lunes, 31 de agosto de 2015

CONCENTRACIÓN DE CIGÜEÑAS

Hasta ahora, todas las fotos que han aparecido en este blog, han sido realizadas por mí, pero como este fin de semana no he salido al campo, y ante un hecho curioso que se produjo el lunes pasado voy a hacer una excepción. Y es que a punto de anochecer, un familiar me mandó por whatsapp fotos de un bando de unas 40 o 50 cigüeñas (Ciconia ciconia), de las que algunas decidieron hacer noche en la torre de la iglesia. A pesar de la cercanía al gran núcleo reproductor de Alcalá de Henares, no se suelen ver nunca por Santorcaz, ni tan siquiera en paso. De hecho guardo más registros de cigüeña negra (Ciconia nigra) que de la común. Sólo los más mayores recuerdan la presencia de un nido de cigüeña en la torre cuando eran jóvenes, estampa que aún tengo la esperanza de ver con mis propios ojos, aunque soy consciente de que el veneno que se echa en nuestros campos no deja saltamontes suficientes para alimentar a estas aves.

Torre de la iglesia adornada con cigüeñas
Como algunas no encontraron posadero, siguieron su camino
Probablemente se tratase de un grupo migrador que desde el Norte se dirigía hacia África o al Sur de la Península, se les hizo de noche y no tuvieron tiempo para llegar al vertedero de Alcalá o al de Valdemingómez, para rellenar el buche y coger fuerzas para el paso del Estrecho. Acostumbradas a la presencia humana, la torre de la Iglesia es un punto de descanso ideal y a la mañana siguiente, las que pernoctaron, siguieron su camino. 

Fue la cigüeña la especie que hace menos de dos siglos resolvió el misterio de qué pasaba con algunas aves en invierno. Ideas que hoy parecen fantásticas como hibernar en cuevas o enterrarse en el barro, fueron finalmente descartadas al volver una cigüeña a un pueblo de Alemania con una flecha clavada en su cuerpo, que no la impedía llevar una vida normal. Esa flecha resultó ser de una tribu de África central. Desde entonces, anillamiento, gps, geolocalizadores, radares y otras técnicas nos muestran las hazañas de estos increíbles viajeros.

Agradezco a los familiares el reportaje y la información proporcionada, que ha quedado incorporada a mis cuadernos de campo. También, lanzo un aviso a las parejas jóvenes que paran por Santorcaz: ¡es previsible un aumento de la natalidad este año!

Lucía y yo ya tenemos el encargo hecho…

lunes, 24 de agosto de 2015

SALAMANQUESA, ALCAUDÓN, BUITRÓN, CURRUCA TOMILLERA, ÁGUILA CULEBRERA, LIBÉLULA Y MARIPOSA

Aunque el sábado no era el día más propicio para salir al monte, porque estamos en época de media veda, no quería dejar pasar una nueva oportunidad de disfrutar de pasear al fresco de la mañana.

Realmente ya la noche anterior, empecé retratando protagonistas vivos, y nos llamó la atención una salamanquesa (Tarentola mauritanica) de buen tamaño, aunque con lA cola cortada casi desde su base. Algún autillo, mochuelo o culebra se quedó sólo con la mitad de la cena que esperaba. Incluso sin tenerla en la mano, gracias al zoom de la cámara se aprecia algo habitual en las salamanquesas: la presencia del ácaros en sus dedos. Ésta tiene uno en su mano derecha entre los dedos primero y segundo.

Salamanquesa común con la cola totalmente amputada
Volviendo al sábado por la mañana, no hay nada muy espectacular que contar, únicamente que ya se nota la migración postnupcial y se empiezan a ver currucas zarceras, mosquiteros musicales, tarabillas norteñas, etc. Ninguno de los que están llegando se dejaron fotografiar, sin embargo sí que algunos de los que en breve marcharán posaron para la cámara.

Alcaudón común juvenil (Lanius senator)
El mismo individuo miraba a un lado y a otro en busca de insectos
Medio oculta en una coscoja, una curruca tomillera (Sylvia conspicillata) se acicalaba el ala
El fuerte viento, permitía a esta águila culebrera (Circaetus gallicus
permanecer inmóvil en el aire
Si el frío no es muy fuerte este invierno, al minúsculo buitrón (Cisticola juncidis) lo podremos seguir viendo todo el año, siempre en zonas con vegetación herbácea alta.

Un pequeñísimo buitrón posado en una enea
Como hacía algo de viento, algunos insectos evitaban levantar el vuelo y permitían acercamientos para observar con detalle la complejidad de sus cuerpos.

