miércoles, 2 de agosto de 2017

COSTA DEL JURÁSICO Y PARQUE DE LAS UBIÑAS, EN ASTURIAS



Estamos recién llegados de la primera parte de las vacaciones, y no nos cansamos, hemos vuelto a disfrutar de las costas y las montañas asturianas. Con una pequeña de 22 meses, el protagonismo no ha estado en disputa, siempre lo tiene ella, y sin embargo hemos vuelto con una buena cosecha de fotografías de la naturaleza, que no tardo más en compartir con los lectores.
Llegamos a Ribadesella con un día estupendo y además de sus casas de indianos, su playa y su río Sella, enseguida me entretuve con algunas gaviotas que comían el pan que algunos niños les daban.

Gaviota patiamarilla (Larus michaellis) a la izquierda y gaviota reidora (Larus ridibundus)
Los jóvenes de gaviota patiamarilla tienen un plumaje menos llamativo
La primera mañana amaneció lluviosa y fresca, así que nos fuimos al Museo del Jurásico de Asturias, y aunque Silvia aún es muy pequeña lo disfrutamos bastante.  Después de comer en Lastres, nos fuimos a la playa de La Griega, en busca de las huellas que los dinosaurios dejaron hace más de 70 millones de años.

Con plumas en vez de escamas, como muchos tuvieron en realidad,
 los dinosaurios tienen otro aspecto
Una de las huellas de un dinosaurio era tan grande que no tenia nada a su escala,
 excepto un bichillo que pasaba por allí
El día siguiente amaneció más despejado, pero aún demasiado fresco para bañarse, así que hicimos parte de la ruta que, bordeando la costa, va desde Isla a la Playa de la Griega.

La ruta sigue la costa, dominada por acantilados...
... y zonas de rasas mareales.
En los prados abundaban las tarabillas (Saxicola torquata)
Y algunas se posaban en las flores de las zanahorias silvestres
También había jilgueros (Carduelis carduelis)
Un joven cuco (Cuculus canorus) chillaba desde una rama seca
También había recién llegadas a la costa, como esta lavandera boyera (Motacilla flava) de 
la subespecie centroeuropea
A la vuelta a La Isla, estuve trajinando entre las rocas
Había anémonas al aire de la especie Anemonia viridis
Grandes algas llamadas laminarias
Pequeños peces en los charcos junto a lapas y caracolas
Y una roca con una forma sospechosa, que indagaré a ver de qué se trata. Edito: preguntados los técnicos del Museo del Jurásico de Asturias, amablemente me han dicho que que se trata de microbialitas: rocas formadas por microbios que atrapan sedimento y afectadas por grietas de desecación.
Entrando desde la costa, apareció trinando un grupo de zarapitos
Al final nos remojamos un poco en la playa, porque era nuestro último día. Al día siguiente, que ya salimos hacia la montaña, hicimos dos paradas intermedias: el Mirador del Fito, que estaba cubierto de niebla y la Iglesia prerrománica de Santa Cristina de Lena.

Iglesia prerrománica de Santa Cristina de Lena
Mientras esperábamos a entrar, nos sobrevoló un milano negro (Milvus migrans
que estaba mudando las rectrices de la cola
Llegamos a nuestro destino: Traslacruz, una pequeña aldea rodeada de bosques y prados, en el Parque Natural de Las Ubiñas - La Mesa, y donde desde la puerta de la casa en que nos alojábamos ya podíamos ver un montón de animales.

La pequeña aldea de Traslacruz
Todos los días venían a comer manzanas caídas algunos arrendajos (Garrulus glandarius)
Había muchos papamoscas grises (Muscicapa striata) capturando insectos
Y entre los arbustos, muchos petirrojos (Erithacus rubecula)
Había también una pareja de ratoneros (Buteo buteo) juveniles que 
chillaban y sobrevolaban el pueblo
Sobre el fondo de las nubes son muy oscuros
A veces pasaban tan cerca que no daba tiempo a enfocarlos
y finalmente se posaban en los castaños
Y allí seguían chillando

Al día siguiente con un sol de justicia, subimos al Puerto de la Cubilla, dejando abajo los bosques y disfrutando de los prados de diente que mantienen vacas y caballos.

