miércoles, 5 de junio de 2024

EL PRIMER CORZO DE UN NIÑO

El domingo pasado recuperé una vieja costumbre y espero haber iniciado una nueva. La costumbre es madrugar por las mañana para salir al campo y la novedad es que era la primera que vez que me acompañó mi hijo el mediano. Llevaba tiempo advirtiéndome de que no volviera a irme sin él y que quería ver corzos (Capreolus capreolus) en vivo y en directo, no le valen los vídeos que le muestro cuando los grabo. Y allí fuimos, en una mañana más fresca de lo esperado y no fue hasta el final cuando vimos nuestro preciado corzo, que con el viento a nuestro favor pudimos ver a placer. Espero que este buen comienzo sea el principio de muchos más paseos y que se apunten el resto de la familia.
 
Un magnífico corzo alimentándose en las hierbas altas que hay este año

Toda la familia nos fuimos el sábado anterior, y claro con tanto jaleo y sin madrugar es más difícil ver nada, pero aún así, siempre hay algo que reseñar.

Un buitre leonado (Gyps fulvus) nos sobrevoló un buen rato

En una rastrojera el niño hizo volar a una bandada de palomas torcaces (Columba palumbus)

De vuelta al domingo, el niño y yo disfrutamos de bonitos paisajes, peleas entre rapaces, conejos, insectos, y algunos pájaros. No pudimos fotografiar o grabar todo, pero esto es lo que sí conseguimos inmortalizar.

Los espartos parecían crear un mar dorado

Antes de ver el corzo nos teníamos que conformar con conejos (Oryctolagus cunniculus)

Cuando ya estábamos de vuelta fue cuando descubrimos al corzo

El animal estaba tranquilo comiendo

Una cogujada montesina (Galerida theklae) y un verderón (Chloris chloris) compartían almendro 

Las amapolas daban un toque de color al cereal a punto de ser cosechado

Ya en el pueblo, en el tejado de la Ermita de la Soledad siempre saludan los estorninos negros (Sturnus unicolor)

Éste llevaba algo en el pico para sus crías

Una paloma torcaz en una farola