Mariposa Pseudotergumia fidia o festón blanco. De buen tamaño y alas oscuras habita en zonas con encinas y coscojas confiando en su camuflaje
Cara al viento, esta libélula, posiblemente una hembra de Sympetrum fonscolombii descansaba
Y termino con lo que podría parecer el paso de un arado, pero que en realidad es el rastro que deja el paso de una excavadora viviente: el jabalí (Sus escrofa). Tierra removida y piedras levantadas es una señal de que han pasado buscando bulbos, raíces, lombrices e insectos.

Terreno removido y piedras levantadas por jabalíes

lunes, 17 de agosto de 2015

BÚHO ELECTROCUTADO, SAPOS EMPALADOS Y BASURA

Siempre que vuelvo de una caminata por Santorcaz, trato de seleccionar las fotos que mejor me han salido, las más bonitas o con los animales más curiosos e interesantes. Esta vez vengo con fotos que no me hubiera gustado tener que hacer, pero que es conveniente que aparezcan en este blog. No todo es disfrutar en el campo, a veces hay que enseñar lo que no debe continuar pasando.

El sábado bajamos a coger moras al entorno del lavadero y nada más llegar, la vista se me fue a un enorme pájaro que yacía inerte bajo el poste de un tendido eléctrico. Un precioso búho real (Bubo bubo) había muerto, aparentemente electrocutado, hacía poco tiempo.

Cuerpo del búho real aparentemente electrocutado
Poste bajo el que yacía el búho
Inmediatamente di parte a los Agentes Forestales de la Comunidad de Madrid, que se personaron al cabo de poco tiempo y levantaron acta del encuentro. Levantaron el cadáver y espero que sus informes promuevan la adecuación del apoyo, para que sea más seguro para las aves. Se trata de una de las mayores causas de mortalidad no natural de las aves de gran tamaño: rapaces, cigüeñas, garzas, etc. Al posarse o levantar el vuelo, tocan con sus garras y alguna de sus alas los cables y el apoyo, produciéndose una derivación fatal.

Como al final el sábado casi no cogimos moras con el lío del búho, volvimos el domingo a otra zona diferente y cuando llegábamos a casa reparé en esta tétrica imagen.

Dos sapos empalados en una valla
Juventud y la fuerza irracional de la masa, hizo que algunos de nuestros jóvenes colocaran sus trofeos cerca de donde se reúnen. ¿Cuánto tiempo ha de pasar para que estos animales que no hacen daño a nadie sean respetados?

Y acabo con unas imágenes que la semana pasada no llegué a publicar, porque afeaban mi historia. Como la de hoy va de cosas feas, tienen cabida perfectamente. Se trata de lo que algunos llevan al monte y abandonan por ahí… Da igual que haya puntos limpios en todos los municipios en los que se recogen todo tipo de residuos, que con nuestros impuestos paguemos equipamientos y personas para recogerlos y si es posible valorizarlos. A algunos les da igual, prefieren cargar con ellos y dejarlos donde peor pueden estar. ¿Qué sentido tiene cargar con faros, neumáticos y parachoques para dejarlos en un parque forestal?

Neumáticos, faros, juntas de puertas, depósitos de agua, maletines de triángulos...
...maderas, más neumáticos, plásticos, etc.


miércoles, 12 de agosto de 2015

ZORROS, CORZOS Y DESPEDIDA

La pasada, ha sido esta una semana atípica, pues aunque hemos trabajado, la hemos pasado en Santorcaz. Por tanto entre semana hemos salido a dar algún paseo al atardecer, y aunque el ambiente ha sido tórrido, siempre algo curioso se puede ver.
El domingo, Lucía y yo, salimos a pasear hacia Pioz y la sorpresa me la llevé pronto, pues pude ver dos gangas ortegas (Pterocles orientalis) en vuelo alto. Nunca antes las había visto en Santorcaz. Habrá que estar atentos a ver si estaban “de paso” o son más residentes de lo que pensaba. En cualquier caso con la cámara no hubo mucho que hacer. Sólo perdices (Alectoris rufa), un ratonero (Buteo buteo) y al final, una familia de zorros (Vulpes vulpes) que nos entretuvieron con sus juegos, aunque desde muy lejos.


Perdiz en un mar de rastrojo
Ratonero común posado en una encina
Dos zorros se persiguen, y aunque con poca calidad de imagen, en el vídeo de más abajo, se aprecian las carreras y juegos de tres individuos



El lunes salí a dar una vuelta con un amigo del pueblo y dos miembros del Grupo Tagonius, asociación que en el ámbito de la comarca de la “Alcarria madrileña” tiene por objetivos la conservación de los patrimonios natural, etnográfico e histórico. Supongo que en breve empezará a cobrar más importancia en mis devaneos camperos. Incluso a la vez que una animada charla sobre las amenazas y oportunidades del medio que nos rodea, pudimos disfrutar del avistamiento de hasta cuatro corzos (Capreolus capreolus) al atardecer.