Prados de diente en el puerto de la Cubilla, con muchas vacas y caballos
En la propia carretera también había vacas y terneros
Las vistas y la carretera son espectaculares
Empezando a caminar, nos topamos con un encierro de vacas, así que 
nos volvimos un momento al coche hasta que las encerraron y separaron en una corraliza
Hasta los asturcones y sus potros salieron corriendo ante
 los chillidos de vaqueros y mugidos de vacas
Había muchas aves alpinas, pero sólo pude fotografiar a este bisbita campestre (Anthus campestris)
Entre las rocas se soleaban las lagartijas roqueras (Podarcis murales)
Y en los regatos y charcas había muchas ranas verdes (Pelophylax perezi)

Otro día subimos a un pintoresco pueblo: Tuiza de Arriba, e iniciamos una marcha hacia el Refugio del Meicín. No llegamos, hacía calor y cargar con una niña de unos 14 kg, no ayudaba tampoco. Aún así, lo disfrutamos igualmente.

Camino al Meicín con las Ubiñas al fondo
Aún se conservan los cercados de piedra en algunos prados
Como siempre que hay prados las tarabillas nos observaban
De entre los arbustos salió un acentor común (Prunella modularis) que se posó cerca,  
y con el pico abierto demostraba que hacía mucho calor
Sobre los prados de siega una pareja de cernícalos (Falco tinnunculus) estuvieron de caza
Algún insecto debieron coger porque con las garras llevaban algo pequeño...
... y pronto volvían a buscar más presas
Sobre una teja, una lavandera blanca (Motacilla alba) empezó a acicalarse...
... de vez en cuando nos miraba...
... pero enseguida volvía a arrascarse
Nuestro último día lo pasamos haciendo parte de la Senda del Oso, entre Tuñón y Proaza. Se trata de una senda adecuada para ir con carrito y con el aliciente de ver osos cantábricos en unos cercados.

La senda es practicable para todos los públicos y
en algunos tramos proporciona una refrescante sombra
Al final pudimos ver tres de los cuatro osos (Ursus arctos) que tienen en los recintos,
y que al igual que nosotros, necesitaban refrescarse

En definitiva unas intensas y estupendas vacaciones en familia, rodeados de naturaleza, paisajes, historia, cultura y... ¡algunas fabes! 




martes, 11 de julio de 2017

ÁGUILA CALZADA Y PÁJAROS EN CABLE

Este fin de semana, sólo he salido al campo un rato el domingo por la mañana, pero en los pueblos muchas veces ni siquiera hace falta salir mucho para ver cosas interesantes. El sábado, antes de la tormenta del mediodía, un águila calzada (Aquila pennata) estuvo sobrevolando el pueblo, puede que estuviese a la caza de alguna paloma despistada de la torre de la iglesia.

Incluso con el fondo de una nube, 
se aprecia el contrastado plumaje negro y claro de las águilas calzadas
A la caza de palomas sobre la iglesia
Como dije, el domingo no fui muy lejos, pero es que un paseo por las calles del pueblo, ya permite ver unas cuantas aves diferentes. Solo hay que mirar hacia arriba, claro.  

Una curiosa tórtola turca (Streptopelia decaocto) se agacha para observar
Golondrina común (Hirundo rustica) con su garganta rojiza
Tranquilamente decide asearse el plumaje
Un verdecillo macho (Serinus serinus)
Una paloma torcaz (Columba palumbus) se estira...
... antes de rascarse la espalda.
Ya en el campo, alguna cosilla curiosa más pude ver. 

