscar un charco en que poner sus huevos.

En menos de 100 metros y contando sólo uno de los lados de la carretera, pude encontrar restos de 4 sapos. Poco a poco perdemos unos aliados en la lucha contra las plagas que afectan a los cultivos. Carreteras, contaminación del agua, desecación de humedales y miedos trasnochados están acabando con ellos.

jueves, 25 de abril de 2013

VALLE DEL JERTE: NO SÓLO CEREZOS


A veces los tópicos hacen que el atractivo de algunos lugares quede reducido a algo de lo que todo el mundo ha oído hablar, mientras que otros aspectos no tan conocidos de un lugar son más ignorados. Esto no tiene por qué ser malo, cuando lo que se busca es disfrutar de lugares tranquilos y apartados, que es lo que hemos hecho este fin de semana en el Valle del Jerte.

Comienzo del Valle del Jerte y Embalse de Plasencia 

En lugar de recorrer carreteras colapsadas por turistas que aparcan en las cunetas e invaden fincas de cultivo para fotografiarse junto a un bonito cerezo repleto de flores, unos buenos amigos con familia en El Torno nos prepararon una ruta en la que no nos cruzamos con nadie, cero personas, literalmente. 

A pesar de ser un grupo de 8 personas, hemos podido disfrutar de paisajes, flora y fauna en la plenitud que este invierno y comienzo de primavera tan lluviosa nos han dado. Vamos con el relato de lo acontecido.

La ruta comenzaba atravesando un precioso rebollar de Quercus pyrenaica plagado de multitud de diversas flores, botones de oro, jacintos silvestres, orquídeas, etc.
Bosque joven de rebollo o melojo

Orquídea silvestre (Orchis mascula)

Jacinto silvestre (Hyacinthoides sp.)

Botón de oro (Ranunculus sp.)

Como es obvio, esta diversidad de plantas y flores atrae a numerosos e interesantes insectos:

Mosca escorpión macho (Panorpa communis)

Mariposa arlequín hembra (Zerynthia rumina)

Araña cangrejo camuflada que ha capturado una presa

¿Philomorpha laciniatus?

En estos bosques había multitud de pajarillos moviéndose en follaje: currucas capirotadas, petirrojos, chochines, mosquiteros papialbos, trepadores, picos picapinos, agateadores, etc. Pero el único al que pude fotografiar decentemente fue a este carbonero común (Parus major) que proclamaba a los cuatro vientos que ése era su territorio.

Carbonero común macho (lista negra del pecho ancha y cantando)

También sobrevuelan el bosque algunas rapaces como el ratonero común.

Ratonero común (Buteo buteo)

Finalmente llegamos a la cresta que delimita el valle, donde existen afloramientos rocosos en los que instalan sus nidos aves rupícolas. En concreto disfrutamos enormemente con el vuelo de buitres, cigüeñas negras, halcones peregrinos, cernícalos, cuervos, etc. El lugar exacto no lo desvelaré, puesto que la reproducción de varias especies sensibles, recomienda el mantenimiento de la mayor tranquilidad posible.

Buitre leonado (Gyps fulvus) joven posado sobre una roca

Buitre leonado adulto en vuelo

Buitre leonado con la Sierra de Candelario al fondo
Cigüeña negra (Ciconia nigra)

Pareja de cigüeñas negras

Cigüeña negra con la Sierra de Candelario al fondo

Cernícalo vulgar hembra (Falco tinnunculus)

Cuervo (Corvus corax)

Pero no sólo en las rocas viven grandes aves, sino que en sus múltiples grietas, medran los reptiles:

Salamanquesa común o "santorrostro" (Tarentola mauritanica)

Lagartija colilarga (Psammodromus algirus)

Lagartija cenicienta (Psammodromus hispanicus)

El domingo también dimos algún corto paseo para disfrutar de las muchas gargantas por las que las escandalosas aguas descienden desde las cumbres hasta el Jerte.


Aquí la gente era más numerosa, pero también fue posible ver rapaces como águilas culebreras y calzadas.

Águila calzada de forma oscura (Hieraaetus pennata)

Y como pudiera parecer que en vez de en el Jerte estuviésemos en Monfragüe, dejo para el final,  alguna foto de los archiconocidos cerezos en flor del Jerte.