Corzo alertado por nuestra presencia
Otro día salimos Lucía y yo hacia Pezuela, y molestamos durante un rato a una abubilla (Upupa epops) que se levantaba del camino que llevábamos para volverse a posar unos metros más adelante, así que volvíamos a la situación inicial.


Las abubillas buscan insectos en los caminos y linderos
El día después, por el camino a Pioz no hubo suerte con los bichos, pero siempre es un gusto disfrutar de los atardeceres veraniegos, pues los juegos de luces y la caída de las temperaturas allí donde no hay asfalto ni hormigón, estimulan los sentidos.


Puesta de sol entre nubes
Y ya el domingo, sí que saqué tiempo para madrugar, y acompañado de un amigo alcalaíno, que ya siente este pueblo como suyo, dimos un buen paseo por Santorcaz y Anchuelo. El día estuvo tranquilo y la charla amenizó la caminata. 

De nuevo, disfrutamos con un zorro que nos debió estar observando durante un buen rato, hasta que nos dimos cuenta de que estábamos siendo “acechados”. Es un alivio que las leyes de la naturaleza se impongan, y que ni lazos, venenos ni furtivos consigan hacer menguar a tan adaptable, prolífico, astuto y bello animal. Si hay basureros, atropellos, naves y edificaciones por el campo llenas de ratones y ratas, va a haber zorros. Es así.

Zorro vigilando a los humanos
Siguiendo con el paseo, disfrutamos de algún pajarillo más, y aunque más de una vez tuvimos que guardar la cámara cuando ya teníamos casi enfocado al animal, algunos sí que aguantaron hasta poder apretar el “gatillo”, que es nuestro botón de disparo.

Hembra de pinzón (Fringilla coelebs) en un olmo seco
Macho de tarabilla común (Saxicola torquata) en un álamo seco
Ya en las puertas de Santorcaz, en el antiguo lavadero, mi compañero descubrió una culebra acuática viperina (Natrix maura), e intrigados, buscamos a ver de qué se podía alimentar. Descubrimos algunos renacuajos de gran tamaño, que por estar en un pilón y por lo avanzado del verano, me hacen sospechar que puedan tratarse de sapos parteros (Alytes obstetricans). Se trata de una especie cada vez más escasa y digna de nuestra protección y cuidado. Labores de “limpieza” de pilones mal llevadas a cabo pueden provocar el desastre reproductor para la especie, así que la solución es fácil, hay que evitar limpiezas en la temporada de cría. No obstante, como casi siempre, había algún carpín (Carassius auratus), que acabará con todo bicho viviente que intente reproducirse en el agua. Esta especie de Asia oriental, sin duda eliminará a ranas, sapos, libélulas, caballitos del diablo y otros animalillos que deberían alegrar las fuentes. El lugar de estos peces debería estar restringido a Asia oriental, acuarios y estanques de jardín.

Culebra acuática viperina, una de las culebras más tímidas e inofensivas
Posible renacuajo de sapo partero
No quiero acabar, sin dejar una pequeña reseña en recuerdo de quien más horas ha compartido conmigo en el campo, y si cabe, con aún más entusiasmo que yo mismo. Hace dos semanas que ya no pudo más. Alegre y fiel, delante o detrás de mí, pero siempre con ganas de patear monte aun cuando la edad y el calor querían vencerte... te echaré de menos Yerry.




lunes, 27 de julio de 2015

UN NIDO DE GOLONDRINAS EN CASA

A veces no sé si soy yo el que busco a los pájaros, o son ellos los que me persiguen: aún no habíamos terminado de entrar a vivir en la nueva casa que mis padres se han hecho en Santorcaz, y ya había unos “okupas” que se nos querían adelantar. Se trataba de una pareja de golondrinas (Hirundo rustica) que en cuanto los albañiles dejaron el exterior a punto, empezaron a aportar barro sobre la puerta de entrada a la casa, al alcance de nuestra mano. Se trata de un pequeño porche orientado al oeste.


La flecha de arriba indica el lugar del nido, la de abajo, las "medidas" tomadas para evitar que manchen el suelo
Probablemente se trate de una pareja inexperta o a la que algún desalmado ha destruido el nido en otro sitio, porque empezaron el nido muy tarde, en junio. Además se han enfrentado a la escasez de barro, dado que no ha llovido casi nada en este verano. También tuvieron que defender el nido ante una pareja de golondrinas dáuricas (Cecropis daurica) que también estuvieron merodeando por allí un tiempo.