Un alcaudón común (Lanius senator) muestra su blanquísimo pecho, su antifaz negro...
... y su cabeza color ladrillo
Un joven petirrojo (Erithacus rubecula) abandona el zarzal para tomar el sol
Un abejaruco (Merops apiaster) y una tórtola europea (Streptopelia turtur) comparten almendro
Algún tipo de hormiga león se aferra a una brizna seca
De nuevo, desde la comodidad de casa una joven llamaba insistentemente a sus padres que al ir a alimentarla, la descubrieron para mí.

Las crías no son tan llamativas como sus padres

martes, 4 de julio de 2017

AGUILUCHOS LAGUNEROS CURIOSOS Y CORZOS LADRADORES

Qué difícil es acercarse a los animales sin ser descubierto, su vida depende de ello, así que están siempre alerta. Esa sensación, la he tenido este fin de semana un par de veces, primero con una pareja de corzos (Capreolus capreolus) y luego con un par de jóvenes aguiluchos laguneros (Circus aeroginosus). Lo extraño es que una vez descubierto el intruso, se acerquen a ver mejor a ver si hay un peligro o comida.

Un par de jóvenes hermanos aguiluchos laguneros se lanzaron hacia mí,
para ver qué es lo que se movía por allí
Pero empiezo por el principio, con los corzos, y es que no llevaba 10 minutos de paseo cuando el inconfundible ladrido de un corzo, resonó por la Hontanilla. Estamos en su época de celo así que desde la ladera de enfrente, busqué con los prismáticos porque allí debía haber un macho. Pero no lo encontré, en cambio vi como una hembra me miraba atentamente con bastante distancia de por medio.

La luz baja del amanecer iluminó su lomo y lo hizo visible a mis ojos
Todo el rato en que yo me moví, la hembra permaneció inmóvil
Al final, decidió trotar por el monte y fue entonces cuando por fin vi al macho, unos instantes antes de desaparecer y sin poder fotografiarlo. Mientras seguía subiendo por esos cerros casi pelados que hay en Santorcaz, se me puso a tiro una cogujada montesina (Galerida theklae).

Cogujada montesina al borde de una senda
Desde lo alto del cerro vi uno aguilucho lagunero joven descansando tranquilamente en un almendro seco. Como tenía que ir hacia donde estaba y sabía que la vegetación me iba a ocultar parte del camino, lo hice sigilosamente. Al estar bastante cerca enseguida me descubrió y como veíais en la primera foto me llevé una sorpresa cuando no era uno, sino dos, los aguiluchos que estaban descansando y encima se dirigieron hacia mí y me sobrevolaron un buen rato, permitiendo algunas fotografías decentes. 

Aguilucho lagunero juvenil en la distancia
Desde más cerca, se aprecia su plumaje muy oscuro, con colores crema en garganta,
frente y nuca, y las patas en muy amarillas
Vista de las partes superiores
Mientras giraba, chillaba...
... y seguía chillando mientras se elevaba.
Y acabé con una de perfil
La mañana siguió sin muchas más novedades, pero de nuevo, desde otro lugar elevado se me presentó un corzo, que compartía rastrojo con un conejo (Oryctolagus cunniculus). 

Abajo el corzo y arriba un conejo
Detalle de la corza
Acabé mi paseo fotografiando una humilde lagartija cenicienta (Psammodromus hispanicus) y un zarcero común (Hippolais polyglota).

Las lagartijas cenicientas adultas tienen un típico diseño de líneas claras y puntos negros y blancos
Zarcero mirando por encima del hombro a ver quién se acerca
Después aún hubo tiempo para que toda la familia diésemos un paseo, aprovechando que no hacía demasiado calor, y aún me dio tiempo a fotografiar un azor (Accipiter gentilis) a lo lejos y en movimiento, pero es que un azor, es un azor...

Azor adulto, con su cola larga, alas cortas y partes ventrales claras