La pareja de golondrinas siempre de caza o vigilando qué es lo que pasa en el nido
No pensábamos que culminasen su obra, porque el nido quedó bastante pequeño, por falta de materiales, y ya nos habíamos instalado allí, metíamos trastos, cajas y muebles cada dos por tres, hacíamos taladros para colgar lámparas y cortinas y otra infinidad de ruidos y molestias varias. Pero allí continuaron, y un día que me subí a una escalera vi cuatro pequeños huevos. Así que declaré espacio protegido el dintel de la puerta y ni el barro ni las crines de los caballos del vecino que se les caían al construir el nido, consiguieron la descatalogación del lugar como protegido.

Los padres se acicalan tranquilos frente al nido incluso a pocos metros de nosotros
Parece que se quedan mirando a sus pequeños, como para decirles que se estén tranquilos, que estos humanos no iban a hacerles ningún mal
Así ha ido avanzando el verano, y tal vez por el calor extremo y la estrechez del nido, un día un golondrino apareció muerto en el suelo. No tendría ni cinco días de vida.
Pero desde entonces hasta ahora, sus tres hermanos han recibido las atenciones de sus solícitos padres e incluso con nosotros delante, entran a cebarlos, no sin algunas vueltas de reconocimiento previo.

Los tres hermanos, hace 10 días, con los cañones de las plumas asomando y mirando por su balcón.
En cuanto ven aparecer a los padres, asoman sus enormes bocas para ver si reciben un poco de puré de insectos voladores
Las cebas son breves y el hermano más grande está casi siempre en el centro
El vuelo es rápido y sin instrumentación adicional a una cámara, es difícil congelar al pájaro
El mayor de los hermanos, ayer domingo ya estaba con medio cuerpo fuera y estirando las alas, así que es posible que la próxima vez, ya le vea volando por allí cerca. En un par de meses o tres marchará con otros hacia Costa de Marfil, Ghana o Burkina Faso. Espero que cruce sin problemas el Estrecho de Gibraltar y que los vientos le favorezcan al sobrevolar el desierto del Sáhara, tanto en el viaje de ida como en el de vuelta.

Este fin de semana los pollos ya casi están emplumados...
... pero el más grande de todos, acapara casi todo el espacio para hacer ejercicios de entrenamiento
Aprovecho para demostrar que la existencia de nidos de golondrinas o aviones en una casa no deben suponer un motivo de preocupación o fastidio, un simple cartón bajo el nido es suficiente para que no se manche nada, y al final, son sólo unas pocas semanas en las que hay pollos que defequen en el suelo. Al contrario, debería ser un motivo de alegría el poder observar el desarrollo de un animal tan pequeño, capaz de alimentarse en vuelo, con un canto agradable y que es un atleta que recorre miles de kilómetros sobre mares y desiertos. Tanto a niños como a adultos nos pueden enseñar muchas lecciones de cómo se vive la vida ahí fuera sin poder recurrir a tecnologías y máquinas para sobrevivir.


Con un simple cartón podemos controlar cualquier inconveniente que puedan producir.
Agradezco a mis padres el respeto con que las tratan y dedico esta entrada a una pareja de buenos amigos, que como pronto van a hacer los pequeños golondrinos, el sábado iniciaron un nuevo camino juntos, espero que lleno de éxitos y felicidad.

sábado, 18 de julio de 2015

VALLE DE HECHO

La segunda parte de nuestras vacaciones, la hemos pasado en montaña, en la zona del Valle de Hecho, en los Pirineos Oscenses. Montaña, ola de calor y un embarazo de siete meses no han impedido que disfrutemos a lo grande. Sólo había que madrugar, beber, no forzar y aprovechar a descansar en las horas de más calor y la noche.

Ya el primer día hicimos una pequeña prospección para situarnos y descubrir los imponentes picos que nos rodeaban y los, a veces, angostos valles que sirven de ejes de comunicación. Un ataque coordinado de tábanos y moscas, nos mandó pronto para nuestro hotel de montaña para preparar el duro día siguiente que teníamos pensado.

Castillo d´Acher a 2.384 m.s.n.m.
Río Aragón Subordán a su paso por la Boca del Infierno a unos 1.000 m.s.n.m.
Y es que el objetivo era llegar hasta Aguas Tuertas, es decir un paseo de algo más de 3 kilómetros de ida y unos 300 m de desnivel. Pero no habíamos salido aún del hotel, y por el rabillo del ojo vi un pajarón grande posado en unas ruinas. Pensé en un alimoche, pero al ser una granja, me dije que bien podía ser una gallina. Dí marcha atrás y la buena, era la primera idea.

Alimoche (Neophron percnopterus) posado junto a un montón de estiércol
Más cerca, se aprecia el plumaje y la característica "cara" amarilla del buitre sabio
Afortunadamente amaneció fresco así que sin problemas salimos a caminar desde el aparcamiento de Guarrinza por un valle lleno de marmotas, que nunca había visto.

Valle de Guarrinzas en el que se aprecia la pista que lo asciende por su izquierda
Familia de marmotas
Una marmota miró a un lado y a otro, y tras descartar peligros...
...se tumbó plácidamente a tomar el sol
Al final llegamos a Aguas Tuertas, con un espectacular paisaje ya poblado de habitantes típicos de la alta montaña.

Aguas tuertas, donde el agua se retuerce y la niebla se acumula
Verderón serrano (Carduelis citrinella), la primera vez que fotografío uno
Collalba gris (Oenanthe oenanthe)
Bisbita alpino (Anthus spinoletta)
Otro ejemplar acicalándose un ala
Acentor común juvenil (Prunella modularis)
Colirrojo tizón macho (Erithacus rubecula)
Rana bermeja (Rana temporaria) que saltó de la hierba a la roca, 
donde la pude fotografiar a placer
Un ratonero común (Buteo buteo) causó gran inquietud...
...en un bando de chovas piquirrojas (Pyrrhocorax pyrrhocorax) 
y piquigualdas (Pyrrhocorax graculus)
La bajada, también nos deparó algunas sorpresas.

Lagartija roquera macho (Podarcis muralis)
Siempreviva de montaña (Sempervirum montanum)
Parnassius apollo, o mariposa apolo, especie restringida a la alta montaña, 
y que nunca antes había visto
Acentor común
La tarde ya la dedicamos a ver el Monasterio de Siresa, románico del S. XI, y el pueblo de Hecho, encantador.
Al día siguiente, también teníamos un objetivo que cumplir: ver un treparriscos. Nos habían dicho que era posible en la zona de Gabardito, y allá que fuimos. Conseguí ver fugazmente varias veces a un individuo pero fotografiarlo fue imposible. En cambio, sí que algunos otros habitantes del roquedo quisieron salir en la foto.

De camino se atravesaban zonas hayedos y pinares de pino albar
Al otro lado del cortado en el que se encuentran los treparriscos, 
también hay paredes donde seguramente abunden
Vencejo real (Tachymarptis melba), el más grande y veloz de los vencejos ibéricos
Cernícalo vulgar (Falco tinnunculus) que contaba con un nido en un paredón
Buitres leonados (Gyps fulvus) cicleaban plácidamente sobre nuestras cabezas
Después de la subida, ya en zonas bajas, también había cosas a las que prestar atención.
Nacarada o Argynnis paphia sobre un cardo azul de montaña (Eryngium bourgatii)
Zygaena trifolli o zigena de 5 puntos
Otra lagartija roquera, ésta creo que hembra

Por la tarde, nos cambiamos al valle de al lado, el de Ansó, también muy interesante y en el que además de ver el propio pueblo de Ansó, dimos un pequeño paseo por otro hayedo.

Petirrojo (Erithacus rubecula) en un avellano
No todo ha sido montaña y bosque en este viaje, también ha habido monasterios: Santa Cruz de la Serós y San Juan de La Peña; ciudades monumentales: Jaca y Sos del Rey Católico; paisajes espectaculares: Mallos de Riglos y castillos: Loarre. Como siempre, buscando un poco, es posible encontrar naturaleza en cualquier sitio. 



Los milanos reales (Milvus milvus) andaban por Hecho, Aínsa, Riglos y más pueblos, pero éste lo fotografié junto al monasterio de Santa María de Santa Cruz de La Serós, S. XI.

Herrerillo común juvenil (Cyanistes caeruleus) en un parque de Jaca
Carbonero garrapinos (Parus ater) en el mismo parque
Como buenos páridos, son capaces de adoptar difíciles equilibrios 
para llegar a coger cualquier insecto que se oculte entre las acículas
Colirrojo tizón, en un cartel junto a las praderas que rodean la Ciudadela de Jaca
Esta cochinilla (Porcellio monticola) de gran tamaño, paseaba tranquilamente con su coraza puesta, y no era para menos, estaba en el Castillo de Loarre, S.XI

Y ya estamos pensando en las próximas vacaciones, en las que ya no seremos dos, sino tres...